Capitulo IV/I

17 3 0
                                    


-Espera...- Digo y antes de que pueda decir mas palabra, Sebastian me agarra y empieza a caminar.

-¡Oye! ¿Se puede saber a donde me llevas?- Digo enfadada.

-¿No has oído? Me han mandado que te lleve a comer algo.

Se para de repente.

-Ya hemos llegado.- Dice con una cara indescifrable en el rostro.

¡Este sitio es muy genial! Es una cafetería con una fachada estilo victoriano pero, tiene muchas cristaleras de colores y unas puertas también de cristal.

-¡Vamos!- Digo emocionada.

Le estiro del brazo y entramos. Pasamos por el mostrador y pido lo que parecen ser tortitas y un café con leche, mientras que Sebastian pide un café solo.

Nos sentamos en una mesa junto a una de las cristaleras.

-Esto... Gracias por traerme- Digo pausadamente. Normalmente es Nike la que se encarga de este tipo de cosas y, creo que se a notado porque Sebastian me esta mirando fijamente.

-No hay de que.

Llega la comida y comienzo a desayunar.

Yo siempre como tranquilamente y eso parece ser una novedad aquí ya que todos me están mirando.

-Sebastian. ¿Hay algún problema?

-No.

-¿Entonces por qué me miran?

-Ni idea. Pero en cuanto terminemos nos vamos que quiero mostrarte algo.

-OK.

Después de un rato termino de comer, paga y nos vamos.

Me lleva hasta una especie de ¿Callejón? Espero que no sea otro pervertido-kun, porque si intenta algo se las vera conmigo.

Hace una especie de sonido y de repente decenas, no cientos, de gatos aparecen.

-¡Gatitoooos! ¡Que geniales por favor!- Digo y me agacho para tocarlos.

Sebastian hace lo mismo y una avalancha de gatos cae sobre el.

Cosa que hace que prácticamente me tire al suelo de la risa.

-¿Se puede saber que te resulta tan gracioso?- Dice aparentemente enfadado.

¡Bieeeen! ¡Al fin muestra alguna emoción!

-Nada.- Digo intentando contener la risa.

-Con que nada...

Sebastian que estaba hasta hace un momento a unos metros, de golpe esta a menos de unos centímetros. ¡¿Qué demonios esta haciendo?! Se acerca todavía mas, tanto que nuestras narices se tocan. Cierro los ojos.


Basto con soñarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora