27 de marzo del 2012.

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27 de marzo del 2012.

Vysenya.

La he visto. Aunque me lo niegue doscientas veces, la he visto anotarse en el concursito este de la historia. Eira puede engañar a los demás haciéndose la desinteresada, pero a mí no se me pasan sus gestos de pura emoción por alto, por más sutiles que sean. ¿Qué puedo decir? Soy su gemela, la conozco como la palma de mi mano.

Tengo que admitir que hubo un momento en que pensé que no se inscribiría, lo cual me daba mucha pena, porque mi hermana es realmente buena en eso de la escritura y qué sé yo; pero cuando un día me envió a buscar a Alex sola (lo cual me pareció realmente raro), supe qué tramaba. Cuando volvimos me la encontré anotando su nombre en una lista. Por supuesto, hay que ser idiota para no darse cuenta de qué era lo que estaba haciendo.

Tengo la sensación de que hice bien en contarle a mamá lo del concurso, a pesar de que Eira me estuvo fulminando con la mirada cada vez que podía a partir de entonces. Mamá era la persona indicada para infundirle valor a mi hermana, siempre tenía las palabras correctas. Creo que mi hermana había sacado su temperamento, y yo, en cambio, era más parecida a mi papá, un hiperactivo sin remedio. Alex era un caso aparte, ya que no podíamos decir a quién se parecía más. Era una especie de mezcla de un poco de todo, aunque todavía era muy pequeño como para tener una personalidad compleja que se pudiera definir.

¿Qué otra cosa había sacado de mi padre? Sus ojos. Mi hermana y yo éramos iguales, éramos gemelas, vaya... Pero nos diferenciábamos bastante en el carácter y en los ojos. Yo tenía los ojos verdes de mi papá, y ella los ojos castaños de mamá. Ambas teníamos el cabello castaño oscuro de mamá, aunque Eira lo tenía lacio y hasta los hombros, y yo lo tenía en ondas y me llegaba hasta la mitad de la espalda. Otra vez, nuestro hermanito era una excepción a la regla, ya que no se parecía en nada a nosotras, exceptuando las facciones, ya que había salido clavadito a papá: rubio y de ojos verdes.

Volviendo al tema del concurso, todavía no entiendo por qué es que Eira insiste en hacerlo todo secreto. Sé que se queda en la noche escribiendo la historia para que nadie la vea y le venga a preguntar de qué se trata. Yo igual no me quejo de que se quede con la luz prendida, al momento que toco la almohada me sumo en un sueño más profundo que el de La Bella durmiente cuando se pinchó el dedo con una rueca. Y a pesar de que no toco un libro ni que me amenacen a punta de lanza, quiero leer lo que está escribiendo. Y sé que Eira no me lo muestra y tampoco lo deja a la vista de nadie porque piensa que no es lo suficientemente bueno. Maldita Neryn, si no se pasara todo el día molestándola, mi hermana confiaría más en sí misma y no haría falta todo el secretismo. En algún momento no me voy a aguantar más y la voy a golpear enserio si sigue así.

La mañana de aquel día, me costó levantarme. "Qué raro, Vysenya, que te cueste levantarte". El que haya pensado así se calla, que estoy intentando contar cómo fue mi día. En fin, Eira se encargó de levantarnos a mí y a mi hermano, ya que nuestros padres ya se habían ido a trabajar. Desayunamos todos juntos, y luego nos fuimos al colegio. Íbamos caminando, como siempre, ya que solo se encontraba a unas cuadras. Como hoy habíamos salido temprano, cuando llegamos a la escuela primaria para dejar a Alex nos encontramos con Alis y su hermano Demian. Los Kendrick nos saludaron y se acercaron a nosotros.

―Hola Alis ―saludamos.

―¿Cómo están? ―saludó Alis.

―Dormidas ―exclamé y me pasé el dorso de la mano por el ojo.

―Habla por ti, Vysi. Tú siempre estás dormida ―murmuró Alex, sacándome la lengua.

Me reí y alargué la mano para revolverle el cabello, cosa que hizo que él soltara una carcajada. Eira y Alis sonrieron.

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