17 de julio de 2012.

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17 de Julio de 2012.

Eira: Primera parte.

Dormía cuando mi mente y mi cuerpo asimilaban el horario posible para hacerlo.

Despertar y dormir, despertar y dormir, y volverme a despertar y dormirme de nuevo.

Tres días... ¿Podrán haber sido más?

Durante los días que pasaron en esa habitación la tortura no había acabado.

Continuó, tan exacta y hasta con más dolor que la primera vez que me golpearon.

Irreconocible, estaba desfigurada y aun así mi corazón latía, mi respiración seguía, y mi sangre circulaba como siempre.

Que contradictorio... Sentir que tienes corazón pero a la vez no lo tienes.

Quizá nunca lo tuve realmente, o si lo tuve alguna vez el sentimiento fue tan volátil como las esporas de un diente de león.

Qué más podría contarles acerca de cómo me hallaba. ¿Qué más podría decirles para que mis palabras puedan igualar el dolor que yo misma sentía?

Abrí lo ojos, con cuidado y muy despacio.

Algo tan mínimo como eso me hacía no querer abrirlos más.

Cuando lo hice podía ver poco, mi ojo derecho tenía la vista algo nublada, pero no me asuste, nada podían quitarme, si nada tenía.

No había vuelto a escuchar la voz en mi cabeza, comencé a pensar que esa habitación me estaba haciendo perder la cabeza, y eso... no era algo bueno para una alterada como yo, y teniendo el poder que tenía.

Ya no estaba segura de nada, ni de los días que seguro pasaron, ni de la voz que una vez me había hablado, ni de si saldría y mucho menos de si volvería a ver a mis hermanos.

Estaba segura de algo, a la gente buena, digna y honrada siempre iban a ser focos de las personas que tenían el poder de volver sus vidas una miseria. Yo era una.

Eso debería enseñarme algo...

Eso significaba algo...

La inocencia la había perdido.

Mi humanidad estaba por acabarse.

Mi paciencia también.

El dolor aumentaba.

Mi poder...MI PODER era lo que me hacía ser peligrosa.

Pero si Hydra, me había vuelto lo que soy, ellos se habían convertido primero.

Eso da pie a la siguiente pregunta...

¿Cómo destruir...a Hydra, un monstruo y a toda la gente que me había lastimado sin convertirme a mí en uno?

Pronto.

Escuche la puerta abrirse ¿Será algo bueno?

No podía mover mi cabeza para ver, simplemente vi llegar a dos hombres. Ambos eran sumamente conocidos para mí.

Pero uno de ellos me espanto más, no por el dolor, por la agonía o por las torturas que me habían hecho sufrir, sino porque jamás en la vida podría haber pensado que justamente una persona como él pudiera entrar a una institución como esta.

Era tan contradictorio, alguien que creí bueno, heroico y del lado de la sociedad era capaz de asomarse sin miedo o precaución y estar plenamente tranquilo al lado de alguien como Strucker.

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