Incapacidad por enfermedad

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  X-men claro que por supuesto que NO es mío, tampoco lo es Star trek, I kissed a girl de Katy Perry, Edward manos de tijeras, los llaveros de tiburones sonrientes, las hamacas, la sopa de Matzá, escritorios del Capitán América, ositos de peluche, el hombre hormiga (Scott Lang) y... Moira MacTaggert (en su pequeño papel de la profesora sin nombre)  

...

Erik apago la alarma y se sentó en la cama. Después se dio cuenta de que la alarma seguía sonando. Esta vez abrió realmente los ojos, apagando la alarma en el mundo real y sentándose al filo de la cama.

Al ponerse de pie se dio cuenta de que había algo raro.

Se sentía... extraño, sin embargo no podía definir lo que estaba experimentando.

Erik solo tenía ganas de tirarse en su cama hasta que fuera verano de nuevo; pero en cambio tenía que pararse al frente de unos alumnos, que no tenía ganas de soportar, y comenzar a hablar del tema que había preparado la noche anterior del cual por cierto no tenía ganas de hablar. A veces deseaba ser de esos profesores que solo se dedicaban a presentaciones, explicar su forma de calificar y dejar el día por la paz. Pero él no era de esos y nunca lo sería.

Después de encargarse de sí y ponerse presentable, se dirigió al cuarto de sus hijos entrando en su propia versión de la película Misión Imposible tratando de lograr que se levantaran.

-¿Qué no quieren ir a la escuela?- Preguntó en tono bajo logrando la acción esperada.

-Sí quiero- Contesto Wanda con voz adormilada sentándose en la cama al mismo tiempo que su hermano, ambos aún con los ojos cerrados y balanceándose un poco aún medio dormidos.

Erik habría reído de no ser por esa maldita molestia en la cabeza que no lo estaba dejando actuar normal, la sombra de un dolor de cabeza que dolería como el demonio si dejaba que avanzara. Dos aspirinas y esperaba que eso fuera todo.

...

-Buenos días, niños, buenos días, Erik- saludó Charles al verlos llegar. A veces desearía poder odiar a Charles, era antinatural y diabólico ser tan... resplandeciente a esta hora de la mañana, en lunes y con el inicio de clases a cuestas. Las sonrisas de Charles eran casi tan comunes como la expresión de preocupación que ponía a veces. –Erik- exclamó para acercarse a él, aunque no tanto comparado a la gran cercanía que podían llegar a realizar en este punto de su relación. -¿Estás bien?, te ves algo...- Charles dudo un momento. –Cansado- Erik quería decir que no, que las pastillas no lo estaban ayudando y que el dolor de cabeza se estaba convirtiendo en eso, un jodido dolor de cabeza y que ahora su garganta había comenzado a molestar y que tenía más frío del que debería.

-Estoy bien, solo es el regreso a trabajar, siempre es molesto- Xavier lo miro un momento en silencio, con la misma expresión que ponía al tratar de entender uno de los pasajes complicados de sus libros de genética. Finalmente le sonrió dándole un pequeño apretoncito en el brazo.

-Sí, es cierto-

Para cuando Erik entra al edificio de la universidad donde se encuentra su pequeño escritorio, ya no es capaz de recordar cómo se despidió de sus hijos o de Charles, pero ésta seguro de que lo hizo, porque bueno, siempre lo hace. No lo recuerda, pero seguro beso la frente de sus pequeños y le deseo un buen día a Charles.

-Te ves cansado- Exclamó Emma causando un ligero salto en el cuerpo de Lensherr que, claro está, fingiría por el resto de su existencia que nunca ocurrió.

-Y tú no- Contesto observando a la mujer sentarse en su propio escritorio.

Emma acomodó una bolsa de plástico encima de su escritorio vacío y sacando un pequeño trapo comenzó a sacudir el polvo, para luego poner algunos cuantos adornos, hojas y libros en su lugar de trabajo.

Matando la SoledadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora