Capítulo 10
Descendí porque todos los magos habían comenzado a gritar mi nombre. Me había quedado neutra unos minutos, pensando en todo lo que había sucedido. Había olvidado que estaba flotando.
Cuando pisé tierra, todos comenzaron a aplaudirme y a felicitarme y a abrazarme. Ryder cruzó la multitud y se plantó frente a mí. Parecía preocupado, pero se veía mucho más enojado que preocupado. Uhg. Una oleada de miedo me embargó. Maldición, ni siquiera le tengo tanto miedo a Belial. Ryder enojado realmente intimidaba.
Extendió las manos, haciendo ademán de estrangularme.
–¿Qué parte de "quédate con Rocío no entendiste"? –Me reprendió. –Te dije que era demasiado peligroso. ¿Y sabes qué? Ni siquiera voy a preguntarte si estás loca. ¡Estás demente! –Tomó una gran bocanada de aire. –¿Y de dónde obtuviste nuevamente los cuatro elementos?
–Creo que yo soy el más indicado para contestar a todas tus preguntas.
–Alex. –Lo saludé con una sonrisa. –Gracias al cielo, también estas bien. –Me sonrió brevemente y se plantó frente a Ryder.
–Ryder, querido, ¿Realmente piensas que tienes el derecho de hablarle así a la doncella?
–¡Yo le hablo como quiera! –Escupió Ryder de vuelta. –¿Y tú? ¿Con que permiso la "secuestras"? –Simuló las comillas. – ¿Con cuál? ¡¿Con cuál permiso?!
Alex se cubrió los oídos. –Baja la voz, ¿Sí?
Ryder lo empujó. –Aléjate de ella.
–¿Con que derecho dices eso? ¿Es acaso tu prometida? ¿Tú esposa? Ni siquiera es tu novia. Es una chica con libre albedrío. –Alex le sonrió y se sacudió el pecho. Su franela que decía "paz y amor" y sus jeans ajustados estaban todos mugrosos y rasgados, pero el actuaba como si estuviera pisando la pasarela de Calvin Klein.
Ryder se quedó sin palabras.
–Ey, chicos. –Me coloqué en el medio de ambos. –Todos estamos cansados, ¿Sí? Tomemos unas duchas y luego hablemos.
Alex tomó mi mano. –¿Quieres tomar una ducha conmigo?
Lo miré horrorizada.
–¡Regresa a tu Casa! –Le gritó Ryder, mientras me halaba hacia él. Alex comenzó a reírse como un loco y despareció con una media sonrisa en el rostro mientras hacia un corazón con las manos.
Miré a Ryder. Estaba que echaba humo por la boca.
–Cálmate, ¿Sí? –Pero lo que hizo fue empujarme lejos de él. Yo parpadeé, incrédula.
–No puedo creer que te fueras con él. –Pasó por mi lado y me dejó allí, en frente de La Casa. Todos los magos ya estaban dentro y la única que estaba allí era yo.
Perfecto. ¿Por qué es tan celoso? No es como si yo le gustara realmente.
Pero me ha besado, así que debo gustarle, ¿Cierto? Pero su comportamiento de hace un momento no demostró nada de eso.
–¡Ahg, no lo entiendo!
**
Salí de la ducha y me envolví y una toalla de algodón. El baño caliente me relajó bastante y limpió mi cuerpo. Tenía una horrible herida en el pecho a causa de la espada de Belial, así que yo misma la envolví con vendas. Dolía, pero era soportable. Seguramente quedará una cicatriz, pero no me atrevía a decirle a Alex que la sanara. No después del numerito que le montó Ryder. Me daba vergüenza. Aún si pudiera pedírselo, ¿Cómo hago para llamarlo? No tengo su número celular...Realmente, aquí nadie tiene teléfonos. No, no, no, yo podía con mi dolor.
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Magos de Mina: Belial, príncipe del infierno. (Libro #2)
FantasyMe vi a mi misma en una especie de habitación blanca. No veía techo, ni paredes, pero estaba de pie en algo sólido. Miré mis manos; seguían estando llenas de ampollas, pero aun así me sentía demasiado irreal. Pero repentinamente, frente a mí, comen...