Marioneta

Prólogo

¿Cómo me había equivocado tanto? ¿Cómo me había permitido caer en las redes manipuladoras del viejo?

Había preferido pretender ser ignorante y perezoso, seguir la corriente, vivir en la mediocridad para ser aceptado, únicamente existiendo para seguir el camino que me habían trazado. Y ahora solo quiero salir de las ataduras que me contienen, quiero cambiar mi futuro, quiero seguir al que nació para gobernarnos.

-Pero ahora puedo tocarlo... - fanfarroneó el Señor Oscuro, mientras tocaba mi frente. Debo admitir que dolió como los mil demonios, sentí como ese pedazo que estaba dentro de mi trataba de ir hacia él.

- ¡Ahhhh! - grité.

- ¡Harry! - gritó Cedric desde la otra punta del cementerio. Estúpido Hufflepuff.

- ¡Cedric vete! ¡Toma la copa y avísale a Dumbledore! - respondí viéndolo a los ojos. Pude notar su miedo, su indecisión, no quería abandonarme.

-Pero... -

- ¡No dudes, es por el bien mayor! – y ahí estaba lo que buscaba, con esa típica frase del viejo su mirada mostró determinación, corrió hacia la copa y al tomarla, desapareció.

-Que noble eres Potter, toda una perfecta marioneta- rió irónicamente el Señor Oscuro, sus seguidores siguieron su risa.

- ¿Y cómo voy a ser yo menos? Seré generoso-afirmó mientras que con un movimiento de varita me liberaba de mis ataduras. Caí estrepitosamente al suelo.

-Levántate Potter, tendremos un duelo en el que obviamente perecerás, pero al menos lucharás como el Gryffindor que eres- no pude evitar reír ante su afirmación, levanté el rostro y miré al Lord directo a los ojos. Su extraña sonrisa pasó a ser una mueca de ira y desagrado. Me infundí valor y pronuncié las dos palabras que cambiarían mi vida...

-Mi señor... -