Capítulo 7.

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Capítulo 7

Los cuatro elementos.

–Ahora que Alex te quitó el alma de la hija de Mina vuelves a ser...humana. Completamente.

No había pensado en eso.

Los cuatro elementos eran los poderes de la hija de Mina y ya que ella no estaba dentro de mí, ya yo no tendría nada que ver con la magia. Dios santo, entonces no tengo nada que hacer aquí. Ni siquiera sé si soy capaz de adquirir nuevos poderes a estas alturas. Es seguramente imposible.

Pero antes de que pudiera decir otra cosa, la misma chica que fue a mi habitación –Rocío, si mal no recuerdo–, entró corriendo al salón. Parecía muy agitada.

–Profesor Kane. –Miró a Ryder, muy nerviosa. –El director lo necesita en la entrada de La Casa.

Ryder se incorporó. –¿Sucede algo?

Roció asintió. –Sí. Es mejor que vaya a verlo usted mismo.

–Iré ahora mismo. –Dijo Ryder. Dejó la carpeta negra encima del escritorio y comenzó a caminar hacia la salida. Yo, por puro instinto, lo seguí.

Cuando se percató de que no me iba a despegar de él, se detuvo y se giró, mirándome con una falsa mirada de confusión.

–¿Qué haces?

Me encogí de hombros. –Acompañándote. Rocío parecía muy nerviosa, puede ser algo peligroso. –Él me miró y suspiró lentamente.

–Clea. –Oh Por Dios. Que sexy. –Tú ya no tienes los cuatro elementos, así que...–Se relamió los labios. Tenía en la punta de la lengua lo que sea que fuera a decir, pero en ese momento, Rocío, la chica alta con el corte de chico, pasó corriendo cerca de nosotros. Ryder la tomó del brazo. Por poco la pobre no se cae tropezando con sus pies.

–Profesor Kane. –Balbuceó Rocío. –¿Qué sucede? El director mandó a movilizar a todos los magos.

Ryder parecía que estaba comenzando a entrar en pánico.

–¿Qué sucede exactamente? –Le pregunté, con mucha insistencia.

–Parece que vienen demonios. Muchos. –Dijo Rocío. –Nuestros protectores captaron una nube gigante de miasma a aproximadamente 20km de aquí. –Sacudió la cabeza. –No creo que vayan a desviarse. Vienen hacia acá.

–La Casa de La Unión tiene demasiadas barreras. –Dijo Ryder.

Rocío sacudió la cabeza. –Yo solo sigo órdenes. –Se encogió de hombros. Ryder la miró y luego me miró a mí.

–Tengo una nueva orden para ti. –Le dijo a Rocío. Ella ladeó la cabeza, pero seguidamente me tomó a mí del brazo y me colocó al lado de Rocío. –Quédate con ella. No le quites el ojo de encima.

Rocío parecía querer protestar, pero Ryder la silenció con la mano.

–No sucederá nada con mi padre. Yo me encargo de eso. –Ni siquiera me miró cuando se dio la vuelta para irse. ¡Ese maldito! Me sentí inútil. Y yo realmente he pasado por muchas cosas desde que llegué aquí a Mina y Ryder –aunque me guste y sea tremendamente sexy– no tiene ningún derecho a dejarme con una niñera. No hace mucho estaba al borde de la muerte por tener tanto poder. No. No y no.

Corrí un poco para alcanzarlo y lo tomé del brazo, halándolo, para detenerlo. –¿Crees que tengo cinco años? No necesito niñera y creo que ya he estado frente a frente con Belial, así que...

Magos de Mina: Belial, príncipe del infierno. (Libro #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora