Capítulo 16.

2.3K 281 11
                                    

Capítulo 16

Ryder me había arrastrado hasta la parte trasera de La Casa de La Unión. Tuvimos que recorrer un gran camino yo casi me caigo a causa de los tacones, así que Ryder tuvo la amabilidad de hacer una teletransportación.

La parte trasera de La Casa resultó ser un hermoso jardín.

Parecía un paraíso nocturno. Había flores de todos los colores y de todas las gamas. Rosas, tulipanes, flores silvestres, lirios y otros tipos de flores, cualquiera que se te pasara por la cabeza. Había pequeños arbustos rodeados con luces y en el centro de todo, estaba una pequeña estructura blanca de parales con un banco en el medio.

–Wao. –Murmuré. –Es hermoso.

–Lo es. –Concordó Ryder. –Muy hermoso. –Me indicó que lo siguiera. Nos sentamos uno al lado del otro en el banco, viendo las estrellas y escuchando nuestras respiraciones.

–¿Por qué me trajiste aquí? –Le pregunté. El dio un suspiro muy profundo. Se aflojó la corbata y desabrochó los tres primeros botones de su camisa.

–Emma cuidaba de este jardín. –Murmuró, con la mirada fija en el cielo.

Oh.

Genial.

–Nadie la recuerda. –Comenzó. –Todos la lloraron en su funeral, pero un mes luego, nadie fue al cementerio a visitar su tumba. Fue como si simplemente se hubiese desvanecido en el aire.

Comencé a jugar con una llamarada de fuego en mis manos. Tenía frío.

–Ryder, las personas no quieren recordar las cosas que les hacen daño. –Dije.

El lanzó una risotada. –Siempre sabes que decir, Clea Logde.

–Supongo que sí, profesor Kane. –Ambos reímos y luego nos quedamos en silencio. Me pregunté rápidamente quien cuidaba de este lugar en la actualidad. Supongo que Ryder lo hacía.

–¿Hace cuánto tiempo fue? –Le pregunté. –Lo de Emma. –Ryder ladeó la cabeza.

–Hace ocho años. Yo tenía veinte. –Asentí a su respuesta, pero no dije nada más. Quería hacerle otras preguntas, pero no sabía si era lo correcto. Aún estaba mostrándome su pasado y debía resultar muy difícil.

Nos quedamos en silencio nuevamente, haciéndonos compañía mutuamente. Me puse a pensar en lo tranquila que estaba Mina. Era extraño, tomando en cuenta que cada vez que estoy aquí sucede algo malo. Y ese pensamiento me llevaba a darme cuenta de que esto se sentía solo como la calma que le da la bienvenida a la tormenta. Algo estaba por suceder, seguramente.

Ryder se colocó de pie. –Será mejor que regresemos. –Me tendió la mano, con la cabeza ladeada; mirándome como si yo fuese algo digno y entretenido de ver.

Pero como venía diciendo; tenía un muy mal presentimiento.

Un fuerte estruendo se escuchó a lo lejos. Me puse en guardia rápidamente, acreciendo la llamarada de fuego en mis manos. El cielo estrellado encima de nosotros se estaba inundando de nubes rojas de las cuales retumbaban truenos.

Y no olvides el horrible miasma.

Tragué grueso. –Esto no es parte de la fiesta, ¿Verdad? –Ryder me tomó del brazo.

–Definitivamente no. –Y nos sumergimos rápidamente en una teletransportación.

**

Ryder no era como Alex; que aparecía en medio de la batalla.

Magos de Mina: Belial, príncipe del infierno. (Libro #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora