Cap. 4

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No pasó mucho tiempo para que se supiera pronto lo de Tae y Hoseok. Pero de eso... Había pasado más de un año. Año en el cual Hoseok y Taehyung se casaron, año en el que no logramos saber nada de la princesa, jamás encontramos a Jimin, una escuela y un orfanato de niños fueron incendiados, los padres del pequeño desaparecido aparecieron muertos junto a su familia, y yo me sentía cada vez más perdido.

Se hablaron cosas tan buenas de la nueva pareja, estaban tan enamorados que parecía que sus pies jamás tocaban el suelo, fascinados uno de el otro. Incluso se sabe que tenían planes de adoptar una niña y hacer una bella familia juntos. Era como la mejor historia de amor.

Pero esta era la vida real, cosas como el "vivieron felices para siempre" no existen, más teniendo en cuenta que la vida de nosotros los oficiales jamás será perfecta, y el hecho de ser oficiales fue la maldición de aquellos dos.

(...)

6:46 de la tarde, casa de Taehyung y Hoseok. Transcurría todo con tranquilidad mientras los dos jóvenes enamorados se habían quedado el fin de semana en casa para pasar tiempo de calidad a solas. Hoseok leía un libro en el gran sillón de la sala apuntando a la gran chimenea apagada a posta del clima veraniego que aún rondaba la ciudad. Aún así algunas nubes comenzaban a formarse afuera mientras pequeños relámpagos hacían aparición en el cielo. El más bajo caminó desde la cocina hasta la espalda de su novio. Sentándose a su lado mientras lo abrazaba y acariciaba su cabello.

- ¿Qué lees Hobi?- le dijo acurrucándose en su pecho

- La historia del loco - susurró con una sonrisa mientras dirigía sus labios a Tae y le daba un bello beso - Tengo hambre - sonrió cerca de su rostro.

- La cena esta lista - le sonrió de igual modo y lo llevó de la mano al comedor.

Ambos se sentaron como casi todos los días a la pequeña mesa redonda del comedor. Las palabras entre ellos no eran necesarias y los silencios que a veces se formaban a la hora de comer eran cálidos, acompañados de un intercambio de miradas y sonrojos de vez en cuando. Sin embargo ese día se sentía algo diferente, algo en el ambiente se sentía pesado y no se podía pensar con claridad. Pero qué les importaba a esos dos tórtolos, si se tenían uno al otro no importaba nada más.

Hoseok levantó su mirada hacia aquel viejo cuadro de Leonardo da vinci que la madre de Tae les había regalado el día de su boda, y que por alguna razón el pequeño había colgado en la cocina.

- La última cena - susurró Hoseok.

- ¿Pasa algo cariño? - cuestionó el más bajo con el entrecejo fruncido.

- Para nada TaeTae, será mejor que vayamos a dormir, ¿quieres? - le dirigió una mirada confiada. El chico asintió y ambos subieron las escaleras rumbo a su habitación.

El clima se había vuelto frió, ambos se quitaron sus prendas, Tae se puso su pijama de siempre y Hoseok en interiores, así era como siempre dormían. Hoseok acarició las sabanas finas y se giró quedando de frente a Taehyung. Ambos se sonrieron.

- Tae - lo llamó.

- ¿Mh?

- Te amo.

- Yo también Hoseok. Mucho, y para siempre.

Ya bien lo han repetido miles de veces. Siempre ama y has cosas buenas, porque nunca sabes cuando será tu ultimo día, tu último beso, tus últimas palabras, tu última cena.

(...)

Las alarmas de las casa de Hoseok y Tae sonaron en punto de las 11:16 de la noche. Todos en la oficina se movilizaron para correr y averiguar la emergencia. Tomé mi arma y subí al auto junto con el jefe. A toda velocidad entre dos patrullas y nuestro auto acudimos al lugar de la emergencia. Pero cuando llegamos a la casa no había nadie. 

P.R.E.Y. (BTS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora