Capítulo 4.

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Varias semanas después de lo de Nathan, me senté en la biblioteca esperando encontrar paz y tranquilidad. Había quedado ahí con Oliver y con Ann, tenía que explicarles lo dado en química. Un olor a menta me atrajo de repente y cuando quise mirar, unas manos me taparon los ojos.

-¿Adivinas quién soy?

-No, ni tampoco quiero saberlo.

-Lo que significa que no tienes novio. -Nathan apartó sus asquerosas manos de mi cara y se sentó a mi lado. -Hola, repollito, te echaba de menos.

La mandíbula se apretó como si al escuchar esa palabra fuera una reacción normal. Cogí mi libro de química y le empecé a pegar en el brazo.

-¡Quiero que te marches!-Grité susurrando-¡Ya!

-Qué mal genio tenemos algunas. -Se quejó y me cogió el libro de química. Luego miró la portada y sonrió dulce. -¿Nunca te diviertes?

-Sí, pero no contigo.

-Lo harías.

-No me interesa.

-Si no te interesara, no te habrías puesto roja.

El color de mis mejillas subió más todavía y me puse las manos en la cara. Nathan se rió y yo le pegué un fuerte codazo.

-¿Es que nunca te cansas de joderme? -Cogí mi libro de química de mala gana.

-Amanda Hawthrone no te cae bien, ¿verdad?

Miré hacia delante cabreada. No podía ser que este hombre hubiera llegado a último año con la misma edad que yo. Puse mis ojos en blanco y seguí con mi trabajo haciéndole caso omiso. Empecé a hacer un ejercicio de química fácil, para ir preparando el estudio.

-Ally. Ally. Ally. Ally. Ally. Allison.

Repitió mi nombre tantas veces que mi cabeza empezó a confundirse de tal manera que ya no sabía ni cómo era el elemento del hidrógeno. Le miré con los ojos entrecerrados y una señora mayor y con las arrugas por toda su cara se nos acercó.

-Será mejor que os marchéis si no venís ni a estudiar ni a leer. Esto no es una discoteca, muchachos. -Y se marchó.

-Vaya mujer más irritable, ¿no? -Alzó las cejas.

-Es que tiene razón, eres un pesado. -Le empujé. -Quiero que te vayas y que me dejes estudiar.

-No, venga, ayúdame a estudiar… -Miró la asignatura que estaba estudiando y me sonrió de lado. Con su sonrisa prepotente que tanto odiaba-Química. ¿Crees que hay química entre nosotros dos?

Cogí aire en mi boca y mis mejillas se hincharon en forma de enfado. Nathan levanto la mano y apretó una de mis mejillas que hizo que todo el aire saliera. Le volví a pegar con mi libro de química.

-¡No me vuelvas a tocar! -Alcé la voz y el sonido de la señora de la biblioteca sonó en mis oídos escupiéndome en la cara. –Lo siento, señora. –Contesté con un poco de asco.

Nathan rió por lo bajo y yo le eché una mirada que le hizo estremecerse. En ese momento, Oliver y Ann se acercaron y se sentaron con nosotros. Oliver sonrió a Nathan y él le saludó con la cabeza y luego le sonrió dulce a Ann. Noté un extraño movimiento por debajo de la mesa, pero tampoco me extrañé y seguí mirando a Nathan.

-Tú, ¿quieres irte? – Le dije de mala gana. –Estoy cansada de que vengas y que me molestes. Así, suspenderé este trimestre.

-Venga, ¿tú? –Él se rió y yo alcé las cejas.

-No soy tan buena estudiante como crees, aunque seguro que mucho mejor que tú.

-Oh, ¿y eso debería ofenderme? –Él se rió dulce y luego me volvió a mirar de arriba abajo. –Está bien, me iré.

En aquel momento, di gracias al cielo porque se marchara de una vez. Pero Nathan, no tenía los planes de dejarme tan fácilmente como yo hubiera querido.

-Pero si sales conmigo en una cita. –Sonrió de lado.

Mis mejillas se encendieron y Nathan sonrió. Ann y Oliver levantaron las miradas de los libros y me miraron perplejos. Yo no supe decir nada en aquel momento, solo quería que la tierra me tragase. Miré a los libros, haciendo como si no hubiera escuchado nada. Cerré los ojos e intenté que mi respiración no fuese acelerada y que las palpitaciones de mi corazón bajaran. Finalmente, pasados unos segundos miré a Nathan.

-Tío, ¿qué parte no entiendes de que no me interesas? –Solté una sonrisa falsa, que no me la creí ni yo. –Vete con esa zorra de Hawthrone que son más de tu tipo y a mí déjame en paz.

Recogí los libros de encima de la mesa, miré a Ann y a Oliver y me marché de la biblioteca con los ojos inundados en lágrimas.

Un whatsapp sonó debajo de mi torso y lo saqué de ahí. Después de lo de Nathan, no había podido estudiar nada más de química así que me puse a escuchar un poco de música mientras hacía los deberes de historia en mi portátil. El whatsapp era de Ann, para saber cómo estaba ya que había visto toda la escena con Nathan. Dejé de nuevo mi móvil al lado del portátil y me quedé mirando al techo. Cerré los ojos y me dejé llevar por el sueño.

-¡Pero tengo miedo! –Grité riendo.

-Va, por favor, hazlo por mí… -Una voz extraña retumbó detrás de mí.

-Está bien…

Entonces me subí al puente y miré al río. Tragué saliva y vi como el agua pasaba a toda velocidad. Una chispa de adrenalina inundó mi corazón que latía con fuerza al mirar hacia abajo. Miré al chico que estaba detrás y él me sonrió.

-Te quiero, repollito. –Me dio un beso dulce en los labios y acarició mi pelo.

Yo sonreí y volví a mirar al río. Pensé en todo lo que haría por amor y todo lo que haría por él. Cerré los ojos y di un pequeño salto, la cuerda cayó más rápido que yo. Me estaba acercando demasiado el suelo. Vi como Nathan sonreía hasta que me di cuenta que iba sin cuerda.

El amor te deja ciego.

Tan ciego, que darías la vida por ello.

En ese momento, noté un fuerte tirón en la cuerda. Me quedé paralizada, creía que podía tocar el suelo con los pies y miré hacia arriba.

El amor te deja ciego.

Tan ciego, que darías la vida por ello.

Pero muchas veces, merece la pena.

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Holi, muchas gracias por estar otra vez aquí leyendo de nuevo mi novela. Me hacéis realmente feliz. Pues me encanta cómo está hecho este capítulo. Para mí, uno de los mejores que he hecho porque me he reído varias veces escribiendo y el final es como un consejo y me encanta *-*. Sento no haber podido subir antes, pero es que apenas teno tiempo para escribir. Así que bueno... Pero aquí está! Jajajaja. Gracias a todos de nuevo y un beso muy fuerte ♥

Amor contradictorioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora