Parte 1

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—Todos de pie

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—Todos de pie. El Tribunal de Distrito del Condado de Multnomah está en sesión, el Honorable Juez Joe Phillips presidiendo —el monótono taquígrafo judicial gritó a través de la vacía sala de la corte, pareciendo tan aburrido como yo.

—Gracias, usted puede estar sentado —dijo el juez familiar. — ¿Puedo tener a las comparecencias, por favor?

La menuda pequeña fiscal con su falta lápiz y su blusa crema de seda se puso de pie. Shauna. El rojo en sus mejillas se oscureció cuando sus ojos se posaron en los míos. Habían pasado tres meses desde que la había clavado. No sé por qué todavía estaba avergonzada; la había visto afuera desde entonces.

—Con la autorización del tribunal, Shauna Hoffman en representación del Estado.

Parándose más cerca, mi sobrevaluado abogado, quien era tan conocido como yo mientras yo estaba en la corte, se mantuvo de pie en su caro traje que probablemente pagué yo y dijo —Con la autorización del tribunal, Kieran Scott aparece en persona a través de su abogado Jason Reed.

—Gracia — dijo el juez. —Parece que estamos aquí de nuevo por el Sr. Scott por ¿Intoxicación pública y un cargo de violencia con agravantes?

Yo no podía aliviar mi risa disimulada. El juez miró por encima de sus gafas bifocales hacia mí mientras Jason me dio un codazo en el costado. Necesitaba un abogado con bolas más grandes.

—Su Señoría, ¿Si me permite? —me levanté de mi asiento, ignorando el suspiro de Jason a mi lado. Me reí un poco, ya que se cubrió los ojos con una mano.

—Por favor, Sr. Scott. Ilumínenos sobre lo que sucedió en esta ocasión.

Yo lo encuentro entretenido dado que pocas veces llego a conocer a un hombre de ocio con tantos cargos y sin embargo, tan pocas condenas.

—Bueno ya ve, yo estaba teniendo un poco de diversión con mis amigos, pensando en mis propios asuntos y este capullo comienza a ponerse áspero con su chica...

El taquígrafo judicial con una sonrisa de medio lado golpeó lejos en la pequeña máquina. La mirada gélida del juez Joe cogió la mía.

—Así que, decidí enseñarle a dicho individuo una lección.

El juez tiró de sus gafas sobre su banco. — ¿Y le golpeó con manoplas?

—No señor, el estaba lleno de mierda. Ese fue mi puño que lo golpeó —juré. Eso me molestó más. Ese capullo sabía condenadamente bueno y bien mi puño rompió su nariz, él estaba afirmando que tenía un arma.

Aunque él era negro, el rostro del juez se oscureció mientras lentamente se puso de pie. Yo lo conocía lo suficiente como para saber que se entretenía a través de mí. Sabía eso mirándolo todo muy bien. —Sr. Reed, me gustaría ver a su cliente en las salas del juzgado de inmediato.

—Sí señor. 

La puerta de la sala se cerró de golpe y yo conocía mejor que debía encorvarme en la piel lateral de la silla. Preparándome para lo que sabía iba a venir...

Sessions interrupted.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora