15. La formación del ejército

369 15 8
                                    

El sol salía desde el horizonte, iluminando levemente el paisaje. Nina y Azazel caminaban a la par. La chica seguía sonrojada por el beso de hace un rato. El demonio le hizo con sus esbirros sombras unas telas para cubrirle. La llevaba de la mano, lentamente, hacia el carruaje de Weindirus.

Apenas puso un pie adentro, Bacchus le tiró a la cabeza su copa. Él y Nina se sorprendieron con esto.

-¡¡Idiota!!-le gritaba el borracho.

-¡¿A qué ha venido eso?!-le gritaba molesto Azazel mientras se frotaba la cabeza.

-Desde acá adentro escuchamos la explosión-le regañó Rita. -¿Por qué la hiciste transformar? ¿Acaso le hiciste algo?

-¿Qué? Claro que no. ¿Por qué se ponen así? Ya antes había logrado transformarla.

-Ahora mismo los soldados están registrando cada centímetro de la capital tratando de encontrarnos, y tú andas estallando dragones- dijo Hamsa, colocándo sus alas en forma de asa. -Ahora dinos, ¿qué le has echo a Nina?, cuack.

Todos los miraban con el ceño fruncido. Incluso Weindirus, pero parecía estar fingiendo. Se notaba que ocultaba la emoción. Azazel intercambió una mirada con Nina, y ella asintió. Al fin dijo:

-Me le declaré.

Al principio el borracho, el pato y la zombi no entendieron bien a qué se refería. Después de analizarlo y de pensarlo, sus ojos empezaron a ponerse en blanco y a abrir la boca. Sus cerebros explotaron cuando lentamente el demonio tomó la mano de la chica.

-¡¡¡¿AAAAAAAAAAAAAAAAAHHH?!!!

-¡¡Felicidades!!-se tiró Weindirus sobre el demonio, cogiéndolo por el cuello para darle un coscorrón. -¡Me alegro tanto por ustedes! ¡Ya sabía que terminarían juntos!

El demomio se apartó de ella de un empujón.

-¿Cómo que sabías?

-Oh, vamos. Con esta clase de entrenamiento era muy obvio que terminarían juntos. Ahora dejemos esto a un lado y vayamos a un tema más importante. Debo mostrarles algo.

...

Se dirigieron a los barrios bajos de la capital, donde se hallaban los demonios. Por suerte, no había ni una sola alma a la vista. Ni si quiera un soldado. Caminaban tranquilamente por las calles desiertas. Weindirus le había dado un traje nuevo a Nina, un vestido marrón que antes le había prestado.

-¿A dónde estamos yendo?-le preguntó la zombi a la diosa.

-Por aquí-les indicó Weindirus.

Entraron por un callejón e ingresaron a un edificio grande y abandonado, hecho con cera y tierra. Era bastante espacioso, con una agujero en el techo que alumbraba todo. Estuvieron un rato allí, en el silencio, cuando escucharon unos pasos. De las sombras surgió un demonio, con vendas alrededor del cuerpo y una gaza en el ojo.

-¿Lucius?-se sorprendió Azazel de verlo.

-También me alegra verte.

-Pensé... que yo les había fallado.

-Pues te equivocabas-se plantó Weindirus entre los dos demonios, sonriéndole a Azazel. -Logré salvarlos a él y al resto de tus hombres antes que los soldados del Rey se hicieran con las suyas. Ahora, síganme-les hizo una seña.

Pasaron a otra sala, una mucha más amplia. Los muchachos se quedaron con la boca abierta. Había cientos de demonios, todos y cada uno de ellos preparándose para la pelea. Estaban dispersos por la sala. En una esquina había un pequeño fuego donde se preparaban las armas, y no muy lejos de esa esquina había una mesa donde los demonios se preparaban escudos y  creaban arcos con flechas.

Me enamoré de un demonio (Azazel x Nina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora