Capítulo 21.

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Capítulo 21

Nos adentramos al bosque, dejando los escombros de la capilla detrás. El camino de tierra que cruzaba por el bosque estaba lodoso. Mis converses estaban de color marrón y mojadas.

–Habrá que darnos prisa. –Dijo Liana, mientras señalaba el cielo. Había sobrevolando los árboles las estúpidas aves mutantes. Y mientras más caminábamos, más pesado era el miasma. Se volvió hacia mí. –¿El sello está cerca?

Sacudí la cabeza. –No sé con exactitud qué tan cerca podría estar.

Liana me fulminó con la mirada antes de darse la vuelta y seguir caminado.

Pero unos cuantos pasos más y cayó de lleno en el piso.

–¡Ay! –Se quejó, mientras tocaba su espalda. Jeff se acercó a ayudarla pero ella solo lo empujó de un manotazo y se levantó sola, sacudiéndose el lodo del vestido y de la capa. –¿Qué mierda es esto?

Erika lanzó una carcajada. –Es una barrera. Es obvio.

–¿Y ahora? –Jeff se cruzó de brazos.

Esa era la pregunta del millón de dólares. Si nadie podía pasar, ¿Que más quedaba?

Queda tu muerte. –Se rió mi subconsciente

Y quizás todos pensaron lo mismo, porque la pregunta quedó suspendida en el aire, sin respuesta.

–Esto no puede terminar así. –Murmuré. Pasé por todos los chicos y me acerqué a la barrera. Por pura adrenalina y miedo a morir, presioné la casi invisible capa blanquecina con mi dedo índice. Retrocedí rápidamente cuando mi dedo atravesó la barrera.

–¿Pero qué rayos...? –Dijo Liana.

–Solo puedes pasar tú. –Dijo Erika, visiblemente asombrada. –La barrera está hecha para alejar a todos, menos a ti.

–No, no. –Saltó Ryder. Llegó a mi lado y me tomó del brazo. –Ni pienses por un segundo que irás a ese lugar sola.

–Ryder...–Llamó Jeff, pero Ryder hizo como si no lo escuchara.

–Clea. –Dijo mi nombre con insistencia y necesidad. Quería que fuera producto de mi imaginación, pero pude ver en sus ojos y en su mirada el miedo incrustado. –No dejaré que entres allí sola. Es una trampa. Seguramente el sello ni siquiera está allí.

Sacudí la cabeza. –Ryder, ¿No confías en mí?

–Claro que confío en ti, ¿Cuántas veces que me lo has preguntado? Pero no se trata de confianza, Clea. No...Ya te dije que no puedo perderte, me volvería loco. No puedo dejarte ir...

–Ryder. –Tomé su mano. –No me perderás. Te lo prometí. –Coloqué mi mano derecha en mi corazón, que latía casi a mil por hora. –Te lo prometo, por mi corazón. –Ryder estaba al borde de la locura. Despeinó su cabello, lo que hacía cuando estaba nervioso. Me partía el corazón verlo así, pero eso solo me daba más razones para seguir adelante y para regresar a su lado.

–Te esperaré aquí. –Dijo, no muy convencido, pero un poco más calmado.

–De eso nada. –Dijo Jeff, señalando el cielo, que estaba más que cubierto de miasma. –Mira; y puedo jurar que el miasma es mucho más espeso en Las Casas. Tenemos que regresar.

–La Casa te necesita. –Le dije a Ryder. El me miró como si quisiera estrangularme, pero me abrazó y besó mi frente, mientras aspiraba mi aroma.

–Te estaré esperando. –Soltó mi mano y se fundió en una teletransportación con los demás.

Estaba sola.

Magos de Mina: Belial, príncipe del infierno. (Libro #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora