Capítulo 6

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-Oh, mierda. –Miré hacia los lados para tratar de esconderme, pero ya era demasiado tarde. Nathan me había visto.

-¿Ese no es Nathan? –Ann me miró y le dio un trago a su tercer cubata.

-Sí, muy inteligente. –Bufé. -¿Me persigue o qué?

-Creo que sí. –Rió Ann por lo bajo.

Pero Nathan tenía otros planes y no era exactamente yo. Amanda apareció con un vestido negro e igual que el de Ann. La miré y me reí un poco.

-La zorra de Amanda lleva tu vestido. –Le di un trago a mi cubata y lo terminé. Me prometí a mí misma que no iba a beber nada más. –Pero a ella le queda peor que a ti, claro.

-Esa asquerosa quería ligar con mi Oli. –Apretó el cubata que tenía en su mano mientras apretaba también su mandíbula. –La odio a muerte.

-Ya somos dos.

Nathan sonreía algún par de veces, pero más que ligar con ella parecía que le estaba molestando. Amanda le dio un pico y se marchó, pero Nathan suspiró aliviado. Alzó la mirada y me vio mirándole. Aparté la mirada para otro lado rápidamente, subiéndose el color en mis mejillas.

-Me ha pillado mirándole. –Miré a Ann, que había pedido otro cubata. -¡Deja de beber de una vez! ¡Te vas a emborrachar de una forma…!

-Mejor. –Replicó. –Oliver está bailando con una puta muy fea.

Miré hacia la pista y vi que Oliver estaba bailando muy pegado a una chica rubia que tenía mucho potaje de maquillaje por la cara. No sé por qué pero a mí también me molestaba que Oliver bailara con esa chica.

-Hola. –Una voz sonó en mi oído que hizo que empujara a Nathan lo más fuerte posible. –Auch…

-¿¡Qué mierdas haces aquí?! –Le pregunté enfadada. – ¿Por qué me sigues? –Alcé la voz fuerte.

-No te sigo… -Se acercó a mí. –Le sonsaqué a Ann dónde ibais a estar esta noche.

-Traidora. –Dije para mis adentros. –Bien, pues quiero que te marches. Estoy cansada de que me acoses en todos lados. No me dejas en paz.

-No aprobaste el examen de química. –Sonrió de lado. De nuevo su sonrisa prepotente. -¿Es que es porque estabas pensando en mí?

Mis mejillas volvieron a subir de color y bajé la cabeza. La verdad es que después de la biblioteca no paré de pensar en él, pero eso no lo podía admitir. Quise que la tierra me tragara en ese mismo momento.

-Por supuesto que no. –Repliqué un tanto nerviosa. –Tengo muchas cosas más importantes en qué pensar. Sobre todo en que tengo que ir al dentista para hacerme una limpieza o... –Fruncí el ceño pensando en lo que me había dicho. -¿Cómo sabes que no aprobé química?

-Tengo espías. –Me dijo a su oído, haciéndose el interesante. Pero le volví a empujar.

-Que no te acerques a mí, ya te lo he dicho.

-¿Quieres saber cosas de mí? Un baile, tres preguntas. –Contestó. –Una lenta, cinco preguntas. –Se acercó a mi oído. –Un baile muy muy muy pegado, diez.

-No me interesa tu vida, ¿sabes? –Le volví a empujar. –Eres un pesado y a mí no me interesas.

-Pues deberías follártelo. –Contestó Ann, ya ebria. La miré y seguía mirando a Oliver y a la chica rubia. -¿Qué más da?

-Joder, Ann. –Le cogí el vaso y se lo puse en la barra. –Para de beber de una vez.

-No eres mi madre. –Alzó la voz, enfadada.

Amor contradictorioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora