26 de Mayo de 2012
Eira
Sabía que lo haría. Sabía que era una chica con capacidad inigualable. Sabía que ella era una ganadora, sabía que así era Vysenya. Por más aliento que yo pudiera brindarle en el día de la competición, ella fue, es y lo será para toda su vida una ganadora, lo que no sabía era que, ella era ya un orgullo para mí. Puedo entender perfectamente el sentimiento de felicidad del que fue testigo mi hermana. Seguramente ustedes deducirán que lo puedo entender porque soy su gemela. Pero más allá de serlo, y sin quitarle merito a la genética, lo que ella sintió fue exactamente lo mismo que sentí cuando presente mi historia. Recuerdo que a diferencia de mi hermana, que se encontraba impaciente por la competencia, yo me hallaba temerosa cuando la presenté, pero todo se disipó al final cuando los directivos me devolvieron una respuesta muy reconfortante por él. Solo quedaba esperar al resultado. En parte me sentía ansiosa por saberlo, anhelaba con mi alma que fuera yo la ganadora; y por otro lado, me sentía temerosa de no serlo, pero si ese fuera el caso, jamás me decepcionaría por ello. Estaba feliz, me quedaría con un sabor amargo por la derrota pero feliz por haber afrontado uno de mis tantos miedos.
Aunque no parezca, todo lo que acabo de contar lo pensé en apenas media hora que llevo tratando de despertar a Vysenya. ¡Dios salve y me aguarde! Esta chica tenía el sueño más pesado que un oso en invierno. Me pregunto si en el momento en que ella se encuentre con el amor de su vida, él será igual que Vysi a la hora de dormir.
Ya no sabía qué hacer para despertarla, le puse las medias sucias de Alex en la nariz, para ver si con el mal olor que despedían la marmota abría los ojos, pero solo la durmió más, creo que el olor de los pies de Alex es más un modo de hacer desmayar a la gente, ¡por favor!, el hedor era inmenso. Traté destapándola, quizá tendría frio, pero nada. Le saqué de un tirón la almohada, tal vez el movimiento brusco podría despertarla pero fue una pérdida de tiempo. Ideas, ideas, ideas, ide... ya estaba, esto no podría fallar jamás. Salí de la habitación tan rápido como pude, teníamos que darnos prisa para entrar a clase. Por suerte Alex estaba cambiado y tomando el desayuno que le serví antes de subir a buscar a Vysi. Pasé a la cocina y tal como dije, mi querido hermanito estaba ahí sentado tomando y comiendo como un pato angurriento, este chico era un pozo sin fondo. Cuando me vio entrar, se giró hacia mí sonriendo con la boca llena de pasteles de canela.
―Alex ―me reí―, trata de comer más tranquilo cariad, te vas a ahogar. Es cierto que estoy apurada, pero come despacio, así se disfruta más y no tienes chance de que caiga mal más tarde.
―Es que tengo hambre, y tus pasteles son muy ricos Eiri.
―Siempre tienes hambre ―comenté riendo.
Cuando me di la vuelta, encontré justamente lo que había ido a buscar. Los había preparado de madrugada porque no podía dormir, era una situación bastante usual. Cuando me despertaba de noche, muy difícilmente conciliaba de vuelta el sueño, y eso me daba tremendas ganas de cocinar, era esa la razón de que siempre había algo dulce para el desayuno. A veces eran panes, otras eran pasteles. Pero esta vez había hecho unas tortitas, eran como panqueques cuadrados achatados, y se comían con miel de caña y azúcar encima. Lo tomé con impaciencia, lo preparé todo en un plato y llevé con él un vaso de leche chocolatada. Con algo tendría que bajar ella mis panqueques. Subí las escaleras lo más rápido que pude, tratando de no tirar nada, lo último que me faltaba era que se me callera la bandeja y tener que limpiar todo. Llegué a mi habitación, y la puerta para mi mala suerte estaba cerrada, nada me estaba saliendo bien al parecer.
Siendo escritora y alimentándome de la lectura, las ideas me llegaban como golpes en la cara. Tomando equilibrio levanté el pie y con un leve movimiento bajé el picaporte en forma de "L", y por primera vez en ese día, algo funcionó. Solo tendría que ver si mi plan de despertar a Vysenya también funcionaría. Me senté a un lado de la cama, tomé el plato en mis manos y lo pasé delicadamente sobre la nariz de Vysi. No tuve que esperar a hacer la segunda pasada que ya podía ver como mi querida marmota abría los ojos y se estiraba como la bella durmiente. Por primera vez en mucho tiempo, le gané a Vysi y me zafé de su agarre por querer robarme el plato con los panqueques.
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BLEVINS
Fanfic¿Qué pasaría si te dijéramos que todo lo que conoces es una mentira? ¿Qué pasaría si te dijéramos que tus padres son los responsables de enviarte directamente al infierno? ¿Nos creerías? Quizá todo esto te suene muy ajeno, muy lejano, algo imposib...