Perdóname

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X-Men no es mío.

Charles no se permitía pensar mucho en su padre. Porque ese hilo de pensamientos era doloroso y "El cobarde Charles" temía a aquella sensación. Pero a veces simplemente terminaba atrapado en sus recuerdos, en la imagen borrosa y oscura de ese hombre un tanto serio, manos callosas y olor a café y químicos, con lentes en el rostro y una pequeña sonrisa amable, que siempre encontraba la forma de hacerlo sentir amado.

A veces su imaginación iba más lejos y creaba esta escena en su cabeza en la que después de que se fuera de su casa, su padre habría ido a por él al departamento vacío, sucio y destartalado en el que se encontraba y lo habría obligado a regresar con él a casa.

¡Vendrás conmigo!

Ordenaría su padre. Luego lo abrazaría relajando sus facciones y agregaría: "Ser un mutante no es malo". Para finalmente susurrar "Tú no estás solo".

Pero eso era estúpido y Charles era perfectamente capaz de decirse que algo como eso jamás pasaría y se cruzaba de brazos buscando darse consuelo a sí mismo mientras congelaba su rostro en una sonrisa vacía.

Su padre estaba muerto y jamás volvería. Su madre lo había rechazado, ni siquiera quería pensar en su padrastro. Su padre había sido un hombre rico y respetado que muy probablemente habría visto a su hijo mutante como un estorbo y una vergüenza.

Ponía más presión en sus brazos cruzados.

...

Lensherr guardó su celular en su bolsillo delantero y palpo la cartera en el trasero, todo el tiempo mirando al suelo.

-¡Maldición!- Exclamó en un susurro impregnado de frustración. –Dónde deje mis malditas llaves- Charles decidió que era el momento preciso de hacerlas tintinear frente al rostro de su pareja; el cual de inmediato soltó un suspiro al tiempo que todo su cuerpo perdía tensión.

Y terminaron flotando unos momentos, ahí en medio del departamento, simplemente mirándose el uno al otro.

Charles estaba bien... De acuerdo no estaba "tan" bien. No quería quedarse solo, porque su presa se había roto y había dejado salir tantas cosas de sí que había estado ignorando y evitando por años y no, no quería decir que fuera malo; era increíble y por primera vez en... en... en toda su vida se sentía tan relajado y sinceramente feliz, pero aun así, no quería estar solo... Iba a sonar completamente ridículo (¡vamos!, Charles sabía cuan ridículo estaba comportándose), pero no quería que Erik lo dejara solo.

Pero, la persona que ama (y que lo ama) tiene dos encantadoras y adorables personitas que dependen de él y una vida a la que tiene que regresar, no puede solo encerrarse por más tiempo con Xavier como si la vida no estuviera esperándolos ahí afuera.

El cerebro de Charles colapso cuando Erik lo beso. Tan perdido estaba en sí mismo que ni siquiera noto cuando el hombre se había acercado o cuando había aparecido esa mano en su cadera.

Al besar, Lensherr era demandante, pasional y tan... extrañamente dulce...

Regreso al mundo real cuando la calidez contra sus labios desapareció.

-Tengo que irme- Charles asintió sintiéndose mal porque se suponía que Erik debía haber recogido a sus pequeños hacia 2 horas y porque realmente no quería que el hombre se fuera.

Erik beso su frente muy suavemente.

-Te veo mañana, ¿está bien?-

-Sí- Y se permitió sonreír, porque estaba bien, podía majear esto y tenía muchas ganas de sonreírle a su alemán.

Matando la SoledadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora