Bajaron del bote todavía cubiertos por la niebla. No muy lejos estaba el carruaje de Weindirus. Se subieron, y se dirigieron a la base de la diosa. En el camino, les dio a los humanos ropa nueva para cambiarse. Obviamente puso un biombo grande y grueso para que los caballeros respetaran la privacidad de la Santa. No se tomaron mucho tiempo. Rita y los dos demonios iban fuera del carruaje, conduciendo.
Llegaron rápido, cerca de la media noche. Los humanos quedaron con la boca abierta al ver todos esos demonios.
-¿Acaso planea derrocar al Rey?-le interrogó Kaisar a la diosa.
-Sí, algo por el estilo-dijo con indiferencia Weindirus, pero sonriendo. -Verán, muy pronto pasará una sangrienta guerra entre dos mundos. Una que podría acabar con la vida del planeta. Pero no hay problema, yo ya tengo un plan. Y me temo que eso los incluye un poquito.
-¿Y para ti que es un poquito?
Les fue explicando uno a uno su papel en este juego. A Jeanne le dijo acerca de Mugaro: estaba a salvo, pero en la Tierra de los dioses, y Gabriel lo iba a usar como arma contra los humanos. Weindirus había conseguido un emisario para poder enviarle a Mugaro un mensaje, una promesa. Y la Santa era la promesa. A Kaisar lo necesitaba porque, al ser el capitán de los Caballeros de Orleans, conocía sus formaciones, armamento y estrategias. Le iba a servir como un informante sobre Chorice y sus hombres. A Favaro solo lo sacó de allí simplemente por ser prisionero. De algún modo, el Rey había descubierto que él era el Caballero Celestial, el que venció a Bahamut, y, en un acto de celos, lo aprisionó y jugó con él como un muñeco de trapo.
Les ofrecía ciertas opciones y oportunidades: la de unirse a ella o andar a correr por el campo abierto libremente. Kaisar en un principio se había negado a participar en esta lcoura, pero tuvo que meditar un rato su propuesta. Sí esa era la única forma de detener a Chorice y de salvar el mundo, no debía dejarla pasar. Aceptó al final, pero con la condición de que solo capturarían al Rey. La diosa se limitó a decirle que no prometía nada. Jeanne aceptó inmediatamente. Lo único que quería era ver de nuevo a su hijo. Favaro empezó a fanfarronear de que el Rey estuvo celoso de él, como si hubiera encontrado oro. Y cuando supo que era opcional pelear en esta guerra o no, tuvo un inmenso alivio. ¡Al fin estaría libre de responsabilidades! ¡Nada más con demonios o dioses o criaturas destructores de mundos! ¡Solo licor, mujeres, dinero, y más licor!
Mientras estos discutían, Azazel buscaba con la vista a alguien. Tal como le había prometido, había llegado con seis horas de anticipación, antes que saliera el sol. Pero era extraño no encontrarla. Quizás estaba ocupada trabajando. El lugar estaba atiborrado de demonios grandes y fornidos, listos para pelear. Ya había llegado el último grupo. Todos los niños y enfermos habían sido enviados al campo, y todos los guerreros que Weindirus había contactado ya se hallaban allí. Posiblemente Nina estaba atendiendo a los recién llegados.
Se fue al puesto donde se entregaban a los soldados una manta con ropas nuevas, junto con una espada y un casco con armadura. Ella solía estar allí a disposición de los demonios, cubriendo sus necesidades, pero se sorprendió de no verla allí. En cambio, estaba Salazar, otro de los generales de Weindirus, atendiendo el puesto, junto a otros demonios ayudantes. Este también se sorprendió de verlo.
-¡Azazel! Veo que tuvieron éxito en la misión.
-¿Dónde está Nina?-dijo en secó el peliblanco.
Salazar intercambió miradas nerviosas con sus compañeros. Tenía la frente perlada de sudor. Temía lo que le iba a decir. Justo llegó Weindirus, interrumpiendo en la escena.
-¡Hola a todos! Salazar, te presento a Kaisar, Jeanne y Favaro-los presentó al toque. -¿Por cierto, dónde está Nina?
Salazar no tuvo otra opción que decirles la verdad. Con un poco de temor, les dijo tartamudeando:
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Me enamoré de un demonio (Azazel x Nina)
FanfictionAzazel quiere recuperar la gloria de los demonios, y para eso planea controlar el corazón de Nina, el Dragón Rojo. El problema es que ni ella misma sabe cómo controlarse. En eso llega una mujer misteriosa que decide ayudarlos para cumplir su cometid...