Parte 34

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Conocía a Kieran lo suficientemente bien como para saber darle la información que estaba dándole, poseería cada parte de mí

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Conocía a Kieran lo suficientemente bien como para saber darle la información que estaba dándole, poseería cada parte de mí. Él era un hombre posesivo... Él había destrozado el rostro de Jared en el bar sin conocimiento de quien él era. Si iba a entregarme a él, tenía que estar completamente dentro. Nunca había estado totalmente comprometida antes y la idea me asustaba. Pero mientras él avanzaba su camino abajo por mi cuerpo, deteniéndose en el triángulo en la base de mi cuello, luego trazando su lengua por mi clavícula, me estremecí de anticipación. Su fuerte mano acarició gentilmente mi pecho mientras su pulgar se burlaba de mi pezón. La única forma en que mi cuerpo sabía responder era arquearse a su toque y cuando lo hice, él bajó su boca sobre mi pecho y su lengua reemplazó su pulgar.

Mis manos corrieron por su cabello, deseando mantener su boca allí por siempre. Lloriqueé en voz alta tan fuerte como traté de contenerlo. Cuando él terminó con uno de mis pechos, se trasladó al otro pero su pulgar siempre reemplazaría su boca en el otro pecho. Él era un hombre muy riguroso.

Mientras su boca continuaba su asalto en mi pecho, su mano se movió al sur y mi mitad inferior se apretó con anticipación. Cuando su mano rompió la barrera de mis bragas, mi respiración se volvió irregular. Su mano se movió más abajo hasta que su dedo encontró su camino a mi entrada. Su boca todavía atacando deliciosamente mi pecho. Luego, él empujó dentro de mí con un dedo.

—Aaah —gemí. La carne una vez herida parecía haber sanado y le di la bienvenida a su contacto.

—Jesús, Doc.

No podía responder.

—Voy a probarte y voy a hacer que te vengas —advirtió, y yo pensé que tal vez lo haría con sólo sus palabras.

Su dedo se movía fácilmente dentro y fuera de mí y eso es todo lo que me importaba. No era importante para mí que con su otra mano él trabajó mis bragas fuera. Una vez que dejaron mis pies, yo conscientemente permití que mis piernas caigan abiertas esperando que él me tomara. Pero primero, él se posicionó entre mis piernas, besando cerca de mi ombligo y luego descendiendo lentamente hacia el sur, trazando una línea con su lengua -estableciendo su frontera de algún modo. Bienvenido a Kieranlandia.

Sabiendo que teníamos estos planes, me había afeitado todo excepto un poco de cabello y rezaba que fuera todo lo que él esperaba que fuera. Su lengua suavemente profundizó en mí luego se deslizó hacia arriba hasta que encontró mi dulce punto, donde él comenzó un asalto de un tipo diferente, mientras su dedo fijaba un ritmo propio dentro de mí.

—Kieran. Eso es demasiado. No voy a durar —lloré mientras una calidez se agrupaba en la boca de mi estómago. El dolor estaba construyéndose más allá de lo que podía soportar. Con su otra mano, él rodó mi pezón entre el índice y el pulgar y yo grite. Oh Dios. El placer que él trajo era inequívocamente la sensación más gratificante que había experimentado jamás.

—Por favor, Kieran... —rogué. 

Entonces se detuvo y jadeé por aliento ante la ausencia agonizante de su lengua. —Megan. Voy a darte esto justo ahora pero la próxima vez, tú vas a rogar —su lengua me tocó. —Y vas a suplicar —su lengua tiernamente dibujó círculos de nuevo. —Y entonces, si yo lo determino, haré que te vengas.

Mi cuerpo se retorció por los pensamientos de sus eróticas palabras y nunca me había dolido tan mal en donde me duele.

—Por favor... —gemí.

Fue entonces que su lengua me tocó de nuevo y sus dedos, un dentro de mí y dos en mi pecho, comenzaron su tormento otra vez. El calor dentro de mí construyéndose y robando mis respiraciones a donde ellas sólo venían en cortas ráfagas hasta que de pronto, yo estaba allí. Y cuando él gimió, la vibración de su garganta junto con cada sitio donde él tocaba... me envió por encima del borde. Grité mientras mis caderas se arquearon a su encuentro, dejando oleadas de placer completamente a través de mí.

Entonces, abrí mis ojos hacia sus labios dando pequeños picotazos en mis huesos de las caderas mientras yo exhaustamente me derretía en el colchón.

Él descansó en sus rodillas simplemente mirando hacia mí. Sus ardientes ojos marrones encontraron los míos grises y el deseo en los suyos me trajo de vuelta a donde empezamos.

—Quiero probarte —trabaje el coraje para decirlo, sangre corriendo por mi cara. Nunca había probado a un chico. Nunca había hecho nada, realmente. Y ciertamente nunca lo había dicho en voz alta.

Sus ojos se cayeron aún más y su boca se separó. Su manzana de Adam se movió lentamente luego de vuelta mientras él se puso de pie y comenzó a desabrochar sus pantalones cortos.

—No esta noche —dijo —Quiero estar dentro de ti.

Esta vez tragué. —Por favor.

Sus pantalones cortos cayeron hasta sus pies y él lucia jodidamente sexy estando allí en sus calzoncillos boxer, aunque me molestó que en la  pequeña banda alrededor de la parte superior se leyera Ralph Lauren. Me pregunté cuánto estos lo obstaculizaban. Luego rápidamente estos estaban abajo también. 

Sessions interrupted.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora