Capítulo 16

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Abril de 2014, Melbourne, Australia:

En el receso entre clases, Mila y Zoey, en especial Mila, ya que era la que había contemplado todos nuestros momentos en los ensayos, me preguntaron por Nick. Querían, de una vez por todas, saber qué estaba pasando y yo les dije que hablaría con ellas más tarde. Me arrinconaron a preguntas una vez en la cafetería, y sentí como una avalancha de palabras acababa de aplastarme.

Nunca subestimes el poder sobrecogedor de una mujer, supongo.

Me limité a contarles que era mi... bueno, una especie de ex, aunque no era del todo cierto, o más bien nada cierto, pero ellas no tenían por qué saber eso. Ellas pidieron detalles, en especial Zoey. Era una chismosa. Yo fui breve, diciéndoles algo sobre mi flechazo en la infancia, que era mi vecino y punto.

Zoey se empeñó en decirme que Nick estaba colado por mí, que seguro que por eso había cruzado todo el océano y que era un precioso primer amor cumplido. ‹‹Sí, claro››. No escupí el café porque se me quitó la sed con la primera palabra que dijo y dejé de beber.

Mila se mantuvo un tanto apática. Quizás ella prefería que estuviera con Sean. Mila me entendía bien. Lo de Sean tendría que haber funcionado, maldita sea.

En ese momento recordé a S. ¿Por qué demonios S me había dejado de aconsejar últimamente? Nick estaba influyendo en... todo, y sin embargo S parecía completamente ajeno a su existencia. No me había dicho nada sobre él.

¿Quién demonios era, para empezar? ¿Me lo diría alguna vez? ¿Y si lograba deshacerme de quien fuera que me estuviera persiguiendo? ¿Me diría entonces quién era, o sería demasiado vergonzoso para eso?

Fue entonces cuando mi mente viajó a otras ideas mucho más escalofriantes: S estaba conmigo. Siempre lo había estado. ¿Y si era alguien a quien conocía? ¿Alguien con el que me cruzaba cada día, pero nunca notaba..., o peor: alguien con quien compartía mi tiempo y mis palabras? Un compañero de clase.

El pánico empezó a enredarse en mi tráquea a medida que las ideas cruzaban fugazmente por mi cabeza. ¿Ya no podía confiar en nadie? Pero pensándolo bien, ¿por qué no? Es decir, S había estado protegiéndome todo ese tiempo... No era una mala persona, ¿verdad?

Pero ese significaba que tenía que ser alguien muy cercano a mí.

¿Zoey, Mila, los del grupo de los martes...? ¿Sean? ¿Nick?

Nick. Nick era el candidato más acertado, y si realmente él fuera S, explicaría alguna de mis dudas sobre su comportamiento. Además, conocía a mis padres... ¿Pero por qué "S"? ¿No tendría más sentido llamarse N, o eso resultaría demasiado obvio? Su apellido empezaba por B, así que tampoco. Era cierto que su nombre terminaba en S, pero ¿era ese suficiente motivo?

Quizás el nombre no tenía ningún significado y simplemente estaba buscando pruebas donde no las había.

Fue en ese instante en el que recordé el día en el que conocí a Nick. Santa Claus. Me había dicho que él era Santa Claus. Eso podría explicar la S. Nick era propenso a hacer ese tipo de bromas nostálgicas sobre el pasado. Definitivamente era algo que él haría.

Pero hablando de letras e iniciales, Sean era el más culpable en ese sentido. Su nombre empezaba por S. No era muy difícil ver la conexión. Lo único que no me cuadraba era que el propio S siempre me hizo sospechar de Sean. ¿Psicología inversa? La verdad era que en seguida había desmentido las sospechas y me había dicho que "no había peligro real".

Y de nuevo, sobre Nick no me había dicho absolutamente ni una palabra. Ni una. Había ignorado su presencia, lo que cuadraría si fuera Nick el culpable. ¿Pero por qué iba Nick a...? ‹‹Porque no habíamos hablado en cinco años››, me dije. Esconderse tras un pseudónimo y hablarme era mucho más fácil que hacerlo en persona.

Envíame un besoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora