16. La fuga

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Caminaron entre los pasillos hacia una sala especial de reuniones. Al llegar allí, había un par de demonios apuntando al "invitado" con sus lanzas. Llevaba una capucha que le cubría el rostro, sentada a espaldas de la entrada. Los demonios no parecían contentos con ella. Weindirus les dijo que les dejara a solas. Una vez que los soldados se fueron, la invitada se levantó y se giró hacia ella, quitándose la capucha.

-Hace tiempo que no te veo, Sofiel.

-Lo mismo digo.

-¿Y qué te trae a este mundo mugroso y humilde, que te hace separar de tu hogar con jabón y baño en casa?-decía bromeando Weindirus mientras se sentaba sobre la mesa.

-Hay algo que me preocupa. Es Gabriel. Ella...

-Ya sé, ya sé, planea usar a Mugaro para declararle la guerra a los humanos. Parece que se te olvidó que soy una diosa pitonisa.

-Sí... pero quiero que lo salves. Él todavía no está listo para algo tan grande como esto. Podría morir. Estoy dispuesta hacer lo que sea por él. Se lo debo... y también a su madre. Ellos dos salvaron mi vida una vez, y yo estaré siempre agradecida por eso. Y de algún modo... les haré de vuelta el favor-Sofiel había bajado la vista, con tristeza en los ojos.

Weindirus le palpó el hombro, tratando de animarla.

-No te preocupes, ya tengo todo bajo control. Muy pronto iré a rescatar a la santa de prisión.

-¿E-en serio?-dijo la diosa, sorprendida. -¿Jeanne está en prisión?

-Sí, pero yo me hago cargo. Sin embargo, quiero que hagas algo por mí. No te puedo dejar ir de vuelta a la Tierra de los Dioses sabiendo sobre nuestra base, pero lo dejaré pasar de alto si ne haces un pequeñín favor: trabaja para mí.

-¿Qué?

-Quiero que me informes de cada cosa que esa gallina con corona hace. Y también que atrases su ejército. No deben salir antes del día que Gabriel programa declarar la guerra. Y, si es posible, quiero que le pases un mensaje a Mugaro de mi parte. Dile que su muy buena amiga Weindirus le aconseja que no es necesario atacar a los humanos, que ignore todo lo que Gabriel le diga, porque yo misma haré que se reúna con su madre.

-¿Me estás pidiendo que traicione a Gabriel? ¿Que sea una espía para ti?

-Vaya, pensé que eras más lista que ella. ¿Qué no dijiste que harías lo posible por pagar tu deuda?

Sofiel pensó un rato en la propuesta. No debería si quiera pensar en traicionar a Gabriel. Ni si quiera debería estar allí. Pero, el favor que le debía a Jeanne y a su hijo era mayor a cualquier cosa. Estaba entre demonios, pidiéndole ayuda a una exiliada, porque sentía que estaban haciendo algo mal. El no estaba listo para la guerra, y sin embargo Gabriel no al escuchaba. No había caso. Debía aceptar. Weindirus ya tenía un plan, incluso un ejército entero para detener a Chorice. Podía evitar esta guerra sangrienta. Aparte que los demás demonios no la dejarían ir sabiendo lo que planeaban.

Sofiel asintió.

...

Se hallaban por el centro de la capital. Nina y el resto tenían que conseguir comida para el ejército. Axel se hallaba allí, junto a Lucas, Weindirus y Rita. Ya muy pronto iban a partir.

Según la información que la diosa pudo conseguir, Jeanne, la Santa, había sido aprisionada en la isla cárcel, justo donde se hallaba el capitán de los Caballeros de Orleans y su viejo amigo, junto a la arma del Rey. Esa misma noche iban a efectuar su plan de rescate y sabotaje.

-¿Por qué te tienes que ir?-se quejaba Nina con Axel. Mantenía los brazos cruzados, fingiendo enojo.

-Ya te lo he dicho, me necesitan para rescatar a la madre de Mugaro-le dijo este.

Me enamoré de un demonio (Azazel x Nina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora