Capítulo 17: "Alguien ha estado robandonos"

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Nota:
Hola, como van?? Espero que bien.

¿Quién quiere que haga maraton? Si quieren, escribanme en los comentarios, y mañana mismo lo subo. Vale?

Alice y yo, abrimos la barrera de contenedores de basura, y entramos en el patio de la escuela, dónde pudimos ver que Theo arreglaba la casa rodante que habíamos encontrado en la ciudad días atrás. Y que encima de ella, se encontraba Ben, haciendo guardia, con una escopeta en sus manos. Siempre nos turnabamos para hacerla, pero ésta vez le tocaba a él.

Un poco más allá, pude ver a Clem, quién hablaba con su walkie tolkie, cosa que no me extrañó, ya que me había comentado que lo hacía para sentirse mejor. Al verme, corrió hacía mi, y me enseñó su walkie tolkie, que tenía muchas pegatinas de colores.

-Nati, mira las pegatinas que Ross me dio para mi walkie tolkie-me contó con una sonrisa.

-Son muy lindas, y le quedan súper bien. Pequeña, ve a jugar, después voy contigo, ¿vale? Tengo que darle las medicinas a Lucía-comenté enseñándole la mochila que cargaba Alice. Ella asintió.

Entramos a la escuela, y luego a un aula, dónde Lucía se pasaba el día encerrada. Ésta vez, contaba unas cuántas medicinas, que nos habían quedado.

-Ah, ya llegaron, ¿que consiguieron?-preguntó al notar nuestra presencia. Le pasé la mochila, y ella la abrió.

-Lo que quedaba.-contesté simplemente, y ella asintió.

-Estamos bien, gracias por preguntar-agregó Alice con sarcasmo.

-Buen trabajo, chicas. Con esto pasaremos bien el invierno.-comentó Lucia.

-¿El invierno? Nos congelaremos el trasero aquí-contradijo mi amiga molesta.-tenemos que irnos antes de que llegue.

-No nos iremos.-replicó Lucia.

-Hagamos lo que es mejor para Duck y para Clem. ¿No son ellos lo que más importa?-pregunté alzando una ceja.

-Es un suicidio afuera de ésta escuela-le dijo Lucía a Alice, ignorando lo que último que dije.

-Moriremos aquí-exclamó mi pelinegra amiga, alzando los brazos, algo alterada-¿que hay de la situación de la comida? ¿que hay acerca de la protección? ¿que pasará cuándo éste lugar caiga, eh?-preguntó. Y pude notar que sus gritos estaban atrayendo a nuestros amigos, quiénes se encontraban en la puerta, intentando averiguar que pasaba, y entraron unos segundos después.

-Tenemos todo lo que necesitamos aquí. Tenemos comida, medicinas, de todo. Aquí estamos seguros-agregó Lucia cabreandose un poco.

-No lo estamos, ¿acaso no lo entiendes? Tenemos que irnos cuánto antes.-repitió-tu no te imaginas las cosas que hemos visto en Macon, no sabes toda la mierda que hemos tenido que soportar. Tuvimos que dejar morir a una chica para poder salvarnos.

-¡¿Que?!-gritó Lucía ésta vez dirigiéndose a mi.

-Es verdad.-me limité a contestar.

-Además de que tu no aprecias que nosotras tengamos que salir a recolectar recursos. No te importa si morimos, nada te importa. Yo podría estar embarazada, pero a ti no te importaría. Mierda, tenemos que irnos. Carajo-finalizó la chica, roja por la furia. Theo se acercó a ella, y le dijo:

-Todos apreciamos lo que ustedes hacen, amor-pero Alice lo ignoró, ya que siguió mirando desafiante a Lucia, quién parecía a punto de estallar.

-¡Tu, y tus dementes ideas me están hartando! ¿Sabes? Yo también me cabreo, no eres la única. Alguien ha estado robandonos, así es, robandonos. Y voy a descubrir quién fue. Ahora, todos, ¡larguense!-ordenó en un grito, y se volteó, quedando de espaldas a nosotros.

Todos salimos al patio, dónde Alice golpeó la puerta de la casa rodante con el puño.

-Tranquila-pedí poniendo una mano en su hombro. Ella me miró.

-Esa mujer me saca de quicio. Y tu-me señaló con un dedo.-espero que te decidas pronto si vienes con nosotros o no.-luego se fue por ahí, y Theo la siguió, para asegurarse de que se calmara.

-¿Vas a venir con nosotros, cierto?-preguntó Ross sobresaltandome.

-No lo sé.

-Tienes que venir, si es necesario, te arrastraré hasta la casa rodante-advirtió Max con seriedad, y luego entró a la escuela.

-Tu vas a venir, o empezaré a tomar en cuenta la idea de Max-comentó Ross riendo, por lo que yo también lo hice-oye, creo que deberías volver a hablar con Lucía, sobre lo de las medicinas robadas.

-Estás bromeando, ¿cierto? Me echará apenas ponga un pie en el salón-comenté, y el soltó una tremenda carcajada.

-Ve, vamos-me apuró, y yo hice un pequeño puchero de protesta. Sin embargo, no dije nada, y me dirigí a la escuela. Estaba a punto de abrir la puerta, cuándo alguien la abrió, dándome un fuerte golpe en la nariz. Me la toqué, y solté un gemido de dolor. Unos segundos después, miré al responsable, y pude notar que era Max.

-Lo siento-se disculpó en voz baja, y bajando la cabeza.

-Ya no importa, estoy bien-dije sonriendole como pude. Me miró, directo al golpe.

-Pues dile eso a tu nariz. Espera-revolvió sus bolsillos, y me entregó un pañuelo, el cuál me coloqué en la nariz.

-Gracias. Después hablamos, ahora tengo que ver a Lucía.-avisé, y él hizo una mueca.

-Suerte con eso.-me deseó. Y luego, entré a la escuela, dirigiéndome al salón de Lucía. Al entrar, me la encontré, sentada en un banco, con la cara entre las manos, murmurando maldiciones que no tenía una idea que existieran.

-Ey.-levantó la cabeza, y me miró fijamente, preguntándome con la mirada que era lo que quería.-venía a averiguar un poco más lo de las medicinas.

-Alguien ha estado robandonos, nos falta un tercio de las medicinas que antes teníamos. Robar a uno de tus amigos, es como entrar en tu habitación y cortarte el cuello mientras duermes, traición. Esa linterna, mirala, la encontré ayer-señaló una linterna rota.-es evidencia.

-¿Estás segura, Lucía?-pregunté, algo insegura. La verdad, era que no creía que alguno de nuestros amigos estuviera traicionandonos.

-Si. Imaginate que Clementine enfermara, y nosotros no tuviéramos las medicinas necesarias, o que le pasara eso a Duck. Tienes que averiguar quién carajo está robando las medicinas-Asentí.

-Lo haré, lo haré-repetí, y tomé la linterna. Para luego salir del salón, soltando un profundo suspiro.

-Un misterio-exclamó una voz a mi lado. Volteé, era Duck, quién tenía una sonrisa.

-Duck-le regañe con severidad.-olvida todo lo que escuchaste-ordené.

-¿Puedo ayudarte?-preguntó esperanzado.

-No.

-Por favor.

-Bien-dije sin prestar mucha atención. Soltó un grito de alegría, y se fue corriendo por los pasillos.

Ahora, ¿quién sería el traidor? Esa era mi pregunta. No podría imaginarme a alguno de mis amigos como traidor.

¿Quién era? No lo sabía, pero tenía que averiguarlo.

The Walking Dead (Ross Lynch)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora