Parte 15

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El timbre de mi teléfono me sacudió de mi sueño

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El timbre de mi teléfono me sacudió de mi sueño. En mi reloj se leía 1:10 a.m. ¿Quién estaba llamando? Miré alrededor de mi habitación buscando mi teléfono, entonces lo vi iluminando sobre mi tocador.

Molesto con las malditas chicas que llamaban a esta hora, lentamente me acerqué para encontrar la pantalla destellando con el nombre deDoc. ¿Qué demonios?

—¿Doc?

—¿Kieran? —lloró.

Mis ojos destellaron más ampliamente.

—¿Qué está mal? ¿Dónde estás?

Las sirenas sonaban fuertes y el pánico me inundó. Me deslicé en mis jeans y camiseta y luego me puse una gorra.

—Kieran, estoy yendo al hospital. ¿Puedes encontrarme ahí?

Mi estómago se retorció.

—Megan, ¿estás herida?

—Estaré bien —lloró y supe que cuando la viera, la abrazaría.

—¿Dónde? —Me deslicé en mis botas y agarré mis llaves.

—Emmanuel.

***

En el hospital, un guardia de seguridad observaba mientras retrocedía en mi motocicleta hacia un lugar, luego asintió mientras yo lo pasaba corriendo. El auto de la Doc estaba allí. Las luces brillantes de  emergencias me forzaban a entrecerrar los ojos. Rápidamente mis ojos escanearon la sala de espera. Nada. La última vez que había estado en una sala de emergencias o sala de espera fue hace dos años y aquella noche cambió mi vida.

—Discúlpeme —dije a una enfermera mientras tocaba su brazo.

Al principio ella parecía molesta, pero luego me dio una segunda mirada y sonrió.

—¿En qué puedo ayudarlo?

—Megan. ¿Megan? ¡Doc! —Su apellido me abandonó—. No sé su apellido —dije poniéndome nervioso.

—Está bien. Cálmese. ¿Está herida?

—No lo sé.

—¿Es usted su esposo?

—No —dije exasperado, corriendo mis dedos a través de mi cabello—. Ella me llamó. Me necesitaba —expliqué.

—Señor, escuche, tome asiento y trataré de averiguar algo.

—No quiero sentarme, por favor, usted no entiende —alcé la voz, consciente que la gente esperando estaba observándonos.

—Entiendo que esta es una unidad de trauma y todos quieren ser vistos y todos están preocupados por alguien —dijo ella más severa.

Esta perra estaba comenzando a ponerme furioso. Llegaría hasta la Doc con o sin su ayuda.

—¡MEGAN! —Ahogué con gritos al tranquilo pasillo.

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