Cap. 10

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Era increíble cómo Jungkook pasaba horas sentado en ese sillón de cuero analizando una y otra vez los vídeos, repasando cada palabra, cada sílaba de los documentos sobre el escritorio. De vez en cuando se rascaba los ojos, bostezaba o se acercaba un rato a la gran ventana que daba a la gran avenida para admirar un rato a las personas que caminaban por ahí.

- El lujo de nuestra existencia, por más miserable que sea, es que no sabemos los días que nos han tocado en suerte - se dijo a sí mismo.

En un momento de esparcimiento mientras miraba a la nada se quedó pensando en su pasado. ¿cómo es que anteriormente había conseguido llegar a tanto? Y ahora estaba perdido y desesperado, algo fuera del Jungkook de siempre. Desalineado a veces y perdido en su mismo estrés. Miró a una madre paseando con su hijo y un pequeño cachorro. ¿Cuándo fue que se olvidó de vivir? Peor aún... Comenzaba a pensar ¿cuándo fue la última vez que llamo a su madre? Era horrible, sintió un vacío de culpa. Su madre estaba enferma cuando el comenzó a trabajar con la policía y desde que ingresó de lleno ahí... Jamás se molestó en llamar a su madre o a la mujer que la cuidaba. Se limitaba a enviar dinero para sus medicinas y nada más. Su trabajo le había impedido ir a casa así que rentaba un departamento cerca de la oficina.

Chistó un poco la lengua preguntándose si su madre querría hablar con él después de que la abandonó como un gato viejo. Miró al teléfono sobre el escritorio y después de vacilar unos segundos caminó a él justo cuando Lee abrió la puerta y entró.

- ¿Se puede? - su voz sonaba como desde la última y trágica vez que habló con Suga. Sin vida y seca.

- Adelante amigo. ¿Cómo va la terapia? - cuestionó con una sonrisa pero Lee no respondió de igual manera.

Era triste ver cómo por culpa de un loco uno de sus seres... De algún modo cercanos había salido herido. Esa era una de las razones por las que debía encontrar a esos maniáticos, si no era a su familia sería a alguna otra y de algún modo también era su culpa.

- Te ha llegado una carta - Lee le extendió el sobre de papel.

- ¿De quién es? - frunció el entrecejo. Lee solo se encogió de hombros - que extraño - susurró casi inaudible.

La carta no poseía un remitente o una estampilla o sello alguno, al menos una dirección... nada. Alguien la había dejado en el escritorio de recepción con la nota "urgente" en ella. Después de cruzar miradas con Lee procedió a abrir el sobre.

Dio unos pasos alejándose de Lee y comenzó a leer en su mente.

"Me impresiona lo poco que has avanzado con tan gran inteligencia Jeon..."

Respiró hondo y miró a Lee, volvió a la carta.

"... Así es, pertenezco a parte de su pasado, de su historia, de su investigación. Sería estúpido darle una pista aunque dudo mucho que sepa quién soy... Somos muchos en esta gran cadena. ¿cómo encontrarnos? Todo el mundo es sospechoso aquí, y todo el mundo está absorto. En fin... El motivo de mi carta no es ese.

Lo he estado observando oficial Jeon...puedo ver que está estresado, que está muy disperso últimamente. ¿No cree que eso podría ser perjudicial para alguien como usted?, podría comenzar a perderse de detalles importantes o perderse alguna pista esencial para avanzar.

O peor aún... podría perder a las personas que más impactan en su vida. Tal vez alguien débil, muy cercano a usted podría sufrir las consecuencias de sus descuidos, alguien que amó mucho... Y descuido.

Espero que pronto nos podamos volver a ver, oficial Jeon Jungkook. Y no olvide que estaré más cerca de usted que una madre a su hijo..."

Jeon vaciló un poco, se sintió mareado y acalorado. ¿Sería eso una carta de amenaza suicida o algo por el estilo? Su mente se veía nublada y dispersa, ¿de verdad se le estaba saliendo de las manos?

- ¿Todo bien? - pero no respondió. Caminó al escritorio de nuevo y se sentó con la mirada perdida en la nada.

Bien, debía relajarse, analizar bien cada palabra de la carta para saber a qué se refería. ¿Quizá lo querían matar a él? Para nada, eso ni lo mencionó. Pero eso sí, recalcaba mucho la presencia del amor y el afecto. Cabe descartar que hizo referencia a una madre y su hijo.

- No es cierto - susurró con pánico en sus ojos, no le dio tiempo de nada y salió corriendo incluso golpeando a Lee con su brazo.

(...)

Aparcó su auto sin importarle que quedara estéticamente estacionado. Abrió la puerta del mismo y así la dejo mientras corría dentro de la casa. Abrió la puerta empujándola con suma fuerza y mirando a todos lados en busca de alguien, su mirada se desvió a las escaleras y prosiguió a subirlas mientras su respiración se aceleraba.

- ¿¡Mamá!? - corría por el largo pasillo hasta llegar a la puerta del cuarto de su anciana y enferma madre.

Era increíble cómo después de pagar cientos y cientos de doctores nadie nunca pudo devolverle su salud, y por más medicinas que tomaba en lugar de recuperarse siempre empeoraba. Entró a la habitación encontrándose con la imagen con la que se fue. Una habitación apagada y sin vida, una cama con una mujer de edad algo avanzada durmiendo tranquilamente y una mesilla de servicio a sus pies con una taza de té, un vaso de agua y sus pastillas.

- Madre - susurró en un alivio cuando se acercó y tomó su mano - mamá soy Jungkook, despierta - le susurró dulcemente - m-mamá, soy tu pequeño kookie - su voz se volvió nerviosa, Sostuvo con suma fuerza la mano de su madre y sus comisuras comenzaron a temblar - Mami, despierta, dime que estás dormida - evidentemente su voz se quebró y rompió en llanto, cuánto no hubiera dado por ver los ojos de su madre por última vez.

Echó medio cuerpo sobre el de su madre llorando en su regazo, un llanto amargo que sólo se le llora a una madre, un llanto de arrepentimiento y culpa, un llanto de dolor e impotencia.

- Te juro madre... Que voy a matar al responsable que te hizo esto. ¡Lo juro! - mantenía los dientes apretados y sus palabras impactaron con puro odio.

Después de llorar por casi dos horas se resignó volviendo a ser Jeon Jungkook. Se levantó mirando por última vez a su madre, dio un beso en su mano y frente y comenzó a analizar, lo que parecía, una escena del crimen. No parecía haber rastro de marcas en su cuello, las almohadas estaban en su lugar. Alguien lo quería distraer, lo quería ver más disperso, si no, ¿para qué asesinar a una anciana que no tenía nada que ver con el mundo de las drogas, la mafia y el dinero?

- Lo único que tocaba eran sus medicinas - se dijo en voz baja. A paso veloz se acercó a ellas y las observó. Nada fuera de su lugar. - ¿quizá el agua? - la agitó un poco para ver si cambiaba su color, pero nada, igual de incolora e inholora. - Nada - dijo con frustración - ¡Nada, maldita sea! - finalmente gritó exasperado.

Se quedó unos segundos mirando a la puerta mientras tiraba de su cabello algo despacio.

- El té - susurró para si mismo, corrió a la mesa de servicio y tomó la taza la cual aún tenía unos asientos de té. Lo olió un poco pero no se veía nada raro, hasta que dio un sorbo - ¡Mierda! - inmediatamente lo escupió al sentir el sabor de aquel líquido. Apenas se podía saborear algo de picor anormal en él, alguien la había envenenado lentamente cada día.

Lleno de rabia corrió buscando a la sirvienta quien se hacía cargo de su madre. La llamó por toda la casa, gritando en todas las habitaciones, pero nada, hasta que algo capturó la atención del atento Jeon Jungkook; un pequeño brillo rojo que salía lentamente por debajo de la puerta del baño, la abrió rápidamente y se congeló con la escena de la vieja mujer que cuidaba a su madre con un arma en su mano y una bala en la cabeza. 

Jungkook tiró nuevamente de sus cabellos maldiciendo, su única pista ahora se había ido. Bueno, al menos ahora sí tenía una verdadera razón; y más fuerte para atrapar a esos malditos, y no solo los encerraría, los haría sufrir cada segundo que hicieron daño a la humanidad y a él. Tan lento, tan doloroso, tan íntimo, descubriría sus miedos para explotarlos uno a uno, si era necesario mancharía sus manos de sangre, con tal de vengar una de las cosas más valiosas en este mundo para él. Su madre.

P.R.E.Y. (BTS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora