Imperfecta (Golden Freddy x Freddy)

Imperfecta: Día 20

Cocinando

No era la primera vez que hacían juntos esta mortal actividad, siendo que la primera vez, si no fuese por un producto caducado, todo hubiese salido bien, pero eso no importaba en la actualidad.

Freddy y Fred miraban con miedo al rubio quien deseaba hacer junto a su novio la comida para ese día, ya que Jeffrey se encontraba con una mezcla entre gripa y temperatura por exceso de trabajo, al castaño no se le ocurrió mejor idea que "concederle su deseo"

El shadow ya se encontraba rezando a todos los dioses en los que jamás creyó con tal de salvar su pellejo.

– Lo juro, voy a misa el domingo y de rodillas si lo detienen –suplicaba el pelinegro con lagrimitas en los ojos y expresión desesperada.

– ¿Entonces que deseas comer? –pregunto Freddy, resignado a cocinar con su pareja, esperando que no terminara de forma tan desastrosa.

– ¡Arroz con milanesas! –exclamo el rubio con emoción; el castaño no pudo evitar sonreír de lado, en momentos como estos, Golden actuaba como si fuese un niño en navidad y eso le causaba mucha ternura.

– ¿Que se le va a hacer? –pensó el chico arremangándose y acercándose al fregadero, estaban en la casa del rubio–. Espero que sirvan todas esas veces que mi madre me obligo a cocinar con ella.

– Voy buscando los ingredientes –menciono el rubio, recibiendo un asentimiento del castaño.

. . .

Mientras Freddy hacía la difícil tarea de sofreír los granos de arroz a la vez que hacia una mezcla rara de cebolla, ajo y knorr suiza en la licuadora, revisando que todos los productos sirvan. Golden se concentraba en llenar las pechugas con huevo.

– Una vez tenemos nuestras muestras cubiertas, vamos a empanizarlas –hablaba el rubio al vacío, como si estuviera en un programa de televisión, su pareja soltó una risa al escucharlo, le encantaba el entusiasmo que ponía Golden en cosas que podían ser simples para otras personas–, para nuestro pan molido, lo hicimos con los bolillos que sobraron el día anterior y con un rallador de queso –hizo una señal de estar contando un secreto–, a decir verdad, esta más rico que el comercial.

Ese gesto logro una carcajada en Freddy, quien saco un sartén para la cocción, llenándolo de aceite, mientras Golden seguía jugueteando.

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Ambos admiraban el arroz medio aguado y las milanesas algo quemadas, pero a pesar de eso se miraba comestible, por lo que se sentaron para degustar el fruto de su par de horas en la cocina.

– Mejoramos considerablemente de la última vez y en esta ocasión no hubo nada echado a perder –comento Freddy recordando la vez que quisieron preparar una sopa pero el knorr suiza estaba caducado y como no se dieron cuenta, estuvieron todo el día con el estómago suelto.

– Bien hecho Barbie –adulo Fred probando la comida, el rubio sonrió al no percibir ironía o burla en la voz de su cuñado.

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Alrededor de las tres de la madrugada, Jeffrey se dirigía a pasos lentos a la cocina en busca de agua para sus pastillas, pero al entrar se encontró con un desastre en la cocina, parte de la zona cercana a la estufa se encontraba negra y los trastes sucios se encontraban acumulados en la mesa ¿qué demonios habían hecho esos mocosos? Maldecía el momento en el que al señor Golden se le ocurrió llevar a la madre de Freddy de paseo en crucero, dejando a su cargo al par de jóvenes desastrosos.