Septiembre de 2004, Londres, Inglaterra:
Nick había quedado con sus colegas del instituto. Iban a ir a ver una película, Shutter, que se había estrenado a principios de mes, y Allison no se había atrevido a meterse en el asunto. En primer lugar porque no conocía a los amigos de Nicholas.
Suspiró, desanimada. En la tele estaban anunciando exhaustivamente que un terremoto había sacudido Japón con casi un ocho en la escala de Ritcher. Todos comían en silencio, escuchando las noticias.
—Qué horrible— siseó Haylie— Siete muertos y más de seiscientos heridos ya...
Su marido asintió con un gruñido, también más concentrado en el telenoticias que en su plato de ternera. Ally se fijó en que Nick no observó la pantalla ni una sola vez, completamente absorto en sus pensamientos mientras comía a ritmo apacible. ¿En qué debía de estar pensando? ¿Quizás estaba preocupado? Sintió el impulso de preguntar, pero se detuvo pensando que no era el momento adecuado. Notó que su tío Will también le echó un par de miradas, fijándose en que su hijo estaba un poco más callado de lo normal, pero tampoco preguntó.
Cuando todos habían terminado, Nick se encaminó a su habitación sin decir nada, pero su padre lo detuvo de un golpe de voz.
Allison, que se había sentado en el sofá a ver la tele, giró la mirada a ellos.
—¿A qué hora te vas Nick?
—En un rato.
William y Gerald intercambiaron una mirada. Allison los envidiaba por poder comunicarse sin palabras cuando Nick y ella no podían. Alguna vez había intentando entender lo que pensaba Nick, pero no lo había logrado. Ella también quería conocer a Nicholas, ella también quería tener una relación estrecha con él, pero parecía que cada vez se separaban más.
—¿Por qué no te llevas a Allison?— propuso.
La joven se enderezó en el asiento, interesada en la conversación de repente. Lo que ella no se había atrevido a preguntar, lo había propuesto su tío. Nick, sin embargo, frunció el ceño y, tras echarle un ojo preocupado a su amiga, volvió su mirada a su padre.
—No creo que sea buena idea.
Allison se hundió en el sofá con decepción. Nick no quería llevarla... ¿Por qué? Se le encogió el corazón. Seguramente era porque se avergonzaba de ella; ya estaba en esa edad al fin y al cabo. Quizás creía que ya era hora de empezar a despegarse de Allison, o quizás Nick había encontrado una chica que le gustaba... El simple pensamiento de ello la entristeció. La pequeña se esperaba un aburrido domingo por delante. Sola.
—¿Por qué no?— intervino Gerald— Tu padre y yo vamos a ir a una reunión de trabajo más tarde, y mi mujer va a irse con sus amigas de compras. Además el ama de llaves hoy tiene el día libre, así que pensé que podría ir contigo para que no se quede sola.
Nick titubeó, aunque Allison ya no estaba escuchando, triste por la actitud evasiva de Nick. Recientemente había estado raro con ella. ¿Y si había hecho algo malo? ¿Algo que había ofendido a Nick? ¿Pero el qué?
El joven se rascó la nuca y volvió a dirigir su mirada a la pequeña. Se quedó estático, mirando cómo Ally estaba con los hombros hundidos y expresión triste. Odiaba verla triste. No quería llevarla, pero odiaba verla triste.
Frunciendo el ceño, terminó asintiendo. Sus padres parecieron alegrarse, pero Allison no cambió su expresión. Nick se mostró nervioso. ¿Habría hecho algo mal? Se había dado cuenta de que últimamente estaba un poco apagada. Alarmado por el pensamiento de que alguien la estuviera molestando en clases, se acercó hasta el sofá para preguntar.
ESTÁS LEYENDO
Envíame un beso
RomanceAllison tenía una vida normal. Todo lo normal que podía ser dentro de la riqueza de su familia, por supuesto. Y no había nadie que no la conociera porque tampoco había nadie que no conociera a Nick Bonnaire, su amigo de la infancia; y ellos estaban...