capitulo 42

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Gruñidos, maldiciones, forcejeos y gritos de agonia comenzaron a llenar aquel frio y oscuro pasillo de piedra.
Tienes una mano en la puerta de madera rustica que podia significar una salida de aquel maldito lugar. Pero no, no eras ningún cobarde, aun cuando no sabias quien eras, ciertamente la cobardía no era uno de esos rasgos que te definían.
Con fuerza enpuñas tu espada y comienzas a correr hasta llegar al 'Mataperros', te lanzas sobre el sin pensarlo dos veces y con el filo de la espada hacestas un golpe a su brazo izquierdo.
Escuchas como grita de dolor a la vez que sangre comienza a correr por tu mano, sacas el sable bañado en sangre y lo entierras una vez mas en su costado. Eso causa que la gran bestia pierda el balance y caiga sobre ti, pierdes la nocion de lo que sucediabpor unos instantes, divisas como en la lejanía, como los presos le brincan encina a aquel animal como hormigas. Reaccionas y tratas de alcanzar el sable que está a unos centimetros de tu mano, pero no logras alcanzarlo, el pesado hombre seguia encima de ti y no podias salir de alli.
Con terror vez como te toma del cuello y comienza a golpearte contra el suelo, los golpes de los pricioneros no le hacian mella y no lograron detenerle. Vez como con su mano sana empuña su cuchillo ensangrentado y te lanza un corte a tu mano izquierda.  El dolor se apodera de ti mientras gimes y lagrimas escapan de tus ojos al ver como tu mano cercenada cae a unos metros de ti. La risa horrible de aquel animal rebota en las paredes toscas de aquel lugar.
Te llenas de rabia, no ibas a morir alli.
Estiras la mano y logras tomar entre tus dedos el mango del sable, aprovechas que los reclusos le estan golpeando el rostro y estiras rápidamente el brazo y entierras la hoja de la espada en el cuello de aquel animal, sientes como la misma perfora su piel y da paso a que su cuello llore espesas lagrimas rojas. La arteria se raja al momento de sacar la espada y te baña de sangre. Un gemido ahogado y los ojos desorbitados de aquel animal hacen contacto con los tuyos una última vez. Cae sobre ti, el peso muerto del 'Mataperros' es demasiado para ti. La perdida de sangre hace que te sientas con la cabeza liviana y comienzas a perder los sentidos. A lo lejos escuchas las voces de vitoreo de los presos. Pero poco a poco te desconectas de todo aquello..  Escuchas antes de caer inconciente a un preso decir "se necesitaba un zorro para que matara al cazador"

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