Parte 28

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Tan duro como he luchado, estando acurrucada en la seguridad de sus brazos, el sueño todavía me encontró

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Tan duro como he luchado, estando acurrucada en la seguridad de sus brazos, el sueño todavía me encontró. Creo que él también lo sabía porque durante un tramo del viaje, él sólo condujo con un brazo y el otro me sostuvo.

Cuando doblamos en la esquina de esa calle, un coche de policía se quedó en el camino de entrada y rápidamente me volví más alerta. El recuerdo del agente policial apareciendo para ponerme en custodia de protección policial me perseguía. Cada vez que era sacada de mi casa, la policía se presentaba con algún Departamento de Niños o trabajadores de familia.

—Prométeme algo, Doc —dijo en mi oído.

Miré de vuelta hacia él —Bueno.

—Ve directo a la casa. No des la vuelta —él dijo con tal gravedad en su tono que simplemente asentí.

—¿Estas en problemas? —le pregunté, y él asintió. —¿Qué hiciste? —le pregunté mientras nos detuvimos en el coche.

Él beso mi mejilla. —Le destrocé la cara a un tipo en un bar —dijo, haciendo un sonido de chasquido. —El código del garaje es 5256. Ve ahora.

Apreté su mano cuando él me ayudó a bajar de la motocicleta. Caminé directo a la pequeña caja rectangular fijada al garaje y registré el código.

No me di la vuelta, tan duro como fue; yo simplemente miraba la puerta del garaje abierta y luego hice mi camino hacia la puerta del condominio.

El más fuerte impulso por tomar un vistazo se apoderó de cada parte de mí. No respetando lo que él pedía, lo hice. La Harley estaba ahora aparcada en el garaje y él estaba caminando con la arrogancia más sexy conocida por el hombre, hacia los oficiales que estaban ahora de pie en el capó del coche patrulla.

De repente, Kieran sostuvo un dedo a los oficiales y se volvió hacia mí. Extendió su teléfono. Me tropecé sobre las extra largas chaparreras que llevaba para llegar a él. Y no pude evitarlo; tiré mis brazos alrededor de su cuello.

—Esto es mi culpa —lloré.

Él me apretó y las lágrimas en mis ojos rodaron sobre las orillas de mis mejillas. Cuando mis pies descansaban en el suelo, él besó mi frente, limpió mis lágrimas con sus pulgares.

—No, Doc. Este es mi mal rollo. Dame las llaves de tu coche.

—¿Qué?

—Las llaves de tu coche. Dámelas.

Las tomé de mi bolso y se las entrego a él.

—Ahora has lo que te dije.

Asentí, giré alrededor pero luego me volví hacia él.

—Kieran.

Él inclinó su mano, silenciosamente preguntándomelo que quería.

—Por favor ¿Puedo hablar con ellos y explicar lo que pasó? Yo podría ser un testigo. Yo estaba allí.

Sus ojos se oscurecieron y negó con la cabeza.

—Por favor, haz lo que te dije

Frustrada, me volví, arrastrando los pies en las chaparreras hacia las escaleras de la casa y cerré la puerta del garaje detrás de mí; inmediatamente eché el cerrojo a la ventana frontal. La casa estaba inusualmente oscura así que pude ver claramente hacia afuera. Ellos hablaban mientras hacía de mis uñas una comida. Kieran estaba asintiendo y yo estaba extremadamente esperanzada con que él iba a venir en breve. Pero luego, sostuvo sus brazos abajo a los lados y ellos comenzaron a palmearlo hacia abajo. Él se dio la vuelta encarando la casa y me congelé preguntándome si podía verme. Su barbilla cayó contra su pecho cuando ellos jalaron sus brazos detrás de él, y silenciosas lágrimas mancharon mi rostro. Él podría haberse resistido con tanta facilidad. 

Era casi del doble del tamaño de los oficiales, pero parecía estar charlando con ellos. Uno de los oficiales estaba riendo y Kieran sonrió. Todo el asunto parecía extraño.

Una vez Kieran fue cuidadosamente colocado en el asiento trasero, los oficiales entraron y arrancaron la unidad. Sintiéndome vacía y sola, vagabundeé por la desocupada casa con su teléfono en mi mano. Cuando pasé la habitación de Kieran, decidí quitarme las chaparreras y su chaqueta de cuero. Me quité el vestido rasgado y cogí la misma camisa que había doblado sobre su cama esta mañana después de que dormí con ella la otra noche. Gracias a Dios, su olor no se perdió.

Arrojé su edredón y sabanas hacia abajo y me subí en la cama king size. Su ventilador de techo sopló fuerte así que atrapé su chaqueta de cuero, me deslicé en ella y luego me enterré en sus sabanas -su esencia ahora en la manta rodeándome. Durante mucho tiempo, me quedé mirando su teléfono, deseando ir a través de él. Pero, luché contra la urgencia y sabía que iba a respetarme a mí misma en la mañana o... estaría muy cabreada si no lo hacía.

Era cerca de la medianoche cuando mis ojos comenzaron a hacerse pesados y aunque estaba un poco caliente con el cuero, no estaba  totalmente apagada. Mi teléfono vibro y trajo mis ojos más amplios. La pantalla marca Ruthie.

¿Bueno? ¿Pudiste encontrar tu virginidad o se ha ido? Dime, le diste to K Especial!!! Delicioso

Estaba demasiado cansada para contarle las últimas 24 horas de eventos, pero lo haría por la mañana. Sostuve su teléfono y mi teléfono juntos en un abrazo de muerte y cerré mis ojos. 

Sessions interrupted.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora