Capítulo 9.

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-¿Qué mierdas? –Grité lo más fuerte que pude.

-Vamos, princesita, te echaba de menos.

-¡Yo no! –Me pasé la mano por mis labios, pasa la mano por su pelo.

-Como sabía que estabas en teatro. No cambias.

-¿Y tú sí? –Me crucé de brazos, con lágrimas en los ojos. –Ah, perdona, tú nunca cambias.

-¿Quieres que le diga a Nathan lo muy bien que besas?

Mis ojos se llenaron de lágrimas y me abracé a mí misma y cerré los ojos. Miré a otro lado, sollozando.

-No tienes nada que hablar con él. No es nada mío.

-¿No es nada tuyo? ¿Y lo de los besos con Nathan?

-No me he dado ningún beso.

-Porque te han interrumpido. ¿Quién crees que le ha dicho a la señora eso para que os interrumpiera en la biblioteca?

-Joder, ¡te odio! –Con lágrimas en los ojos.

-Estoy contigo desde todo el principio del verano…

-¿Desde cuando? ¿Desde que te acostaste con Amanda?

-Ally…

Me fui de aquel baño pegándole en el hombro. Y se encontré a Nathan en el pasillo y frunció el ceño, pero de repente, cuando Josh salió del baño, la cara de Nathan cambió de repente. Cogí de la mano y a Nathan y los dos nos fuimos de ahí rápidamente. Sin pensar en nada. De repente, me vi fuera del instituto. No sé cómo habíamos llegado ahí, sé que Nathan también ayudó a organizarme.

-¿Me puedes decir qué te pasa, por favor? –Dijo con la voz ahogada, de tan rápido que fuimos.

-Josh… -Intenté callar mis sollozos, pero era imposible. Ya que mis lágrimas caían por ambos lados. –Ha vuelto a hablarme.

Noté la tensión de Nathan, no sé si dirigida a mí o a Josh. Simplemente noté como su cuerpo se tensaba y sus puños se apretaban.

-Nathan… -Conseguí decir. –Llévame fuera de aquí. A un lugar, el que sea. –Le dije entre sollozos.

El me cogió de la mano y nos fuimos casi corriendo de allí.

Su coche estaba bien, no estaba destrozado, como la mayoría de los adolescentes que lo tenían. No, la verdad es que estaba muy cuidado. Se notaba la gente que trabajaba para él y para su familia también le limpiaban el coche. Simplemente, se me había olvidado que era rico.

-Tienes un buen coche. –Susurré, más bien para mí.

-Gracias. –Sonrió de lado, a pesar de que lo dije bien bajo para que no me escuchara.

-¿Dónde estamos?

-Es mi lugar. Un sitio donde suelo venir las veces que estoy cabreado, triste, o así. –Se encoge de hombros.

-Gracias por sacarme de ahí. –Susurré, esta vez para que sí que lo oyera.

-De nada. Es un placer, repollito.

Le miré, pensando que iba a dejar de llamarme repollito y entrecerré los ojos, aún mirándole.

-No, ni hablar. No pienso dejar de llamarte repollito aunque seas mi pareja en Grease.

-O sea, ¿a Sandy la vas a llamar repollito? –Alcé las cejas, esperando una respuesta.

-A ver, incluiré algún mote en el guión a ver si la profesora me deja.

-Estás idiota. –Me reí, era la primera sonrisa después de teatro. -¿Cómo crees que la profesora te va a dejar?

-Con mis encantos, seguro.

Puse los ojos en blanco y Nathan se acercó a mí poco a poco, sabía lo que quería hacer. Quería besarme. ¿Por qué todo el mundo quería besarme justo ese día? Yo miré para el frente, sin saber qué hacer. Pero luego miré a Nathan, que estaba demasiado cerca de mí. Me volví a mirarle y me acerqué y nos dimos un beso lento y dulce, de esos que quería todo el mundo. De esos que había soñado yo. De esos que no quería con Nathan el primer día que lo conocí, porque me parecía un capullo integral. Un amor de esos que te lleva hasta las nubes, pero no, no te caes. Te deja ahí durante toda la relación. Eso era lo que yo no sabía y estaba descubriendo con Nathan Stiles.

 No hablamos durante la vuelta a mi casa. Solo sé que Nathan me había dejado en mi casa y le di un beso en la mejilla y en un pequeño susurro las gracias. Subí a mi habitación y el móvil sonó un par de veces. Al final, dejaron de institir lo que agradecí profundamente. El sueño me invadió profundamente y me dejé llevar cerrando los ojos.

-Te quiero, repollito. –Era la voz de Nathan. No me podía creer que había vuelto a soñar con él. –De verdad que te quiero.

-Pero estás con Amanda.

De repente, el cuerpo desnudo de Amanda volvió a inundar mis pensamientos. Como la última vez, como lo que me había hecho Josh en el verano.

-Tú no me quieres. –Dije con desprecio. –Tú eres igual que todos.

-Pero, eso ya lo sabías, ¿no? –Contestó Amanda. –Entonces, ¿por qué te estás enamorado de un mujeriego si esto es lo que va a pasar una y otra vez?

Abrí los ojos como platos. Sé que como el primer sueño, este me iba a influir mañana al ver a Nathan. No había tenido eso en cuenta: Nathan había estado con muchas chicas. ¿Por qué iba a estar solo conmigo, que era lo que yo deseaba profundamente?

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¡Siento muchísimo lo que he tardado en subir, pero no me vais a creer! He estado mala e ingresada en el hospital durante días. Y ahora lo estoy subiendo desde mi portátil con el internet de mi móvil LOL.

Bueno, este es un capítulo cortito porque apenas he tenido tiempo para escribir. Muchísimas gracias a todos que siguen apoyándome durante estas dos semenas que no he podido escribir y lo siento muchísimo, de nuevo. Aquí hay un acercamiento ya de los problemas y entre Ally y Nathan, así que espero que os guste kjhfkdsjfksdf. Gracias de nuevo a todo el mundo por seguirme y darle a la estrellita. En serio, os adoro a todos.

¡Una vez más, gracias por estar aquí!

Amor contradictorioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora