23 de Septiembre de 2013.

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23 de Septiembre de 2013.

Vysenya.

Félix número 3 está tratando de darme un gancho en mi costado izquierdo de la cara. Lo veo con el rabillo del ojo mientras peleo con el 11 y el 6. Se piensa que me tiene distraída, pero está demasiado equivocado. Hunter no me ha entrenado en vano para ser la mejor.

Me muevo rápido para que él no consiga atacarme. Bloqueo el golpe de 11 con el antebrazo izquierdo y eso lo sorprende por alguna razón. Se queda parado tan solo un segundo, pero es suficiente para que aproveche y le pegue un costado en el estómago, que lo hace doblarse en dos e irse para atrás a los tumbos; otro más fuera de combate. 6 piensa que tiene ventaja, y por un segundo parece que puede llegar a golpearme en el estómago, pero soy demasiado rápida para él y me hago a un costado, tomándolo de la pierna y torciéndola en un ángulo anormal hasta que escucho un crujido que lo hace caer al suelo.

Eso también me lo enseñaron; me enseñaron a ser mortal.

Me doy la vuelta justo cuando 3 está a punto de clavarme un cuchillo en la espalda y lo tomo del cuello con violencia hasta depositarlo en el cuello. Sonrío con excitación a medida que siento como la energía se va yendo de su cuerpo y va ingresando al mío. Y me encanta cuando veo la desesperación de uno de los Félix por quitarme de encima.

―No te la esperabas, ¿eh? ―susurró con una carcajada.

Él me araña el brazo, pero no voy a soltarlo, no hasta que se desmaye y ya no sea un peligro.

Cuando le veo cerrar los ojos, mi mano se suelta de su garganta y busca el cuchillo que antes iba a ser clavado a mi espalda. Esa es otra de las cosas que me enseñaron: aquí no soy indispensable, si me matan, será culpa mía y de nadie más, y buscarán a otro para reemplazarme. O mato, o dejo que me maten, y mientras sopeso el cuchillo en mi mano, decido que voy a seguir con la primera opción.

Me doy la vuelta lentamente mientras me quitó el pelo azul de la cara. Ocho Félixes están ubicados en formación frente a mí en el pasillo. Todos me miran con los ojos entrecerrados, queriendo parecer intimidantes. Sonrío con suficiencia y luego me dispongo a correr; como si alguien pudiera darme miedo.

Salgo a toda velocidad y paso entre los primeros dos antes de que puedan ver mi estela roja y darse cuenta de lo que está pasando. Rodeo al de la derecha y engancho mi mano en su hombro para darme impulso; termino saltando y, con un envión, golpeo al clon de la izquierda con las piernas, enviándolo hacia la pared antes de dar el giro completo y rodearle el cuello con las piernas. Siento cómo se debate, por lo que tuerzo las piernas y escucho otro crujido. Sé que no lo he matado; si matas a un clon, el original sigue vivo. Me bajo de un salto antes de que el cuerpo caiga como peso muerto y le doy un rodillazo al clon anterior, que ya comenzaba a levantarse y ahora se arrepiente de hacerlo.

Le robo la energía a ambos. Me vuelvo más rápida. Siento como se me van despertando los músculos. Sonrío, y sigo atacando.

Quedan seis clones, y los derribo como si estuviesen hechos de papel solamente. Corro y doy un salto para quedar detrás de los tres siguientes. Es como si no me vieran llegar, y se nota la confusión cuando no saben qué los golpeó. A uno le clavo mi nuevo cuchillo en la espalda, justo en el punto entre los dos omóplatos. Lo dejo en el suelo antes de sacar el cuchillo, salpicándome sangre en la cara, y se lo clavo a los otros dos en el estómago.

Se me vienen a la mente momentos en los cuales todos ellos me golpeaban hasta el cansancio, y eso me hace descargar más furia sobre ellos. Los tres restantes son pan comido, además de que están asustado que no pelean al cien por ciento, lo cual no es para nada divertido, pero ya veré si puedo conseguir una buena pelea con Lydia, o en su defecto con P20. Ellos sí que son divertidos para pelear, y más divertido es ver la cara que ponen cuando los derribo y los dejo en el suelo.

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