Cap. 30

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- Tú me ayudaste... Permíteme ayudarte a ti - dijo apretado los puños lleno de coraje.

-Agradezco que quieras ayudar, pero me temo que esto está fuera de tu alcance- suspiró- incluso del mío

-Lo sé... Ya he conocido a la bestia

-Jimin no es alguien que puedas tomar a la ligera, en especial ahora que mataron a Suga

-¿Por qué?- Jungkook podía sentir un nudo en su garganta pues él fue quien lo condenó.

-Porque él era el único capaz de mantenerlo controlado.

Hubo un silencio asesino en aquella sala.

- ¿Qué clase de bestia es él? - preguntó con cólera, pues a pesar de que había visto algo de Jimin estaba seguro de que no era todo.

Rap Mon se acomodó en el sofá dejando aquel vaso de cristal en una mesa junto a él, o al menos eso escuchó Jeon.

- Te lo puedo contar... Pero dependerá de ti creerlo o no...

(...)

Cuando Jimin escapó de casa era un joven perdido y perturbado, aquejado por lo que su vida era y atormentado por lo que ellos decían era una enfermedad. Justo cuando estaba al borde de la locura Suga lo encontró y sanó su corazón... O eso le hizo creer.

Suga le administraba un medicamento el cual contenía un veneno... El cual no era lo suficiente para matarte, pero sí para volverte loco.

(...)

- Como a mi madre - susurró mirando al suelo.

- No, Jeon. Tu madre no fue víctima de Suga, lamento decirlo.

(...)

Suga veía en aquel joven lo que jamás pudo ver en él. Quiso apoderarse de Jimin, de su cuerpo y existencia... Y lo logró. Constantemente exponía a Jimin a azotes, e inclusive mojaba sus pies con agua hirviendo; contándole la mentira de que el día en que no sintiera dolor... Ese día sería libre de todos los demonios y pensamientos en su cabeza. Hasta que su mente lo fue abandonando poco a poco.

(...)

- Ninguno de nosotros ha visto un 100% de lo que Jimin es capaz... Pero créeme, no queremos verlo.

- Ayúdame... - suspiró casi suplicante.

Rap Mon suspiró y se puso de pie acercándose dramáticamente a la ventana - lo que viste hace unos días fue su faceta más sencilla. Capaz de provocar dolores de cabeza que te llevan a la muerte recordándote los peores momentos y sentimientos de tu vida.

- ¿Paranormal?

- Psicología... Jeon. Jimin es capaz de jugar con la mente de todos. No hablamos de fantasmas, hablamos de memorias.

- ¿Cómo lo detengo?

Un frío se hizo presente mientras el aire soplaba más fuerte provocando un silbido en las ventanas. Su piel se erizo y Rap Mon le miró de tal manera que lo hizo querer jamás haber preguntado eso... Presentía que el final de esto... No sería bueno.

- Sólo hay una manera.... Jeon Jungkook.

(...)

Tenía todas las pistas; sabía dónde encontrarlo... Y sabia qué tenía que hacer mientras un sudor frío recorría mi mente y cuerpo constantemente. Mis manos sudaban y sabía que lo que tenía que hacer me causaría problemas; pero antes... Debía ir por Hoseok y Lee.

No es normal que tantas ideas pasen por tu cabeza, tantos sentimientos; y menos cuando sabes que tienes la respuesta a algo, ¿por qué tengo miedo? Quizá porque jamás en mi vida he hecho... o haría, lo que estoy dispuesto a hacer hoy con tal de acabar con todo esto; aunque estoy seguro que aunque lo haga... no será el fin, jamás.

(...)

Con un dolor de cabeza se dirigió al primer teléfono público que vio pues había olvidado su celular.

- ¿Hola?

- ¡¿Jungkook?! ¡mierda! ¿dónde has estado? llevamos todo el día llamándote, estaba muy preocupado y encima también el jefe ha desaparecido - habló Lee desde el otro lado pero de inmediato se escucho un golpe ligero en la bocina del teléfono.

- No le hagas caso Kookie... ¿estás bien? - cuestionó Hoseok algo paternal y posesivo.

