Capítulo 13
Los rayos del sol iluminaron mi habitación. Comencé a removerme en mis sabanas mientras los recuerdos de la noche anterior se posaban suavemente en mi memoria; Ryder confesándome todo, yo diciéndole que lo esperaría. Había hecho lo correcto. El me necesitaba. Miré el despertador; eran las 6:30am. Qué extraño, yo nunca me levantaba antes de las siete. Me senté en el borde de la cama y justo en ese momento sentí que me tomaban la mano.
– ¿A dónde irás?
¡MIERDA!
– ¡Dios! –Ryder, como siempre, aun estando medio dormido, se veía increíblemente sexy, con sus brazos tatuados desnudos y su cabello alborotado.
–No soy Dios, solo soy yo. –Dijo. Lo golpeé juguetonamente. Me senté de piernas cruzadas a su lado.
– ¿Puedo preguntarte algo? –Se removió perezosamente entre las sabanas.
–Adelante.
– ¿Qué significan tus tatuajes? Nunca he tenido la oportunidad de preguntarte. Bueno, en realidad, si he tenido oportunidades, pero no te he preguntado. –El lanzó una risita con esa cara adormilada. Se levantó y se cruzó de piernas.
–Esta es la cola de un dragón. –Señaló su brazo izquierdo; el tatuaje negro daba la vuelta a todo su brazo y ahora que sabía que era la cola de un dragón, podía divisar la piel rasposa y las escamas.
–¿Y dónde está el cuerpo? –Pregunté. Me lanzó una mirada lasciva que casi me deja desnuda. Seguidamente, tomó el dobladillo de su camiseta y la sacó por encima de su cabeza.
Mi quijada llegó al suelo, literalmente.
Además de que podía ver en todo su esplendor su reluciente piel y sus músculos bien trabajos, también podía ver otros tatuajes. Se dio la vuelta en el lugar y me enseñó la espalda.
–Allí está el cuerpo. –En efecto, el cuerpo del dragón ocupaba la mayor parte de su espalda. ¡Hasta estaba escupiendo fuego!
Se dio la vuelta y señaló su pecho. –Este es el nombre de mi hermana en francés. A ella le gustaba mucho ese idioma. –Señaló su brazo derecho. –Este...–Lanzó una risotada. –Este me lo hice cuando estaba borracho. Debían ser unas enredaderas con espinas pero terminaron pareciendo unas cadenas oxidadas. No he podido deshacerme de él.
Asentí. –Es lindo.
–Este. –Señaló su clavícula. –Es un hechizo de protección. Y este. –Señaló su muñeca. –Es un hechizo para reparar cosas. También tengo este. –Expuso su antebrazo izquierdo. –Es un perro del aire.
Lo miré horrorizada. – ¿Te tatuaste una criatura tan horrible? –Ryder lanzó una carcajada.
–Fue el primer demonio con el que luché luego de que me volviera un mago. –Ladeó la cabeza, pensativo. –Creo que me gusta grabar cosas en mí. La tinta está en mi sangre y cosas como estas –señaló el nombre de su hermana en francés –, se vuelven parte de mí y se siente bien.
–¿Y los demás?
El negó con la cabeza y me dedicó una mirada pícara. –Los demás tienen una historia aburrida. La mayoría no tienen sentido porque me los hice ebrio. Pero...–Me miró por encima de sus pestañas y se puso de rodilla. Su entrepierna quedaba a la altura de cara. Llevó sus manos a los botones y los comenzó a desabrochar.
Casi se me sale la baba.
Se los bajó hasta que pude ver su pelvis y los huesos de sus caderas. A la izquierda de su cadera, tenía tatuadas pequeñas llamas de colores; una llama roja, una llama azul, una llama verde y una llama gris. Me acerqué un poco más y sin pensarlo, pasé mis dedos mano por el tatuaje.
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Magos de Mina: Belial, príncipe del infierno. (Libro #2)
FantasiMe vi a mi misma en una especie de habitación blanca. No veía techo, ni paredes, pero estaba de pie en algo sólido. Miré mis manos; seguían estando llenas de ampollas, pero aun así me sentía demasiado irreal. Pero repentinamente, frente a mí, comen...