Parte 37

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Me desperté antes del amanecer, lo cual era extraño para mí pero estaba sudando por completo. Entonces me di cuenta del horno personal a mi lado. No me importaba si me deshidrataba por la sudoración, no me movería.

Habían pasado casi cuatro semanas y me sentía como si hubiera conocido a mi alma gemela, y aunque eso asustó hasta la mierda que vive en mí, no me quería ir. Yo nunca había confiado en una mujer fuera de mi madre o de Kat. Cada chica siempre había ido por mi dinero o mi cuerpo.

Ninguna jamás había dado una mierda por mí. Doc era diferente. Ella no sabía lo del dinero... y luchó con fuerza resistiéndose a mí. Yo luché con más fuerza.

Su cuerpo tembló junto al mío y sonreí. Solo habían pasado tres horas desde que quedamos noqueados. Pero mi pequeño amigo ya estaba listo para la acción de nuevo. Quería complacerla a ella una y otra vez. Su respiración era profunda y constante, así que decidí dejarla descansar, pero luego se movió, lentamente, gimiendo ligeramente.

—Kieran, —ella gimió suavemente.

Sus pensamientos debían haber sido iguales a los míos.

—¿Hmmmm? —pregunté.

Solo recibí silencio y me incliné para verla dormir. ¿Estaba soñando conmigo? Un sentimiento inexplicable en mi pecho me asustó. Lo sentía demasiado fuerte, muy rápido, para alguien que nunca se había enamorado en absoluto... me preocupé.

La siguiente vez que me desperté, seguía abrazada a mí, pero la luz del día había irrumpido a través de la oscuridad. Me miraba muy cerca desde mi axila en donde yacía.

—Buenos días, —dijo.

—Hola, Doc.

Su brazo se apoyaba en mi estómago y me gustaba eso. Permaneció en silencio. Doc nunca se quedaba en silencio. Incluso cuando yo quería que se callara... no lo hacía.

—¿Qué tienes en mente? —le pregunté. 

—Nada en realidad.

¿Nada? Eso significaba algo.

—Doc. Te conozco lo suficientemente bien, nunca hay nada en esa linda cabecita.

Se quedó inmóvil. Pensando tranquilamente. Esto hizo que mi estómago se revolviera.

—Tengo miedo, señor Scott, —susurró ella, con sus ojos grises inocentes parpadeando hacia la míos.

—¿De qué?

—Los últimos tres o cuatro días han sido los mejores de mi vida. Y eso suena patético, lo sé, pero es verdad. Cuando tomé la decisión de estar contigo, sabía qué tipo de vida tenías. Yo... sabía lo que sería para ti. Y no estoy enojada, lo juro. Pero la idea de estar con alguien además de ti... — 

Sessions interrupted.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora