Cap. 19

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El trabajo se le había acumulado desde que el jefe destituyó a Jeon del caso, pero no podía hacer nada. Él jefe era el jefe. Ahora Lee se desvelaba más horas que antes, y lo peor es que no dejaba de pensar en el estado de salud de su amigo. Hacía ya un par de días que no lo veía, y con su estado justo ahora podría estar en peligro o quizá alguien podría confundirlo con un vagabundo.

- Buenos días Lee - entró su jefe - ¿Cómo vamos con esos casos? - cuestionó algo alegre.

- Señor, ¿Ha visto a Jungkook estos días? - lo miró. De inmediato la cara de el jefe se volvió seria.

- No lo sé, y sinceramente si desaparece es mejor para mí. Así me quita un peso de encima. - y sin más salió de ahí algo molesto.

Lee apretó los puños lleno de rabia por escucharlo hablar así de su amigo. No era culpa de Jungkook que los vecinos de Hoseok lo hubiesen confundido con un ladrón y le arruinaran la vida. Caminó y se sentó en la silla de su oficina mientras veía nuevamente esas carpetas. Se quedó ahí unos segundos hasta que sus ojos se abrieron como platos al recordar algo.

- ¡Hoseok está enfermo! Te lo digo.

¿A qué se refería Jungkook con llamar a Hoseok "enfermo"? Quizás esa era la razón por la que estaba archivado como un caso y debió de hacerle caso cuando Jungkook insistía en un dichoso secreto de Hobi y Tae. Ya se sabía de antemano que Hoseok había pasado por recuperación en un hospital psiquiátrico, pero no duró mucho. Ya estaba bien de secretos y creyó que lo mejor sería hablar de esto con Hoseok abiertamente, de frente a frente y en persona, pero claramente no podía llegar a su casa como si nada.

Tomó el teléfono de la oficina y marcó el número de la casa de Hoseok, el teléfono dio línea y esperó con ansias a la voz del otro lado. Habían pasado varios segundos, el teléfono timbró una docena de veces y nadie respondió, colgó. Se agitó un poco el cabello en señal de estrés, pero luego pensó que sería buena idea ir como una visita. Sólo para tomar un café o algo así, además, hacia mucho tiempo que no veía a Hoseok ni Tae, y para empezar, la voz de Tae ni siquiera la recordaba...

Subió a su auto, sostuvo el volante con fuerza mientras dudó por unos segundos si llamar de nuevo, Hoseok se había vuelto algo agresivo, y quizá no sería buena idea caer de sorpresa, por su reacción. Suspiró hondo y encendió el auto, avanzó hasta llegar a aquel lugar que le daba un escalofrió extraño, la casa de Hoseok y Tae se veía cada vez más deteriorada, ¿cuánto más iba a soportar aquella vieja estructura? 

Estacionó el auto frente a la vieja casa, la admiró de arriba a abajo y procedió a acercarse y subir las viejas escaleras de madera que crujían al tacto hasta con el aire. Tocó el timbre una vez, pero nadie respondió. Había un silencio extraño, más callado que de costumbre. Al no recibir respuesta del timbre, decidió intentar llamando a la puerta como normalmente se hace. 

- Al fin salió de casa, ¿eh? - alguien tras de él lo llamó, sobresaltándolo.

- ¿Perdone? - se giró hacia la voz. Era un hombre algo anciano y con canas tanto en su cabeza como en su barba. Sus ropas no se veían del todo elegantes, una simple camiseta algo gastada, un pantalón de igual modo, sucio y rasgado y un viejo sombrero de paja.

- El hombre que vive ahí - hizo un ademan señalando la casa - le sugiero que mejor vuelva por donde vino, este lugar es peligroso. - su voz sonaba rasposa y gruesa, tal como la de un hombre viejo y cansado.

- ¿Usted conoce a Hoseok y Taehyung? - lo miró alzando una ceja dudoso.

- Así que ese es su nombre - miró al cielo con una sonrisa leve - Hoseok - susurró - Pobre hombre, aunque al tal Tae... ese... no lo conozco. Quién diría que una tragedia así puede volver loco a un hombre tan sano como... Hoseok.

- ¿Tragedia? ¿De qué esta hablando señor? - se acercó más a él.

- Espera... - rascó su barba blanca - ¿Taehyung es el otro chico que vivía con él?

- ¿Vivía? - frunció el entrecejo - Tae y Hoseok han vivido aquí siempre, ¿de qué habla?

- Oh la triste ironía de la muerte, la venganza más terrible comienza con una simple pregunta - la voz de aquel hombre se volvió un poco más obscura - Usted estuvo ahí... lo recuerdo. El día que aquel chico de piel blanca y cabello similar le arrebató la felicidad a ese joven... - Atónito Lee sólo miraba con una cara de total confusión.

- Señor debo pedirle que sea mas claro.

Difícilmente Lee estaba uniendo las piezas. El caso de quien le disparó a Tae siempre quedó abierto ya que Hoseok jamás quiso que se investigara, además de que Tae había salido vivo y no había necesidad de eso... o eso creían.

- Entonces jamás se los dijo. Se entiende... perder a la persona que amas puede ser el dolor más terrible e insuperable. Cuando ocurrió aquel atentado, días después el tal Hoseok regresó con su esposo... muerto.

- ¿¡Qué?! - se echó para atrás sorprendido.

- El chico debió haber sufrido tanto, para no querer haberlo dejado ir.

Confundido, Lee se dio la vuelta y sacudió un poco su cabeza negando por todas las posibilidades que hubiese de que lo que ese hombre decía fuese real.

- Increíble, ¿no? - sonrió con maldad - No le pido que me crea señor Lee... pero mejor aléjese de esta casa, antes de que el propietario venga y le haga lo mismo que le hizo a ese oficial... Jungkook.

- ¡Kookie! - se giró... pero el hombre ya no estaba ahí. - Mierda, ¿qué está pasando? - dijo entre dientes, tiró de sus cabellos algo desesperado. Miró nuevamente la casa y sin pensarlo más se dirigió a una de las ventanas de al lado y abrió esta para entrar a la casa.

- ¿¡Hoseok, amigo?! ¿¡Estás aquí?! - cuestionó, pero al parecer la casa estaba vacía. 

Apenas dio un par de pasos dentro de la casa cuando su estómago se revolvió al sentir un olor desagradable golpeando sus fosas nasales.

- ¿Qué es ese asqueroso olor?







P.R.E.Y. (BTS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora