14 de marzo de 2012
Eira
Las horas se me había hecho cortas, no había podido soltar en toda la noche el libro de poesía que me habían prestado de la biblioteca de la escuela. Por suerte, mis padres no se enteraron de que no pegué un ojo en toda la noche, ya que si lo supieran, pegarían el grito en el cielo. A ellos no les gustaba que me quedara despierta a la noche sabiendo que al día siguiente tendría clases, además de que como compartía habitación con Vysenya me decían que yo no la dejaba dormir; pero no era mi culpa, siempre sufrí la tentación de quedarme leyendo horas y horas, era algo más poderoso que yo, y si ellos vieran dormir a Vysenya sabrían que no hay manera de levantarla, salvo que le diera con un fierro en la cabeza.
Como ellos trabajaban mucho, salían muy temprano de casa y volvían tarde, yo aprovechaba, después de hacer mis tareas de la escuela, para hibernar como un tierno oso en mi cama y así poder leer fielmente durante la noche. Era un horario que me había impuesto desde que me refugiaba en la lectura, era perfecto en muchos aspectos. Primero y principal, no había chance que me molestaran mientras leía, salvo cuando a Alex se le ocurría mirar películas de terror, y al ser un pequeño de seis años, el miedo en la noche no lo dejaba dormir tranquilo. A raíz de ello, él siempre se aparecía en la puerta de mi habitación con su peluche pidiendo dormir conmigo, pues con Vysenya no hay posibilidad. Mi hermana pega unas leves patadas cuando duerme, lo supe a la fuerza una vez que tuve que dormir con ella porque mi cama no estaba armada; además, hablaba dormida. Hubo una vez en que la vi levantarse como Tutankhamun y preguntarme dónde es que había dejado su piano. En fin, la presencia de Alex nunca me molestó. Una vez que su cabeza rubia tocaba la almohada, se fundía en un pesado e inquebrantable sueño. Existía un permanente silencio, el único ruido era el pasar de las hojas y por supuesto la pequeña y pausada respiración de mi hermano.
Después de haberme terminado mi libro, lo deposite sobre mi mesita de noche, y con gran satisfacción me acurruqué junto a Alex, que dormía como una marmota, y cerré los ojos con la esperanza de poder descansar aunque fuera un poco antes de tener que alistarme para ir a la escuela. Se ve que con solo el contacto con la almohada caí fundida en un sueño, aunque la felicidad no me duró mucho porque me desperté sobresaltada en el piso a raíz de una patada involuntaria de Alex y con un dolor recalcitrante en mi trasero. Parecía que mis hermanos tenían las mismas mañas cuando dormían.
―Dios, Alex ―murmuré intentando no hablar demasiado alto como para que él se despertara.
Busqué el reloj para tratar de ver la hora, y cuando por fin pude hacerlo, casi pego un grito que podría haber asustado a cualquiera en mi casa. Me voltee rápidamente, me levanté y fui directo a la cama de mi hermana, que para colmo seguía culo para arriba durmiendo. La zamarreé una y otra vez, y cuando por fin abrió los ojos le dije:
―¡Vysenya levántate! Se nos ha hecho tarde, no vamos a llegar a la escuela sino te levantas.
―Yaaaa vooyy ―fue la contestación de mi hermana mezclada con bostezo.
―Apúrate, que tenemos que llevar a Alex también.
―¿No me ves que ya me estoy poniendo los pantalones? ―dijo algo molesta mientras se vestía a la velocidad de una tortuga.
―Sí, lo veo..., veo que te los estás poniendo al revés ―le contesté riendo―. Termina y baja, que así desayunamos algo los tres.
Cuando terminé de alistarme y terminé de acomodarle el uniforme a Alex, bajé directo a la cocina para preparar aunque sea un desayuno para no irnos a la escuela con la panza vacía. Percibí que mis papás no estaban, seguramente ya se habían ido a trabajar. No era que me extrañase tampoco. Cuando vi bajar a mis hermanos, deposité tranquila un vaso de leche chocolatada para Vysenya, uno con leche blanca para Alex y un café con leche para mí, y serví panqueques para los tres.
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BLEVINS
Fanfiction¿Qué pasaría si te dijéramos que todo lo que conoces es una mentira? ¿Qué pasaría si te dijéramos que tus padres son los responsables de enviarte directamente al infierno? ¿Nos creerías? Quizá todo esto te suene muy ajeno, muy lejano, algo imposib...