Antes de navidad

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Navidad se acerca, Magda es una simple y torpe humana, en mi puebluchito solo hay Burger King. Este capítulo es la mitad de uno más largo, así que tal vez se note que solo es la mitad... o tal vez no. X-Men no es mío.

...

Charles despertó sintiendo frío a pesar de estar muy bien cubierto con un cálido cobertor, era más bien ese tipo de frío que se experimenta al quitarse la chamarra en una habitación tibia; no es exactamente frío, pero algo falta.

Escuchó las risas de los niños y de golpe recordó donde estaba.

Se sentó de forma decente, tratando de mostrar los modales que se debían usar en casa ajena.

¿Cuándo se había quedado dormido?, ¿Dónde estaba Erik?

Se levantó sintiendo aún más frío tratando de esquivar las cobijas revueltas y a los tres niños que se aferraron a sus piernas divertidos y divirtiendo al adulto, que nunca sabría qué su amigo había pasado por lo mismo.

-Niños, ¿Dónde está Erik?- logró preguntar entre risas.

-En el baño-

-Cocina- contestaron Wanda y Pietro al mismo tiempo dedicándose una mirada el uno al otro un tanto molestos.

-De acuerdo, gracias- rio un poco más, yendo hasta el comedor donde encontró a Erik recargando las manos en la mesa, con el celular a un lado, viéndose cabizbajo y pensativo.

Sin pensarlo coloco su mano en el hombro de aquel hombre que tan importante se había vuelto en su vida, sintiéndose honestamente preocupado e inquieto por lo que fuera que estuviera perturbando a su amigo.

-¿Estás bien?- preguntó sin reflexionar mucho en el tono de voz que había usado. Lensherr lo observó de inmediato, disfrazando su expresión aproblemada con una divertida, Yendo a acomodar el cabello desordenado de Charles sin que a ninguno le importaran cosas como el espacio personal o el estar actuando como un viejo matrimonio.

-Luces bien, Charles- deseaba no haberse sonrojado hasta las orejas como sabía que lo había hecho, al tiempo que su mano libre viajaba a su cabello regañándolo en su interior por desordenarse, luego se dio cuenta de que el mayor acababa de esquivar su pregunta.

-Erik- susurró dejando flotar el "¿Qué sucede?" porque recordó que no era correcto entrometerse tanto en la vida del otro; pero Dios, vaya que quería saber todo de Erik. Nunca se permitiría decir aquello en voz alta, porque si sonaba demasiado "Sujeto acosador" en su cabeza, seguro sonaría peor a viva voz.

A pesar de todo Lensherr lo complació.

-Era mi ex esposa... Quiere que... nos veamos, para hablar- El ojiazul solo atinó a dar un ligero apretoncito en el hombro que aún sostenía.

...

Erik observó a la mujer frente a él, parecía nerviosa jugando con su vaso lleno de café, (sabía que estaba lleno porque no la había visto dar ni un solo sorbo).

El cabello de Magda se le antojaba opaco, como nunca lo había visto, (siempre pareciéndole tan brillante y atrayente); la mujer se esforzó en arreglarlo en una peinada trenza que le lucía muy bien. Su piel estaba algo pálida y unas suaves ojeras enmarcaban sus ojos. Erik se detuvo unos segundos a contemplar los labios rojos de su ex mujer que combinaban con esos ojos verdes tan parecidos a los de su hija.

-¿Cómo están los niños?- preguntó con una voz algo entrecortada, pareciendo que quería esconderse detrás de su café.

-Bien- exclamó agriamente. La pelirroja se estremeció en su silla dedicándole una temblorosa sonrisa.

Matando la SoledadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora