La gente huía desesperada por las calles, tratando de salvarse. Los caballeros de Orleans trataban de guiarlos a las salidas, igual de asustados que ellos. Las tiendas y los stans del mercado eran destruidos por la cola del Dragón Rojo, y aquellos que se atrevían a desafiarla tenían que lidiar con la furia de varios demonios. Azazel comandaba a sus hombres montado a la espalda del dragón. Los humanos apenas podían mantener a raya la brutalidad de los demonios. Eran más grandes a los que anteriormente se habían enfrentado, y parecían tan salvajes y desenfrenados como bestias salvajes.
Chorice se hallaba protegido por un grupo de soldados. No tenía la armadura adecuada para la batalla, y tuvo que tomar la espada de un caballero para pelear. No estaba listo para esta clase combates. Necesitaba volver al castillo y reformar sus hombres.
Pero la verdad es que estaba furioso. No podía creer que halla caído en esa trampa, y más en una que ese demonio ideó. Se sentía humillado, avergonzado. Si su arma secreta estuviera lista, le dispararía a ese desgraciado sin dudarlo, sin importar que destruiría la ciudad entera.
-¡Su Majestad!-se acercó un soldado. -¡Ya estamos evacuando a la gente, pero no podemos pelear en este lugar tan confinado!
-¡Continúen peleando!-le ordenó. -¡No deben dejar vivo a ninguna de estas bestias! ¡Pronto los soldados Onyxs llegarán, y será el momento perfecto para masacrarlos!
Le hizo una seña a los soldados que lo protegían para retirarse. Debía irse cuando antes.
-¡S-su Majestad!-volvió a llamarlo el soldado de antes. -¡A dónde va!
-Debo retirarme.
-¿Nos abandona?-dijo incrédulo el caballero. -P-pero lo necesitamos--
-Ahora mismo no tengo tiempo que perder. Peleen contra los demonios hasta la muerte.
Y se marchó, dejando perplejo a aquel hombre, quien empezaba a dudar de la capacidad de liderazgo de su Rey.
Los dejó peleando a su suerte, justo cuando el Dragón Rojo empezó a usar sus flamas. Lanzaba columnas de fuego a los caballeros, creando explosiones, y enviándolos a volar por los aires. Un golem, esos guerreros de piedra inmensos, apareció como pudo en el mercado, destruyendo parte del asfalto y algunas casas en el camino. Junto a él llegó un grupo de caballeros con armaduras oscuras, tal como había predicho Chorice.
Ante esto, Azazel tuvo que abandonar al Dragón Rojo, y se lanzó hacia los soldados Onyxs. Antes que estos formaran algún sello de poder anti-demoníaco, el Demonio de Trapo usó sus esbirros sombras para matarlos. En cambio, el golem pudo usar su poder para atacar al enemigo: en su martillo brillaba un gran sello verde. El ejército se ocultó como pudo para evitar ser afectados por esa magia. A cada uno se le dio un escudo especial para esta clase de situación: un escudo con una joya que contrarrestaba parte del poder de sus enemigos humanos. Aún sentían como si toneladas de agua no paraba de caer sobre ellos, pero al menos sus órganos ya no eran perforados, ni tampoco se desmayaba. Gracias a Weindirus pudieron salvarse. Incluso Azazel, que en medio de su vuelo se hizo al toque con sus sombras esbirros una capa que lo protegiera.
Por suerte, no tuvieron que ocultarse tras sus escudos por mucho. El Dragón Rojo se lanzó con furia contra el golem, y de un zarpazo destruyó el mango de su arma, desvaneciendo el sello verde. El guerrero de piedra no tuvo tiempo de reaccionar. La bestia lo embistió con su cabeza, haciendo que se estrellara contra un edificio. El golem cogió parte de una torre cercana, y se dispuso a partirle el cráneo a su enemigo. Azazel apareció frente las narices del guerrero, y con sus esbirros sombras destruyó la torre, haciendo que cientos de rocas que cayera encima del golem. Luego el demonio se apartó, para que el fuego no lo quemara. El Dragón Rojo cubrió por completo al golem de fuego, y luego se subió sobre sus hombros, lanzando más fuego. Con sus fauces le cogió la cabeza, y con todas sus fuerzas se la arrancó. El reptil empujó los restos del inherte golem de manera que cayera sobre un grupo de soldados que venían por apoyo.
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Me enamoré de un demonio (Azazel x Nina)
FanfictionAzazel quiere recuperar la gloria de los demonios, y para eso planea controlar el corazón de Nina, el Dragón Rojo. El problema es que ni ella misma sabe cómo controlarse. En eso llega una mujer misteriosa que decide ayudarlos para cumplir su cometid...