Desahogarse

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No era precisamente su plan pasar otro sábado en aquel parque, pero sus hijos habían insistido durante toda la semana, al parecer el pequeño azul, ¿Karl?, les había dicho que iba ahí con su tío CHARLES todos los sábados.

Ahora estaba ciertamente preocupado por la felicidad que sus mellizos demostraban para con ese niño.

Pero bueno, Erik se encontró a sí mismo sin poder negarse ante aquella petición porque simplemente no tenía razones para hacerlo, era un bonito parque con muchos árboles y por tanto con suficiente sombra y clima fresco; el ambiente era tranquilo y se veía suficiente movimiento como para no sentirte paranoico por cualquier amenaza asechando entre los matorrales ni con demasiadas personas como para sentirte sofocado a punto de desarrollar afefobia.

Además no estaba en contra de que Wanda y Pietro jugaran con el niño y le costaba admitirlo pero Charles-No-Sheldon era alguien agradable.

Recordaba su reacción cuando al llegar al jardín de niños, posterior a su respectivo saludo "Buenos días señor Lensherr", Erik decidió que ya que sabía el nombre del sujeto, un solo asentimiento de cabeza no era suficiente.

-Buenos días, Charles- La carilla de felicidad del tipo lo sorprendió. Tal vez porque era la misma expresión en el rostro de Magda la primera vez que le dijo que la amaba (lo cual por si solo era suficientemente extraño porque a Erik comenzaba a preocuparle las comparaciones que realizaba su cerebro), pero aun así era diferente, Magda se veía como una mujer realizada, Charles-con-CH se veía... tierno.

Luego Erik se recordó a sí mismo que los hombres no deben pensar que otros hombres son tiernos.

El punto es que ahí estaba, observando a sus hijos correr al pasamanos, bueno solo pudo observar a Wanda porque Pietro ya estaba colgando del objeto.

Erik no estaba muy seguro de qué lo había llevado a hacerlo, le gustaba pensar que era el hecho de que Charles estaba sentado en la banca perfecta para observar a sus hijos sin importar en el lugar en que se encontraran, sin puntos ciegos.

El caso era que había ido hasta ahí y se había sentado junto al profesor.

-Hola Charles- saludó de inmediato. El hombre levanto la mirada del libro que leía con bastante atención dedicándole un rápido vistazo con gesto confundido sin saber, al parecer, quien le llamaba.

-Oh, Hola Señor Lensherr- y Erik se convirtió en el receptor de una entusiasta sonrisa que trato de regresar de manera menos emocional. Fuera como fuera ese fue el único contacto antes de que Xavier regresara a su libro.

-Genética- Susurro Erik al leer el título del tomo en los muslos del otro, obteniendo nuevamente su atención.

-Sí- le sorprendía la forma que tenía el castaño de hacer que hasta un simple "Sí" no tuviera ese aire seco que el resto del mundo le daba, tal vez era por convivir tanto con niños. Después de eso la conversación acabo, si es que a eso se le podía llamar conversación, claro.

Lensherr cambió su atención a sus pequeños y al niño azul (¿Ku-Kuri?); fue en ese momento que Kuyen (¿Kuyen?) estornudo desapareciendo en una nube de humo y volviendo a aparecer al instante en el mismo lugar.

-Salud- dijo Wanda sin tomar mucha importancia a la desaparición repentina de su amigo.

-Vaya- no pudo evitar exclamar, bueno era obvio que el niño era un mutante, pero no esperaba aquello en realidad.

-Kurt tiene la misma mutación que su papá- explicó Charles risueño. Erik asintió interesado. Al parecer ese día tenía ganas de hablar porque cualquier otro día habría dejado pasar algo como eso, pero hoy quiso saber más.

Matando la SoledadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora