Control de daños. Eso es todo lo que pasó por mi mente mientras abría la puerta y la dejaba en el Porsche. Me acordé de cuando era pequeño y mi madre cerraba de golpe una puerta o un armario, sabía que ella estaba molesta. Cuando íbamos en coche y mamá me miraba por el espejo retrovisor, sabía que ella estaba enojada. Cuando ella gritaba una pregunta retórica que yo sabía que tenía una respuesta fácil, pero que ella no quería que respondiera, yo sabía que estaba jodidamente cabreada. Y si las lágrimas siquiera tocaban su cara, esto me ponía triste y odiaba cuando ella lloraba. Bueno, todo eso... así es como me sentía con Doc.
Al no tener experiencia entendiendo mujeres aparte de mi madre, yo apestaba en esto. No sabía qué decir o qué hacer. Por lo tanto, me senté en silencio. El ambiente era fuerte por todo el camino a casa porque ella estaba molesta o algo, desde ella mirando por la ventana hasta no hablar en absoluto. Pero por el amor de mierda, no sabía si era por mí, por lo que Josh había dicho o si era porque Ruthie estaba saliendo con Todd. Diablos, pensé que si quería hablar, ella lo haría. Así que, me quedé tranquilo. Además, sabía que ella estaba un poco bebida y tal vez eso era todo.
En el momento en que nos detuvimos en el garaje y después de escuchar su tercera respiración profunda, finalmente pregunté, —¿Estás bien?
—Bien, —dijo ella saliendo del coche.
Sabía lo suficiente como para saber que bien no significaba bien.
Una vez dentro, ella se quitó los zapatos de tacón, los recogió y se fue directamente a la habitación. ¡Su dormitorio! Ella no pasó por la salida. No cobró los 200 dólares.
—¿Doc? ¿Quieres hablar de algo?
La puerta se cerró de golpe.
—Supongo que no, —dije en voz baja, desabrochando mi camisa y luego tirándola en el cesto. Fui a mi habitación y me quité las botas y mi camiseta, y empecé a desabrochar mis pantalones vaqueros cuando oí la puerta abrirse. De repente, ella caminó a través de mi puerta y la cerró de golpe, mirándome. Ya estaba en mi camiseta, que usaba casi todas las noches, viéndose linda como el infierno.
—¿Qué quieres? —gritó.
Deslicé mis manos en los bolsillos delanteros y me apoyé contra mi tocador.
—Bueno, me gustaría que dejaras de golpear la mierda para empezar.
Abrió mi puerta de nuevo, me miró y la cerró por segunda vez.
Me reí de su obstinación.
—¿Qué quieres, Kieran? —dijo ella con un poco más de calma.
—¿Podrías ser más específica?
—Claro. ¿Quieres a Penny?
¿¿Qué?? Yo, literalmente, negué con la cabeza tratando de ponerme al día con lo que sea el maldito campo minado de donde venía eso.
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Sessions interrupted.
RomanceProblemas de bebida ✔ Problemas de ira ✔ Asuntos de relación ✔ Mujeriego ✔ Mandato judicial ✔ Soy Kieran Scott... No estoy en desacuerdo de que la terapia sería beneficiosa para un tipo como yo. Sin embargo, cuando vi a la bella ter...