Capítulo 23

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(Último capítulo, falta el epílogo)

Cerré mi maleta cuando miré la hora. El avión salía en menos de tres horas y  no tenía forma de pararlo. Me iba a Oxford sin mis amigos, sin mis padres y me iba a Oxford sin Nathan. La cogí y miré alrededor de mi cuarto por última vez. Me estremecí al verlo tan vacío: no estaban las fotos con mis amigos, ni los premios de natación que alguna vez conseguí ni las entradas del concierto de Simple Plan, cuando Ann y yo nos colamos en el backstage intentando ver a Pierre.

Suspiré y bajé por las escaleras. Vi a mi madre con los ojos rojos de llorar mientras que Oliver estaba abrazando a Ann e intentando que ambos no lloraran. Me acerqué a mi madre y la abracé fuerte, porque sabía que le iba a reconfortar.

–Que el señor Stiles no te haga trabajar mucho, ¿vale? –Sonreí, intentando hacerle sacar una sonrisa.

–Lo intentaré, mi niña bonita. –Me acarició la mejilla y me besó la cabeza. –Pórtate bien y sé responsable. Sabes que tu tía vive en Swindon, por si necesitas cualquier cosa la llamas y ya está.

–Lo haré, mamá. –Sollocé, intentando que no se me cayera ninguna lágrima. –Estaré bien, te lo prometo. Y te llamaré todas las noches.

–Prométemelo...

–Te lo prometo.

–Te quiero.

–Yo también te quiero, mamá.

La abracé fuerte, intentando que nunca se alejara de mí. Iba a echarla mucho de menos en Inglaterra. Echaría de menos su comida, sus broncas, nuestras peleas, su no te dejo el coche, que me lo rayas. Iba a echarla demasiado de menos.

Me dirigí a mis amigos, que ya estaban soltando alguna que otra lágrima. Abracé a Ann muy fuerte y ella rompió a llorar 

–No quiero que te vayas...

–Lo sé, yo tampoco quiero irme. –Sollocé y nos abrazamos lo más fuerte posible.

–Prométeme que vendrás en vacaciones y... en Navidades. Nuestra tradición de final de verano.

–Eh, vendré. –Sonreí, intentando tranquilizarla. Me separé un poco de ella para mirarla. –Solo me voy en junio para arreglar todo el papeleo y conseguir habitación. –Le acaricié el pelo. –Te prometo volver.

Ella sonrió y notó mi cara. Quería saber dónde estaba Nathan y si sabía que me iría hoy, si nunca me perdonaría. Ann curvó los labios y me cogió de la mano. Me la acarició.

–Dice que va a ir a la Universidad de Nueva York. –Apretó los labios y cerró los ojos. –Le dejé una nota por debajo de la puerta que te marchabas hoy, pero no me ha llamado. También le avisé para la fiesta de despedida de ayer, pero...

Cerré los ojos intentando recordar la fiesta de despedida de ayer. Cantamos mis canciones favoritas, reímos, lloramos, hicieron un discurso precioso, y estaba ahí toda la gente que quería, incluso Evan. Estaban todos menos Nathan.

–Da igual, Ann, lo nuestro se acabó. –Dije, finalmente, concienciándome de ello. Nunca volvería a escuchar la voz de Nathan. Lo sabía.

Me acerqué a Oliver y él me rodeó con sus brazos. Mi francesito se iba a separar de mí por primera vez en todos los años que nos habíamos visto. Sé que me iba a echar de menos como yo le iba a echar de menos. Las lágrimas me cayeron con rapidez mientras recordaba todos los momentos que habíamos pasado juntos. Las gracias y los momentos entre amigos que nunca se podrían olvidar. Las cosas que los amigos comparten. Es difícil ver a un amigo irse, es difícil adaptarse y hacer nuevos amigos. Será difícil vivir sin ellos cuando ellos fueron mi vida.

–Cuídala. –Susurré. –O vendré desde Oxford y te castraré.

–Yo también te echaré de menos.

Le abracé lo más fuerte posible mientras mi padre metía las maletas restantes en el maletero. Les di un abrazo fuerte a los tres y luego les di varios besos. Los miré por última vez y me fui después de darle otro abrazo a mi madre.

–Sí, papá... lo llevo todo.

–¿Estás segura? –Preguntó, sollozando un poco.

–Sí... –Le abracé fuerte y cerré los ojos. Me correspondió el abrazo, abrazándome aún más fuerte. –Te quiero, mi niña pequeña que ya no es tan pequeña...

–Yo también te quiero, papá. –Las lágrimas volvieron a salir de mí, pero él me las secó sonriendo.

–Y no salgas con chicos.

–Estoy cansada de los chicos por una temporada... –Reí, intentando parecer no dolida 

Mis padres también sabían lo que había pasado después de la fiesta, ya que llegué con todo el rímel corrido, despeinada y el vestido echo una mierda de haberme caído por intentar ir tras Nathan, que me había hecho caso omiso.

–Bien... –Me acarició la mejilla y me dio un beso. –Llámanos, ¿de acuerdo?

–Lo haré.

Me sonrió por última vez y me dio un beso en la frente. Cogí la maleta de mano y pasé el detector de metales. Empecé a subir las escaleras mecánicas e creí escuchar que alguien me llamaba, una voz afónica, destrozada. Quería preguntar, quería comprobar, quería mirar si era Nathan. Pero miré para el frente y seguí mi camino: Oxford.

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Holu xzchsdkjnsad. Oh dios, creo que he llorado con este capítulo un poquito. Siento que sea más corto, pero según mi idea no lo he podido poner más largo. Aún así, aquí está el capítulo. El último capítulo de los repollitos. Ais, srsly, me da mucha pena terminar esta novela y creo que os echaré mucho de menos a todos ♥.

Igualmente, os quiero informar que todavía hay un epílogo, así que no me despediré del todo. Eso sí, este es el último más o menos larguito que tenéis, porque el epílogo será un poco más corto djfdksjkads. No quiero que me matéis por este final pls, aunque sé que lo haréis igual (?).

También quiero informar que he subido la sinopsos de Into My Shadows que es la nueva que tengo planeada hacer. Ya tengo seis capítulos escritos, aunque por la universidad y demás tengo poquito tiempo para subir cosillas.

Una vez más, muchas gracias por estar aquí conmigo. Por esas grandes estrellitas que me dais y vuestros comentarios que me animan a seguir escribiendo y a tener nuevas ideas para nuevas novelas (ya tengo dos más a parte de Sin miedo a la oscuridad, vale ._.). Espero que os haya gustado este capítulo y esta novela tanto como a mí. Gracias por estar ahí conmigo, gracas por apoyarme. Sois geniales.

Cualquier duda, cualquier cosa, mi twittah: @beyondstiam


Amor contradictorioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora