11 de Julio de 2012.

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11 de julio de 2012

Eira: Primera parte

Tengo frio.

La escarcha se endurece como cristal en mis pestañas.

—¡¡AAAHH...!!

No lo soporto, el agua, mis pies, mis manos, mi cuerpo.

Lloro, como hace tanto no lo hacía.

Me hayo sola, suspendida en el aire por dos cadenas en mis muñecas.

—¡¡SAQUENMEEEEE!!— El poco aire se me escapa y mis pulmones se contraen por la baja presión del ambiente.

La habitación es grande, no hay sonido que se perciba siquiera.

Dejo caer mi cabeza entre mis hombros después del chorro de agua.

Solo espero. Nada más que eso puedo hacer.

Rezo. Rezo porqué esto pare.

Sueño con la simple idea de salir de aquí.

La vuelvo a escuchar, de nuevo ese infernal aparato a mí alrededor.

Cuento tan solo cinco segundos y nuevamente sucede.

—¡¡POR FAVOOOOOR...!!¡¡YA NO MÁAAAAS!!—terminan saliendo más lagrimas que al suelo jamás caen. Me contraigo con fuerza y aprieto las manos en forma de puño.

Escamas escamas en mi cuerpo se forman del frio.

Me descontracturo otra vez y mis extremidades se relajan.

Me quiero morir. Parece esa la solución.

Ellos no me necesitan, mucho tiempo no me tuvieron y no veo como pueda afectar el que yo no este.

Dejarían de castigar a Asher, pero dejaría de tener a Vysenya como gemela y a Alex como hermano. ¿Le daría el gusto a Danýl de verme vencida?

Él tenía razón en algo que yo no me dejaba ver. No estaba hecha para que alguien me siquiera, no siendo lo que soy. ¿Quién podría llegar a quererme exceptuando a mis hermanos?

Pero a pesar de ser esto, había alguien que me conocía así, y aun siendo de esta manera, me quería, Asher.

Yo sabía que Vysenya me amaba, Alex igual. Pero ellos no vieron en lo que me convertí, y no sabía si soportarían tener a una hermana tan descontrolada y destructiva. Podría entender que ellos desearan tenerme lejos por seguridad, yo me alejaría de ser así.

Mis pensamientos se alejaron con otro chorro de agua de los aspersores automáticos.

Apreté los dientes con fuerza y grite:

—¡¡BASTAA... POR FAVOOOOOR!!

Estaba harta, casada, hambrienta y a pesar de estar helada como tempano una flama de calor se mantenía encendidointernamente. Algo destructivo y poderoso que de haber tenido la fuerza o energía suficiente habría hecho colapsar aquellos estúpidos aparatos.

Diría que la habitación en la que encontraba es blanca. Pero con el aire frio, helado, saliendo de aberturas en las paredes de la misma, esa habitación mantenía un color blanco grisáceo producto del aire. Podía ver poco, el aire tenia cuerpo propio, se colaba por todos lados, y endurecía mi cuerpo cada vez que agua de los aspersores me tocaba.
Me volví hielo de pronto, la ropa era mi simple uniforme de interna y estaba por completo pegado a mi cuerpo.

Si alguien viniera y me tratara de quitar el uniforme me desprendería piel dejándome muy herida físicamente.

Si pudiera moverme, lo hubiera hecho.

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