Aquellas voces discutiendo por querer hablar con él lo hicieron temblar un poco; recordaba cada detalle de aquella noche, y lo que le aterraba era que lo recordaba con placer y un escalofrió le recorría la columna. 

- Ho-Hoseok... basta, pongan atención... véanme exactamente en una hora en la iglesia en ruinas que esta cerca del puente, ¿entendido? - lugar raro... lo era, pero Jimin estaba ahí. Y ahora se escondía con vidas inocentes; Jin, y el jefe, además de que seguramente... ese loco había matado a su madre.

Colgó el teléfono y caminó por minutos lentamente analizando todas las posibles salidas tratando de evitar aquello que Rap Monster le había sugerido, pero para cualquier lugar que miraba era la única salida más viable...

La vio a lo lejos, entre los árboles. Ahí estaba el viejo campanario de la iglesia. Había estado ahí un par de años atrás cuando investigo el caso de doce personas encontradas muertas... Jamás encontraron la respuesta correcta, pero sí la más acertada, pero el horror fue tal que la clausuraron.

No quiso esperar a Lee y a Hoseok, así que comenzó a acercarse más a aquel lugar. Las olas del mar cerca del lugar lo relajaban, al mismo tiempo que un temor le recorría el cuerpo. Al fin llego a aquella puerta enorme de madera, algo carcomida y sin fuerza, podía ser rota con una patada. La abrió lentamente y ésta crujió cual película de horror. Nuevamente el dolor de cabeza volvió y Jeon se irritaba más. Habían pasado ya meses desde el accidente, ¿cuándo es que su cabeza se recuperaría?

Aquel lugar estaba lleno de tierra y telarañas, bancas rotas y escombros por todos lados, la luz del sol apenas y entraba y había un olor a humedad tremendo. También había musgo y maleza por todos lados.

- ¿Qué lugar es este, Park Jimin? - susurró acercándose al órgano, aquel viejo pedazo de madera roto y lleno de tierra. Pasó su mano por éste manchándose con el polvo como si quisiera recordar algo, entonces algo llamó su atención.

- Jungkook - un susurro.

- Lee... - la voz de Jeon apenas salió y corrió a abrazarlo como un niño pequeño mientras Hoseok admiraba repulsivo ante la actitud cero profesional de Jeon.

- ¿Estás bien? ¿Qué sucedió? - dijo acurrucándolo en su pecho, pero el sollozo de Jungkook no lo dejaba hablar.

- Por favor, sigue siendo un niño. Sólo déjalo - resopló Hoseok - ¿Qué clase de lugar es este? - se cuestionó y comenzó a caminar alejándose de los otros dos.

- Lee, debo hablar contigo... ¡Tengo que decirte!

- ¿Decirme qué? - comenzaba a preocuparse.

- Todo este tiempo... Estuve enamorado de ti. Nada me hace más feliz ahora que haberte entregado mi cuerpo. Pero te quiero entregar también mi corazón.

- Jungkook... Estás delirando - tocó su frente como si tratara de revisar su temperatura.

- Estoy bien... Pero Lee, tengo que decirlo ahora antes de que sea tarde. Yo te am... - no pudo terminar de hablar cuando un fuerte golpe se hizo presente sobresaltándolos.

Un silencio asesino se hizo presente y Lee tomó la mano de Jeon con fuerza. Entre la penumbra de algunos rincones y el eco del tétrico lugar comenzó a hacer estruendo una pequeña melodía. Un tarareo tranquilo pero inconfortable que Jungkook conocía con facilidad.

- Jimin...

Se escuchaban maderas crujir y pasos cerca y lejos de ellos acechándolos. Luego... Una risita.

- Hola capitán - canturreó de espaldas a ellos frente al altar principal - este lugar... Me trae tanta paz.

- Mierda, ¿y Hoseok? - cuestionó Lee en un susurro.

- Oh... - interrumpió Jimin y ambos lo miraron - hablan de... ¿Ese Hoseok? - con su dedo índice señaló a la barandilla de cantera del segundo piso donde yacía Hoseok colgado de sus manos inconsciente pero vivo.

- ¡Maldito!

P.R.E.Y. (BTS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora