capitulo 106

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Las luces se van acercando a medida que tus últimos alientos salen de ti. Miras a tus espaldas y vez las siluetas negras como se desplazan en las oscuridad dandote caza sin aflojar el ritmo.
Ya tienes ante ti un enorme arbol, las hermosas luces rosadas adornan aquel majestuoso lugar.
Ya tus piernas no pueden mas, te dejas caer aceptando tu destino.
Cuando suena a lo lejos un cuerno, vez como del arbol caen siluetas que con velocidad se mueven de lado a lado. Ante la tenue luz rosada aquellas sombras se alargaban, dejando ver una danza de sombras siniestras.
Una lluvia de dardos cae sobre aquellas bestias, mientras algunos caen heridos y otros huyen gimiendo.

Un hombre de tez negra se acerca a ti y te apunta con un arco. Otros caen alrededor tuyo con lanzas, espadas, hachas y cerbatanas. De forma amenazante acerca su rostro a ti, y te toca la ropa.
-"¿quien eres? Y ¿que buscas?"

Levantas tus manos y balbuceas fatigado todavia por la persecución.
-"mi nombre... Segun recuerdo con esfuerzo... Agarras tu frente al sentir un punzón, es Alejandro... Cervero"

Entre ellos comienza un murmuro, el hombre de tez negra apunta su arco a ti.
-"¿Que hace un principe en medio de un bosque y de noche?"

Permaneces cayado, uno te golpea la nuca y te aconseja que hables.
-"estoy huyendo del castillo, necesito salir de aqui... Salir de este continente e ir a mi hogar"

-"¿y llegaste aqui?"-no creia nada de lo que decias -"¿andas solo?"

-"estoy solo, esos huargos me acechaban y tuve que uir antes que me atraparan"
"El hombre se estrujo sus ojos, es tarde,  Fausto, Rios, llevenselo a las jaulas, ya mañana veremos que hacer con el... "-se giro a tres hombres - "contacten a Arlet Jatziri y corrobora si su principe esta con ella"

Dos grandes hombres te toman por los brazos y te levantan, no tenias fuerzas para luchar, estabas demasiado de cansado y solo querías descansar.

Te dejas arrastrar hasta llegar a losbpies de un enorme arbol, donde habian incontables jaulillas colgando.
Bajan una y la abren, dentro habia una osamenta, con gastadas ropas y esprecion de terror. La sacan de una patada y te lanzan a su interior. Te desplomas en aquel pequeño espacio, mientras vez como cierran la puertecilla.
La jaula comienza a moverse de lado a lado mientras el suelo se va despegando. Pronto ves todo el bosque y contemplas la hermosura del cielo estrellado.

Descansas por unos segundos y observas como el guardia que está recostado en la base del árbol comienza a quedarse dormido. Miras a tu lado y vez otra jaulilla.

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Decides balancearte - capitulo 132

Decides esperar - capitulo 133

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