Capítulo 9

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A la mañana siguiente al desperta, no pude evitar sonreír, por fin estaba en casa. Me estiré en la cama y volví a cerrar los ojos para disfrutar mi regocijo. Mi magia estaba intranquila, pero en un buen sentido, podía sentir como me hacía ligeras cosquillas por todo el cuerpo. Sin poder evitarlo lleve mis manos a mi marca y eso me transmitió la tranquilidad que sentía mi corte, se notaba que todos aún seguían dormidos. Subí lentamente mis dedos hasta que llegué a la marca tenebrosa, sin poder evitarlo la sensación de vacío se apoderó de mí. Era lo que siempre sucedía una vez que tomaba consciencia de que Tom no estaba a mi lado. Deje mi magia fluir a través de la marca, capaz él también estaba despierto y así podríamos aligerar un poco el vínculo. Pasados unos segundos sentí su respuesta, su magia brotaba a través de mi marca y eso a su vez lo hacía más intenso. Mi corazón se aceleró, no sabía que estaba pasando, pero se sentía tan bien. Ambos estábamos compartiendo magia y con eso por fin el vacío se iba.

-Harry...- oí en mi mente.

-Tom... ¿Qué está pasando? – pensé en respuesta.

-No lo sé, pero no puedes parar el flujo de magia ahora, hemos estado mucho tiempo separados- respondió frustrado.

-Lo sé, pero ambos sabemos que fue necesario. En esas dos semanas resolví muchos asuntos –

-No es algo que no supiera-

-Claro que lo sabe, Oh mi Señor- pensé riendo.

-Cállate Potter- poco a poco la sensación se fue estabilizando y una calidez calmada se fue posando en mi pecho, me encanta esta sensación.

-Dejaré un pequeño flujo de magia de forma permanente hacía ti, has lo mismo, capaz así estas molestas explosiones repentinas no serán frecuentes-

-Aja...-respondí solo para que se callara.

El silencio se perpetuo en mi mente. Volví a cerrar mis barreras oclumantes y cuando ya la sensación alivio se normalizó decidí que era hora de levantarme. Me dirigí a mi baño para asearme, me coloqué mi uniforme, tomé mi bolso y bajé a la sala común. Cuando llegué a la estancia, para mi sorpresa Draco se encontraba en un sillón frente a la chimenea con la cabeza hacia atrás, apoyada en el respaldar y los ojos cerrados. Su respiración era profunda, parece que se había quedado dormido. Creo que nunca había notado lo guapo que se había vuelto Draco con los años, su terrible personalidad siempre había opacado todo lo demás, pero ahora viéndolo de cerca y en silencio podía apreciar la delicadeza y aristocracia de sus facciones, la brillantez de su cabello plateado, pero pude notar como algo seguramente lo perturbaba ya que tenía unas ligeras ojeras debajo de sus ojos. Me acerqué y coloque sobre su frente dos de mis dedos, concentre mi magia y la transmití hacia él. Poco a poco vi cómo empezó a tener mejor semblante y las ojeras desaparecían. Podía haber leído su mente para saber que lo molestaba, pero creo que mi paciencia será mejor recompensada cuando el mismo decida hablar conmigo. Acaricié ligeramente su mejilla.

-No te preocupes Dragon, al lado de tu Rey siempre estarás a salvo- le susurré en el oído y ligeramente besé su frente. El soltó un pequeño suspiro y sonrió.

Yo me alejé y lo dejé seguir durmiendo, con tal, aún faltaban algunas horas hasta la primera clase. Miré hacia las escaleras y reí ligeramente.

- ¿Saben que espiar a las personas es de mala educación no? - dije divertido. De entre las sombras salió Blaise y Theo bajó lentamente las escaleras.

-Con que ya sabemos quién será el favorito- contesté Blaise riendo.

- ¿Y tenías dudas de ello luego de como nuestro querido príncipe se unió a nuestro Rey ayer? -siguió Theo jocosamente.

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