Capítulo 25: La mansión

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Llegué junto a Alice, quién trataba de forzar la cerradura, pero le era imposible, estaba demasiado bien cerrada.

-¿Necesitas ayuda?-le pregunté con una pequeña sonrisa.

-Si, ésta mierda de puerta no se abre.-comentó molesta, lo que me hizo soltar una risita.

-¿Que necesitas?-quise saber.

-Quizás un hacha. No, mejor no. No lo sé-contestó insegura.

-Bien, voy a ver que encuentro por ahí. Oye, ¿como te sientes?-ella me miró.

-Nati, aprecio mucho tu interés, pero hablar de mis sentimientos no va a ayudarnos a abrir ésta puerta-respondió cortante.

-Lo siento.-repliqué, negando con la cabeza, y rodando los ojos. Luego de eso, volteé la cabeza hacía Ben, quién hacía fallidos intentos de abrir laa ventanas. Debía hablar con él, por lo que me acerqué silenciosamente.

-Ben-lo llamé, y se sobresaltó. Me miró algo temeroso, seguramente por lo que había hecho.

-Lo siento, es que me entró el pánico, y lo único que pude hacer es correr. Lo lamento-se disculpo rápidamente.

-Solo quería decirte, que si vuelves a poner a Clementine en peligro, no será de los caminantes de lo que tengas que cuidarte, sino de mi.-amenacé furiosa. Y él asintió, con la cabeza baja.

Luego de advertirle, Alice me llamó. Al acercarme a ella, me miró.

-No puedo, es imposible. Puta puerta-le pegó un puñetazo, para luego soltar un gemido de dolor. Entonces, bajé la mirada, encontrándome con la puerta del perro.

-Ey, ¿que tal si, intentamos abrir la puerta del perro, y alguien de nosotros entra para abrirnos?-pregunté, y ella me miró impresionada.

-Eres una jodida genia-me alabó, por lo que sonreí. Ella se inclinó, y empujó la pequeña puerta, pero al ver que no se movía, me miró-trabada.

-Déjenme ver eso-pidió Max, haciendo un gran esfuerzo por levantarse. Se acercó a nosotras, cojeando, y se inclinó. La examinó un par de minutos, y me miró con sus ojos color azul.

-Necesitamos el collar del perro que vivía aquí-anunció.

-¿Que?-pregunté alzando las dos cejas. Él suspiró.

-El collar tenía un dispositivo. Si el perro se acercaba aquí, la puerta se abría-explicó, y asentí.

-Pero, ¿dónde vamos a encontrar al perro?-preguntó Ross. Y Clem levantó la cabeza, y señaló detrás de nosotros.

-Ahí-era una pequeña tumba, una cruz, clavada en el suelo. Me acerqué ahí, y tomé una pala que afortunadamente estaba ahí. Comencé a cavar, y cavar, cuándo Clem se acercó a mi. Pero, no quería que viera lo que seguramente encontraría.

-Clem, ve con Max, por favor-pedí, y ella obedeció asintiendo sin ganas. Seguí cavando, hasta que me encontré con el pequeño y putrefacto cuerpo del perro, cosa que me dio pena. Ross se acercó, y miró con lástima al interior de la tumba.

-Pobre amigo-susurró. Pude ver el pequeño y rojo collar del animal, por lo que lo tomé en mis manos. Y tras lanzar una última mirada a la tumba, me aproximé a la puerta, y lo coloqué cerca, por lo que se abrió inmediatamente.

-¡Si, vamos carajo!-gritó Alice con emoción, y alegría, lo que me hizo reír.

-Bueno, ahora, ¿quién va a entrar?-pregunté mirándolos. Ross se acercó a la puerta del perro, y metió su brazo, pero después de unos segundos, lo sacó y se incorporó.

The Walking Dead (Ross Lynch)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora