Marzo de 2014, Melbourne, Australia:
Lo primero que recordé al despertarme a la mañana siguiente, fue Nick. Me quedé completamente inmóvil mirando el techo de mi habitación. Parpadeé. Hacía meses que no pensaba en él voluntariamente y de repente me había venido a la mente. Me senté en la cama y miré por la ventana, apartando mi pelo de la cara. Quizás había soñado con él, quién sabe, no recordaba nada. Quizá era simplemente que estábamos en Marzo, y en nada sería veintitrés... El día que conocí a Nick. El día que me regaló una rosa, dos días después de que hubiese llegado la primavera al hemisferio norte.
Me levanté, vaciando mi mente, y me serví una taza de café. Lo había preparado por la noche, así que mientras el microondas giraba con la taza dentro, me propuse aclarar mis ideas como me había prometido a mí misma el día anterior.
En primer lugar estaba la misteriosa ventana del altillo. ¿Por qué no la había visto antes? Salí al jardín y volteé la casa. Había dejado la persiana subida, así que no fue difícil dar con ella. Al verlo lo entendí. Por fuera la ventana era exactamente igual que el techo, así que se confundía con facilidad. Camuflaje perfecto. Asentí para mis adentros. La ventana secreta, ¿eh?
Luego volví a la cocina y abrí el microondas para proporcionar a mi cuerpo un buen sorbo de cafeína. No podía seguir pensando sin ella.
Empecé por mis padres. ¿Por qué habían muerto? ¿Y quién había sido? Los culpables estaban buscando algo, probablemente algo de mi padre, al fin y al cabo era un importante investigador (nunca me dijeron nada más, así que sólo sabía eso). El problema era que no lo habían encontrado. De eso estaba segura. Fuera lo que fuera lo que buscaban, no lo encontraron, sino no los hubieran torturado hasta la muerte a los dos, ni lo hubieran intentado conmigo. Sin embargo, no habían vuelto a intentar venir a por mí. ¿Por qué? ¿Qué buscaban en primer lugar? Tenía que averiguar eso.
Y lo más importante, ¿por qué no me había planteado estas cuestiones antes? Fruncí el ceño. En realidad lo había hecho, sobre todo en los meses después del accidente, pero me di cuenta de que sólo me ofuscaría si seguía torturándome a preguntas así que tras graduarme y mudarme, no sólo dejé mi casa y mis amigos atrás, también mis pensamientos. Me dije que fuera lo que fuera lo que hubiera pasado, se había terminado, pero no podía seguir con mi vida así. Necesitaba respuestas. Necesitaba darles a mis preguntas un final, un entierro digno, para poder despedirme de ellas apropiadamente.
Miré el café con fijeza. Si recuperaba mis recuerdos quizá entendería algo. El problema era que no sabía cómo recuperarlos; ni siquiera estaba segura de querer recuperarlos, y aunque era cierto que había estado teniendo "episodios", no recordaba nada al volver en mí.
—Está bien— sacudí la cabeza, pensando en voz alta— Punto número 1: Descubrir más sobre la muerte de mis padres.
Di otro sorbo a mi taza y pasé al siguiente asunto: S. ¿Quién demonios era, y qué demonios quería? ¿Qué buscaba de mí? ¿Tendría alguna relación con lo de mis padres? Me había pasado todos los meses anteriores negándome a pensar en el tema también, como si me diera miedo, huyendo de nuevo. Ese acosador no era ningún ente, no tenía poderes sobrenaturales, y yo lo sabía, pero me había negado a decírmelo a mí misma hasta entonces. Era una persona, un tipo normal que estaba jugando conmigo, y no tenía magia ni era ningún esper, si no astuto. Era muy astuto.
‹‹Punto número dos— pensé mirando mi taza vacía— Descubrir si tengo micrófonos y cámaras instalados en mi casa››.
—Punto número tres— susurré con una sonrisa— Avanzar mi relación con Sean.
Dicho esto, con el recuerdo de Nick quemándome la frente, me vestí y salí derechita a buscar el tranvía.
Me pregunté si no debería de llamar a mi tío al menos. Nick me daba igual, pero no mi tío. Quizá había llamado a casa y estaba preocupado porque le saltaba el contestador. Aunque mi padre era un hombre muy importante y había aparecido en las noticias del Reino Unido, no estaba segura de que hubiera llegado a ningún país más. Me removí con inquietud. Algo que había marcado tanto mi vida, y medio planeta no lo sabía, habían continuado haciendo su vida, como si nada hubiera pasado. Espeluznante.

ESTÁS LEYENDO
Envíame un beso
RomanceAllison tenía una vida normal. Todo lo normal que podía ser dentro de la riqueza de su familia, por supuesto. Y no había nadie que no la conociera porque tampoco había nadie que no conociera a Nick Bonnaire, su amigo de la infancia; y ellos estaban...