Capítulo 15.

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Capítulo 15

Aproximadamente unos veinte minutos después, estaba entrando al

salón de ceremonias de La Casa de La Unión.

Del brazo de Ryder.

Todas y cada una de las miradas del lugar estaban sobre nosotros. No sé exactamente qué clase de pareja veían los demás; el hijo del director de La Casa de La Unión con la portadora de los cuatro elementos. Algo más o menos así, ¿No? O el chico guapo con la chica rara. Esa parece me parece más factible.

El salón de ceremonias estaba decorado con enredaderas, telas y luces. El salón de por sí era hermoso; era de estructura redonda, con piso de granito, paredes rojas, blancas y doradas con las típicas incrustaciones de oro y plata y candelabros de cristal muy grandes, sin obviar los grandes ventanales que llevaban a pequeños balcones.

La pequeña orquesta seguía tocando la Serenata Nocturna de Mozart. Esa pequeña pieza que no falta en ningún baile. En el centro del salón, parejas se arrastraban de un lado a otro y por los bordes, estaban grupos de personas con trajes y las magas con los típicos vestidos aún más extravagantes. Charlaban en grupos, tomaban vino en copas de vidrio mientras comían bocadillos repartidos por los mesoneros.

Le quite la bandeja de comida a uno de los mesoneros que pasaba por mi lado. No sé qué rayos era, pero parecía ser sushi y yo tenía demasiada hambre, así que comencé a degustar el manjar.

Ryder me miró, parpadeando varias veces. – ¿Tienes hambre? –Asentí, con la comida en la boca.

–Sholo...un...–Rayos, estoy vistiendo un vestido rojo muy sexy, con unos tacones de 8cm de color negro, con mi cabello castaño peinado perfectamente en ondas, colgante, brazalete y aretes de diamantes...

Y me estoy comportando como una cavernícola.

Un mesero pasó nuevamente por mi lado y le entregué la bandeja. Tomé una de las servilletas que tenía en la mano y limpié los restos de ese pedazo de cielo de mi boca.

–Solo un poco de hambre. –Ryder estaba ocultando las ganas de reír y se veía realmente...apetecible.

Dios, que hambre tengo.

Me tendió una copa de vino. –Es vino tinto.

–Vaya, nunca he probado el vino tinto. –Tenía un olor muy fuerte y era realmente difícil de explicar su sabor...

Casi lo escupo y comencé a toser como una loca.

–¿Estás bien? –Ryder me tendió su pañuelo.

–Dios, sabe horrible. –Mascullé. –Es muy fuerte.

–Te tomaste toda la copa de una vez. –Puso los ojos en blanco. –Es fuerte.

–¿Por qué no me lo dijiste antes? –Lo fulminé con la mirada.

–Vaya, vaya, miren a quién tenemos aquí. –Ryder y yo giramos al mismo tiempo para averiguar quién nos hablaba.

Vi rápidamente a Marcos, con un traje parecido al de Ryder y su postura imponente. Imaginé que Ryder se vería así cuando tenga la edad de su padre. Pero había una mujer alta colgada del brazo de Marcos. Vestía un hermoso vestido color canela de estilo princesa, con un escote bordado con lentejuelas. Tenía los ojos azules, el cabello del mismo color y las facciones más hermosas que había visto en una mujer de más de 30.

No tenía que ser adivina para saber quién era.

–Mamá. –Dijo Ryder, mientras se le acercaba y le daba un beso en la mejilla. –¿Cómo has estado?

Magos de Mina: Belial, príncipe del infierno. (Libro #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora