Capitulo VIII

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Era un día lluvioso. Una familia iba hacia la casa de un familiar lejano. Cuando de repente y sin saber por que, el carruaje que los llevaba volcó. La madre y el padre estaban encima de la pequeña, cosa que hizo que se salvara pero sus padres no corrieron la misma suerte.

-¡Papa! ¡Mama!- Decía la niña entre gritos y lloros.

Después de horas llorando se dio cuenta de que sus padres no volverían. Decidió caminar hasta la casa de su tía, y suerte para ella, la ciudad no quedaba muy lejos.

Narra Erika:

Despierto exaltada. Otra vez ese sueño. Miro el paisaje por la ventanilla del carruaje. Es un bonito paisaje de campo.

El carruaje para frente a la enorme y distinguida mansión de mi primo.

Alguien abre la puerta del carruaje.

-Bienvenida de nuevo señorita.-Dice Sebastian antes de ayudarme a bajar.

-Gracias.

Bajo del carro y sacudo mi delicado vestido de tafetán negro.

Sebastian me acompaña al interior de la mansión donde están mi primo y dos chicas mas.

Una tiene el pelo negro, largo y lacio, con ojos azules como el mar y me mira con cara de importarle poco. Lleva un vestido largo gris, con Brocados y puntillas en blanco y negro. La otra tiene el pelo color rosa pálido, recogido en una trenza que ya de por si le llega hasta la parte baja de la espalda, que pelo mas largo ha de tener suelto, ojos de un color verde esperanza que me miran con ilusión y una sonrisa encantadora. Lleva un vestido corto de color crema, con volantes marrones en los bajos y un lazo negro atado al cuello del vestido también del mismo color, unos calcetines altos marrones con puntillas de crema y unos zapatos del mismo color.

-Bienvenida de nuevo, Erika.- Dice con una sonrisa falsa.

-Gracias primo.- Digo yo con una sonrisa mas falsa todavía y me dirijo hacia las dos chicas.- Encantada de conoceros. Mi nombre es Erika Phantomhive, tengo dieciséis años y soy su prima.

La chica pelirosa se apresura a contestar.- Yo me llamo Nike, tengo quince años y espero que nos llevemos bien.- Me hace una reverencia.

-Ya veo, así que tu eres la futura prometida de mi primo.

-Si.- Dice con una sonrisa que, espera, es verdadera. Hacía mucho tiempo que no veía a alguien con una sonrisa así.

-Yo me llamo Hikari, tengo diecisiete años y soy la mejor amiga, secretaria, consejera sentimental y guardiana de Nike. Es un placer.- Se inclina haciendo una reverencia.

-Podéis llamarme Erika.

Estas dos son interesantes. Veamos como transcurre esto.

Narra Nike:

Han pasado tres horas desde el desayuno.

Ahora estoy en la puerta de entrada junto a Ciel y Hikari. Esperando a que llegue su prima. ¡Estoy nerviosa! Ciel me da la mano y la acaricia para tranquilizarme.

Hikari me guiña un ojo- Todo saldrá bien mi pequeña.- Me dice sonriendo.

Dios si estas ahí en el cielo, doy gracias por tener a estos dos a mi lado.

Se abre la puerta y aparece una hermosa chica de pelo blanco, con una diadema negra y una rosa roja en el centro, y unos ojos rojos que me miran con interés. Lleva un vestido de tafetán negro con brocados en gris y rosas rojas lo adornan.

Nos presentamos y Sebastian se lleva las maletas de Erika.

-Lo siento, pero debo ir a trabajar.- Dice Ciel antes de marcharse.

Tan ocupado como siempre. ¡Bueno es una oportunidad de conocernos mejor!

-Bueno Erika-san. ¿Hay algo que quieras ver o hacer?- Pregunto feliz.

-Podemos ir al jardín. Me gustaría saber mas de vosotras.- Dice con una hermosa y delicada sonrisa.

-Claro.- Dice Hika-Chan.

-Me encantaría.- Respondo.

Vamos hacia el jardín y nos sentamos en una parte un poco aislada, llena de rosales, y plantas de diversos tipos. Es hermoso.

-Bueno ya veo que tu y mi primo congeniáis.- Dice sonriente.

-¿Tu crees?- Pregunto extrañada.

¡¿Por qué empieza así la conversación?!

-Hasta yo lo he notado.- Dice Hikari.- Contigo es mas gentil que con los demás. ¿Verdad Erika?

-Si, pero tu tampoco te vas de rositas. Todas hemos visto como te mira Sebastian.- Dice tan tranquilamente, cosa que produce que me ria a carcajadas.

-¡Oye!- Hikari nos pega un codazo en el hombro.

Las dos seguimos riendo y ella al final se nos une. Ella tiene una hermosa sonrisa y un aura parecida a la de Ciel.

-Sabes.- Digo feliz.- Tu y Ciel os parecéis mucho. Los dos tenéis una mirada fría pero también un corazón tan puro como el oro.

Ella se sorprende.- Eso crees.- Se acerca mucho mas a mi y me abraza.- Eres mucho mas interesante de lo que llegue a pensar. Menos mal que puse a Ciel en tu camino.- Me susurra al oído.


Basto con soñarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora