Capitulo XII/III

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Narra Ciel:

Nike se levanta. Sin pensárselo dos veces abre la ventana y salta.

- Pero... ¡¿Acaba de saltar del segundo piso?!- Dice mi prima sorprendida.

- Déjala, una vez se le mete algo en la cabeza no hay dios que la pare.- Dice la señorita agresiva.- ¡Vamos!

Salta por donde Nike. No me pienso quedar aquí sentado llorando, no mientras ella este ahí fuera.

Tanto mi prima como yo saltamos.

Nike esta en un lugar lo suficiente cerca para que la oigan pero no lo suficiente como para que le llegue a dar alguien en la pelea.

-¡Paraaad!- Grita Nike.

Ambos se detienen, Sebastian me mira y yo asiento.

- ¡Angela o como te llames! ¡Si me quieres a mi, ven!

¡¿Se puede saber que hace?! Ciel tranquilo de seguro debe tener un plan.

Angela se acerca y al tocarla cae. ¿Pero que?

- Angela te diré un secreto.- Dice acercándose a su oído.- Tienes razón, mi alma es pura, tan pura que alguien que ha sucumbido al poder no tiene nada que hacer con ella.

- Pero... Eso es...- Intenta decir Angela.

- ¿Imposible? Puede que en algún momento fueras un ángel capaz de alimentarse de la pureza y los buenos sentimientos, pero ahora tan solo eres un ángel caído peor que los demonios, por eso y por el echo de haber hecho llorar a Ciel, yo te devolveré al lugar al que perteneces.- Dice Nike y Angela se desvanece convertida en polvo de estrellas.

Todos nos quedamos sorprendidos, sobretodo Sebastian y yo. ¿Como lo ha sabido? Nike nunca dejara de sorprenderme. Bueno, ahora es el momento. El momento en que le digo todo a ella. ¿Me aceptara tal y como soy?

- Nike, tenemos que hablar.- Me quito el parche del ojo, viéndose así la marca de mi contrato con Sebastian, y digo.- El sueño que tuviste fue sobre la muerte de mis padres, a mi me cogieron y me torturaron hasta que sin querer llame a Sebastian e hicimos un pacto, por el cual el es mi mayordomo demoníaco.

Comienzo a llorar de nuevo ¿Pero que diablos me pasa hoy?- Ahora, después de saber esto, lo entenderé si decides marcharte.

- ¡Tsk!- Hace una mueca.

Recoge el parche y me lo coloca.- Cuantas veces he de decirte que te quiero y no me pienso ir de tu lado.

Me sonríe. Yo sigo llorando, pero esta vez de alegría, no puedo evitar sonreír también.

Me coge de la cintura, me atrae hacia ella y me besa apasionadamente.- Esa es tu recompensa por sonreír.- Dice picara.

- Bien, entonces ya no hay marcha atrás. Desde este mismo momento y para siempre, eres mía.- Digo y esta vez soy yo el que la coge de la cintura y la levanta.- Y ahora nos vamos a dormir que tengo sueño.


Basto con soñarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora