Capítulo 19.

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–¿Qué tiene que ver todo esto con esa chica? ¿Qué pasa? –Preguntó Nathan.

Me quedé mirando para el frente sin contestar a Nathan. Guardé el archivo donde estaba y mi móvil empezó a sonar. Los dos nos agachamos rápidamente para que no nos viera el guardia de seguridad y saqué mi móvil rápidamente mientras sonaba la canción de Don’t stop de 5 seconds of summer y colgué.

–¿¡No se te ocurre ponerlo en silencio!? –Susurró Nathan, alzando la voz más de lo normal.

–Lo siento, no me acordé… -Susurré.

El guardia se acercó a nuestro pasillo, ya que escuchamos los pasos más cerca. Nathan me señaló la mesa con la mano y me escondí bajo el escritorio. El guardia entró en el despacho del director y vio a Nathan agachado, intentando esconderse.

–Stiles, ¿por qué no me sorprende nada?

–Hola, Joey, ¿qué tal? –Hizo una sonrisa angelical, pero el guardia no se inmutó.

–¿Con quién estabas hablando? He oído voces.

Mi cuerpo se congeló. Estaba segura de que Nathan iba a decir mi nombre, que me iba a delatar por todo lo que le había hecho. Estaba segura de que lo quería es quitarme de en medio.

–Mi novia me llamó y hablé con ella. Cuando cuelgo sin contestarle, se pone muy furiosa.

Mi cuerpo se relajó y dejé escapar una sonrisa. Nathan no me había delatado, aunque ahora no seamos pareja, él aún me aprecia.

–Muy bien, pues salgamos de aquí. Esto se merece expulsión.

Y Nathan y el guardia se fueron del despacho del director, dejándome sola La duda que me aterraba es cómo podía salir yo de aquí. Cuando dejé de escuchar las voces de ambos, salí del despacho lo más rápido que pude y vi que el coche de Nathan ya no estaba. ¿Y ahora cómo iba a volver a casa?

 

Llegué al instituto al día siguiente y me acerqué a Nathan, que no sé la razón de por qué estaba en el instituto si el guardia le había pillado.

–Nath… –Me interrumpió la ñoña de su novia, de nuevo.

–Allison, eres una pesada.

–Tú sí que eres una pesada, cállate, tengo que hablar con él.

Nathan no dijo nada ni defendió a nadie, por lo tanto, estaba segura de que su novia le había dicho algo por haberme defendido ayer.

–¿Qué haces aquí? ¿No te habían echado? –Pregunté, bastante seria.

–Joey es un amigo.

Me quedé mirándole. Por lo tanto, Nathan me había dejado ahí a propósito. Me había dejado sola queriendo. Mis ojos se llenaron de lágrimas y agaché la cabeza mirando al suelo. Negué con la cabeza dejando solo a Nathan, mientras él seguía con su sonrisa bulona. Varias lágrimas cayeron por mi rostro y me fui del instituto sin mirar atrás.

 

Llamé de nuevo a Evan, que me seguía sin coger el teléfono y miré hacia su casa. Me acerqué a paso lento y piqué en el timbre de la puerta. Evan me abrió con un par de moratones en sus brazos, que se tapó con la manga de su chaqueta al mirarme.

–¡Allison! –Cerró la puerta tras de él, quedándonos los dos muy cerca. La verdad es que no me importó. –¿Qué haces aquí?

–La violaron. A Jennel la violaron. ¿Te lo hacen a ti, Evan?

Él se quedó en silencio, sin contestarme. ¿Sería su madre o… su padrastro? ¿Su hermana? ¿Su tía?

–Evan, lo podemos denunciar.

Amor contradictorioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora