Capítulo 20: Chuck

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Me dirigí a Clem, quién observaba con tristeza, un dibujo de Theo, que había hecho días atrás. La verdad, era que no sabía como no había llorado. Quizás... había presenciado tantas muertes, que ya no le salían las lágrimas.

Me senté a su lado, pero ella no pareció notarlo, ya que ni me miró.

-Theo no va a volver, ¿cierto?-preguntó pasados unos segundos, sin mirarme siquiera.

-No. Se fue, pero no volverá-respondí haciendo una mueca, de tristeza. Entonces, levantó su cabeza, mirándome con sus ojos color miel.

-Porque Lucía le disparó en la cabeza-afirmó, y asentí levemente.-¿que le pasa a Duck? Nunca está tan callado-comentó preocupada. Mierda. Suspiré profundamente, debía decirle la verdad, ella no era tonta, se daría cuenta de todas formas.

-Clem, Duck fue... mordido-le conté con tristeza. Ella, al oír eso, bajó la cabeza, y momentos después, escuché un pequeño sollozo de su parte, por lo que la abracé, de forma reconfortante.

-No me siento bien-dijo con voz ahogada. Quizás se lo dije muy directamente, y quizás no debí hacerlo de esa forma. Pasamos unos minutos en silencio, hasta que decidí cambiar de tema.

-¿Recuerdas el día que nos conocimos?-le pregunté, y ella asintió.

-El día que me salvaste de Sandra-comentó sin interés.-¿sabes? Ese día pensé en lanzarte a ti, y al resto, un martillo.

-¿Por que?-pregunté confundida y sorprendida. Ella se encogió de hombros.

-Mamá y papá me decían que nunca confiara en alguien desconocido. Pero, igualmente lo hice-respondió.

-Me alegro, Clem.-ella se acercó a mi, y me preguntó en un susurro.

-¿Cómo se siente Alice?

-Está mal, pero ya verás que pronto estará mejor-prometí, aunque sabía que eso quizás no pasaría. Asintió. Ella se recostó en el asiento, y cerró los ojos, por lo que yo también lo hice.

Todo era silencioso, Max, Ross, y Ben, charlaban en susurros. Alice seguía conduciendo, en absoluto silencio. Clem, me miró algo angustiada.

-No me siento bien-comentó, y yo la miré algo preocupada.

-Ya verás que...-no pude decir nada más, ya que una zombificada Clementine se lanzó sobre mi-¡¿cuándo carajo pasó esto?! -mierda que tenía más fuerza que yo.

Forcejeaba por quitarmela de encima, pero ella era mucho más fuerte que yo, a pesar de ser una niña. Estaba a punto de morder mi cuello...

-Mierda-grité despertando, con la respiración agitada, y con el corazón latiendo a mil, sobresaltando a Ross, quién se encontraba frente a mi. Miré alrededor, pero no había nadie, más que él y yo.

-¿Estás bien?-me preguntó preocupado. Me incorporé rápidamente.

-Si, solo fue una pesadilla. ¿Dónde están los demás?-quise saber, frunciendo el entrecejo.

-Bueno, digamos que un tren está bloqueando nuestro paso, así que todos salieron a ver si funcionaba, ya que según Alice, eso nos llevará más rápido a Savannah. Y como tu seguías durmiendo, me ofrecí a quedarme hasta que despertaras-explicó encogiendose de hombros. Asentí, y me dirigí a la puerta de la casa rodante-espera-tomó mi brazo, y me volteé, encontrandome con que nuestros rostros estaban muy cerca. Muy cerca.

-¿Que?-pregunté en un susurro. Me miró a los ojos, y luego a mis labios. Para después, besarme, por lo cuál quedé sorprendida. Sin saber porque, le seguí el beso. Al separarnos, suspiró profundamente.

-Vamos-pidió, y salió de la casa rodante.

Ok, recapitulemos. ¿Mi mejor amigo de toda la vida me besó? Carajo, tan solo esperaba que eso no arruinara nuestra amistad de tantos años. Lo raro fue que el beso me gusto.

En fin, decidí ignorar que eso había pasado, aunque creo que no podría hacerlo, y salí también de la casa rodante.

Wow, había un tren, con un vagón descarrilado, cosa que nos impedía el paso, y Alice se encontraba tratando de soltarlo, sin éxito. Por lo que me acerqué a ella, quién maldecía por lo bajo.

-La puta madre que los parió. Mierda, que no puedo hacerlo-decía. Toqué su hombro, e inmediatamente, me miró, y sonrió como pudo, cosa que le salió como una mueca.

-Hola, ¿dónde está Duck?-pregunté con interés. Ella señaló detrás de mi, por lo que volteé. Max, hablaba con Duck, quién estaba muy pálido, y tenía un aspecto de lo más cansado. Y Clem, estaba a su lado, mirándolo con tristeza.

-Él va a lograrlo, yo sé que si-comentó esperanzada. Pero, yo sabía que no sería así. De todas formas, no quise romper su burbuja.

-Bien, ¿necesitas ayuda?-pregunté mirando el tren. Ella pareció perderse en sus pensamientos unos segundos.

-Consigueme algo con que poder desconectar éste vagón de el resto del tren-pidió mirándolo, frustrada.

-Vale, ¿que sería?-pregunté.

-Cualquier herramienta servirá, creo. Pero, sería más útil una llave inglesa-(la llave inglesa es un tipo de herramienta).

-Vale, iré a ver que encuentro por ahí.-y ella me tomó del brazo, por lo que volteé.

-Si encuentras una botella de agua, dásela a Duck, está algo deshidratado-comentó, y yo asentí.

Subí al tren, buscando con la mirada, algo que pudiera servir, para soltar el vagón descarrilado. Y decidí dirigirme a la cabina de control, en dónde me encontré a Ben, quién observaba con curiosidad, los miles de botones, que no sabía para que servían.

-Ey-saludé sobresaltandolo, cosa que me resultó algo divertida, sin embargo, no sonreí.

-Hola. Solo miraba éstos botones.-los señaló. Y luego les echó un vistazo antes de volver a mirarme-yo se como activar esto. Mi padre era conductor de trenes-comentó, y lo miré sorprendida.

-Eso es genial. En cuánto podamos soltar el vagon descarrilado, nos iremos en éste tren-él asintió emocionado.

-Súper. Oye, ¿como está Alice?-preguntó preocupado.

-Estará bien-aseguré por segunda vez. Él asintió levemente. Y pude distinguir algo detrás de él. Lo aparté, y tomé una llave inglesa en mis manos, justo esa herramienta buscaba, por lo que sontei victoriosa.-tengo que darle esto a Alice, hablamoa luego.

Salí de ese pequeño lugar, y me dirigí hacía Alice, pero, ella ya no estaba ahí. Sino que se encontraba junto a Duck, hablándole con suavidad, mientras el tosía.

-Triste, ¿no?-preguntó la voz de Max detrás de mi, por lo que volteé.

-Si. Ella está convencida de que él sobrevivirá, pero yo se que no lo hará.-le dije, y él miró al niño.

-Debe de dolerle mucho. Perdió a Theo, y perderá a Duck en menos de 24 horas. Es demasiado para ella.-comentó negando con la cabeza.

-Lo sé-y en ese momento, Alice, se dirigió hacía mi.

-¿Tienes una llave?-preguntó con la tristeza impregnada en su voz. Se la pasé. Y escuchamos un ruido, y un grito de "mierda", de parte de mi rubio amigo, quién pasados unos minutos, saltó desde el vagón descarrilado, junto a un hombre, de 50 años aproximadamente.

-Chicos, él es Charlie, pero todos le dicen Chuck. Él guardó refugio en éste tren.-explicó mi amigo. Todos asentimos mirando al hombre, quién estaba armado con una pala.

-Hola-saludamos al unísono, y él asintió, dirigiéndose a Ben, Clem, y Duck.

-No habla mucho-agregó Ross.

-Ya lo veo. Alice, mejor hagamos esto rápido, yo iré a ver que se trae ese tipo-avisé, y el rubio me miró.

-Es de confianza-me dijo, y lo miré, provocando que se sonrojara.

-¿Recuerdas que fue lo que paso la última vez que confiamos en extraños? Le cortaron las piernas a Laura, y casi nos las comemos-le recordé, y antes de que pudiera decirme algo, ya me estaba dirigiendo a Chuck, quién charlaba con Clem.

The Walking Dead (Ross Lynch)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora