01. La llegada de Weindirus

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Azazel apenas había logrado salir intacto la otra noche, sino fuera por Nina. Gracias a su transformación de dragón, Azazel pudo escapar. Pero aún así sentía vergüenza: no pudo desaserse a Chorice.

Estaba echado en una cama de madera. Esa niña zombi le había curado sus heridas y vendado el cuerpo. A su costado estaba Nina, cubierta por una manta blanca sobre la banca, sin ropa. La chica, apenada, le estaba contando su historia, de su secreto para convertirse en un dragón: cuando su corazón se aceleraba al ver a un chico lindo.

-No creo que te sea de itulidad, ni para ti ni para los demonios-le dijo la chica, triste. -Soy un desastre.

-No lo eres-dijo Azazel. -Si tu no puedes controlarte, entonces yo lo haré.

-¿Qué estas diciendo?

Después de una pausa, Azazel dijo lo más descabellado que alguien le dijo jamás a Nina:

-Haz el amor conmigo, y conviértete en dragón.

-¡¡¡¿QUÉEEEE?!!!-gritó Nina, con la cara roja.

De pronto escucharon una risa. De la escalera que daba a la entrada de la enfermería apareció una mujer encapuchada. Llevaba una camisa blanca con chaleco azul y unos pantalones. Al cinto llevaba una espada corta, y de la bota sobresalía una daga. Llebava un bolso de cuero de tamaño mediano. Se quitó la capucha, mostrando su rostro moreno de dos ojos verdes grandes y de facciones suaves. Su pelo corto estaba con dos coletas pequeñas detrás de la nuca. Parecía una adolescente, pero su su tamaño era evidente que pasaba de los veinticinco. Estaba limpiándose una lágrima de alegría, tratando de parar la risa.

-¡Qué clase de bruto le dice eso a una dama!-dijo la mujer, volviendo a reír.

Azazel y Nina estaban sorprendidos de su aparición.

-¿Tú... escuchaste muestra conversación?-dijo Nina, asustada.

-Sip, pero no te preocupes, tu secreto está seguro conmigo.

Se sentó al lado de Azazel. Optó una mirada seria, y le miró atentamente. Azazel se sentía incómodo. De pronto, la mujer le dio una bofetada.

-¡Oye, cuál es tu problema-pero lo interrumpió otra bofetada, justo en el lado opuesto, para que combinara con el otro cachete rojo. -¡¡Ya para de hacer eso!!

-Te lo mereces por ser tan estúpido-le regañó la desconocida. -¿Qué clase de idiota se lanza sobre los hombres del Rey sin un plan previo?

Se levantó de la cama, y sacó unas prendas de su mochila.

-Hey, Azazel-le dijo la mujer, con la expresión alegre devuelta en su rostro. -Cierra los ojos.

-¿Qué?

-Solo cierra los ojos. No me obligues a usar la fuerza bruta.

De mala gana el demonio le obedeció. La mujer, a pesar de las objeciones de Nina, le quitó la manta, y se la tiró a la cara de Azazel.

-¿Qué rayos...-dijo sorprendido, mientras se disponía a librarse de la tela.

-¡Ni se te ocurra quitarte eso, pervertido!-la mujer le dio un golpe en la cabeza. -¡Hay una chica desnuda aquí! ¡Ten algo de decencia!

El demonio paró de pelear con la manta en su cabeza y se quedó callado. Mientras esperaba, Nina se iba poniendo la ropa que la mujer le dio.

-¿No es mejor así?-le dijo la mujer cuando terminó de cambiarse.

Nina llevaba un vestido marrón con un cinturón de decoración y unas pantis verdes amarillentas. Sus botas eran de una tela normal relleno de felpa.

Me enamoré de un demonio (Azazel x Nina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora